Dos textos del libro de Wafi Salih

(presentados por Juan Carlos Vásquez)

C

arl Gustav Jung utilizó el concepto de arquetipo, una reproducción que integra una óptica compartida después de una acumulación de tiempo y lapsos precisos. La expresión del instinto, sus formas y figuras.

En Discípula de Jung, la escritora Wafi Salih se permite ahondar en ello, se psicoanaliza en los textos. Hurga en experiencias pasadas, busca en el subconsciente y reinterpreta situaciones y experiencias que quedaron a medio camino. Conductas que pudieron ser reparadas y no lo fueron, en ocasiones con un toque de humor, en otras, por medio de monólogos donde establece los porqués. No objetivando razones cercanas que bien conoce, pero sí mostrando esa confabulación externa que precisa el instante.

Wafi Salih es una escritora con una larga trayectoria. Escribe poesía haiku. En estos 48 relatos que conforman Discípula de Jung se percibe la concepción desde lo poético.

«Escribía anécdotas, ideas, situaciones, pequeños relatos que fueron creciendo hasta convertirse en un libro al que luego le di un sentido por sus semejanzas y características», me dice la autora con humildad y sencillez en una conversación.

Después de leer el libro recordé otras pláticas que tuvimos y relacioné de inmediato los textos con su temple. La naturalidad de las historias la representan. Es de esos autores (más que auténticos) que están enmarcados dentro de sus obras.

«El destierro, un ambiente donde teatraliza lo perturbador con toques humorísticos, las relaciones, los pájaros».

Fragmentos que relativizan todo:

«Como si fuese un complejo vitamínico el psicoanálisis, acuesta en el diván a mi angustia»…

«Y casi sexo, sexo. Amor, una cama, cubierta de pétalos. La muerte y la infidelidad, etcétera».

Discípula con un entusiasmo desmedido por vivir, aprender y aplicar las verdades, sus verdades, sus confrontaciones. Por encarar lo triste o lo absurdo y desmantelarlo ante nuestros ojos.

Wafi no se detiene en su avance proactivo. Diría yo que su lealtad a tan suprema figura fue transitoria, al concluir, se ha rebelado al maestro que se representó en la consecución de su sueño.

Discípula de Jung

Una brisa sopla entre las ruinas de esta ciudad. A la marcha de la escuela de letras, se le suman las demás facultades. Desde el rectorado todas las acciones son inútiles, las decisiones vienen del alto gobierno. Los estudiantes exigen designar un presupuesto acorde a las necesidades de la universidad.

Hace 20 años en medio de una acción revolucionaria recibí un disparo en el estómago, eso me impidió huir como el resto de mis camaradas. La policía me recogió llevándome a un hospital que quedaba relativamente cerca de la capital. Estuve varios días inconsciente, entre los sopores de la fiebre. Al despertar, mis brazos amoratados soportaban unas agujas, que servían para pasar los medicamentos, su lentitud producía un estado de ansiedad que solo calmaba el cálido sabor de su piel, en mi delirio. Mi nariz estaba conectada a una manguera de oxígeno, aunque lo que más me atormentaba era la sed alimentada por el dolor zigzagueante en toda la región hepática. Cada uno de mis átomos luchaba, mientras con un silencioso ritual me vestías y se regeneraban mis tejidos, en ti celebré mil vidas, sin necesidad de articular una palabra, pues mis palabras no traicionarían mis convicciones.

Cuatro meses después, en una de las diarias visitas del doctor, me levantaron de la cama, caminé apoyado por ella, mi alma se estremeció en su latido, hizo en fragmentos estallar mi mundo, tanto que navegué un océano en su aliento, no oí ni el diagnóstico, ni la decisión, de trasladarme a una cárcel. Ese día se marchó, evadió el sonido del mar en mi pecho, su corazón lo tradujo, y se espantó. Al despertar, solamente cuatro policías militares con orden de traslado.

Antes de llevarme a la cárcel me interrogaron en unas cuantas oficinas del centro. El informe psiquiátrico que ella certificó, explicaba que era un trauma que me impedía recordar, eso no los disuadió de la tortura. Minaron mi cuerpo de vejaciones y al cerciorarse de que no hablaría, me sacaron de ahí. Caminamos por un pasillo largo, con poca ventilación. Bajando las escaleras, la vi de reojo, a toda prisa, pasó por mi costado, sin voltear, con la frialdad de una desconocida.

Colibríes

Metáfora del vuelo

«La esencia del pájaro no está en el vuelo, esto reduce el ser del pájaro a un sofisma, no es así de simple, poetas. Al hablar de su ser, de la esencia, debemos expandirnos en el universo que encierra su individualidad, en los detalles menudos y trascendentales, por ejemplo, en la topografía de su cuerpo, en ella, majestuosamente tallada, una figura altiva, pero esto a la vez, marca distintiva que niega la posibilidad de ver a todos los pájaros iguales. Cada biotipo abre las aspas donde la identidad encuentra el punto disyuntivo de la desemejanza. El vuelo iguala a todos los pájaros, afirmaría un altruista cuidador de especies en extinción, esa es una verdad absolutamente falsa. ¿Es que acaso hallan parecido entre la altura alcanzada por el cóndor y la estatura del vuelo de un colibrí?, ¿no varían entre el planeo perfecto del halcón y la torpeza de una lechuza ante el alba? La esencia del pájaro se adquiere en el vientre, igual, la esencia del poeta, porque un poeta, es un pájaro: una integralidad orgánica expresiva que compromete cada instante con el viento, pues allí su esencia en cada intento; eso lo hace unísono, distinguiéndolo de los demás poetas, separado del resto de los pájaros».

El poeta Federico Marín, en medio de los aplausos del auditorio, extrajo de su maletín un pequeño gorrión, lo introdujo en el bolsillo de su chaqueta, intercambió, entre sonrisas y aplausos, comentarios con su público, lentamente se acercó al balcón de la sala de conferencias, puso el ave en su boca, sacó su cabeza para sentir la brisa, agitó los brazos como si fueran alas, y sembró de diferencias el aire.

 


 

Wafi Salih

Wafi Salih (Trujillo, Venezuela, 5 de junio de 1965). Es una escritora nacida en Venezuela de ascendencia libanesa. Escritora de: poesía, cuento, ensayo, dramaturgia y guiones para cine. Se le reconoce como maestra de la poesía breve en Venezuela, por la extensa exploración del género haiku (un género poético de origen japonés), ensayos y narrativa. Ha sido traducida al inglés, árabe, francés, italiano, portugués y polaco.

Magíster en Literatura Latinoamericana, egresada de la Universidad de los Andes en proyecto doctoral en Historia, veinte libros publicados en los géneros antes mencionados. Mantuvo por siete años consecutivos el taller «José Antonio Ramos Sucre», que contribuyó en la formación de artistas e investigadores venezolanos. Fundadora de las revistas literarias El Farallón de los Naipes y Lápiz, Papel, y Creación. 📨 santapalabra [at] hotmail.com

🖼️ Ilustraciones: Portada del artículo: Diseño por pholdrep / Pixabay [dominio público] ▪ En el texto: Fotografía por Pedro M. Martínez © ▪ Fotografía de Wafi Salih remitida por la autora, © de sus autores.

📤 Leer otros textos de Juan Carlos Vásquez (en Almiar): Lumbre de marfil (reseña) ▪ Julia de la Rúa, de Araña editorial (entrevista a la editora)

Índice reseña Discípula de Jung

Reseñas en Margen Cero

Revista Almiar (Margen Cero™) · n.º 120 · enero-febrero de 2022

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