Poemario de Paloma Fernández Gomá
Reseña crítica por Ana Herrera

 

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éjeles de alborada de Paloma Fernández Gomá. Traducción al árabe del doctor e hispanista Chakib Chairi. Editorial ImagenTa, Tarifa, 2019.

El libro cuenta con magníficas ilustraciones de Antonio López Canales que nos pasean entre manos abiertas y aves, castillos, el Peñón de Gibraltar, la belleza de las olas y del rostro femenino, el laúd y la arquitectura andalusí.

Como apunta el profesor Aziz Amahjour —de la Universidad Mohamed I de Nador, Marruecos— en su análisis “Palabras previas” al libro de Paloma Fernández Gomá, «El zéjel es una composición poética que apareció en paralelo con las moaxajas en Al-Ándalus. […] De hecho la palabra zéjel en árabe corresponde a voz-sonido y entonación, a sonido en tono elevado o voz cantada. […] Siendo Ibn Quzman (1078-1160) uno de los máximos exponentes del género».

El prólogo de la obra está escrito por el poeta y crítico literario José Sarria, que lleva a cabo una brillante introducción histórica sobre la lírica andalusí, trayendo a nuestra memoria nombres como el del insigne arabista Emilio García Gómez, o el del ilustre poeta Ibn Hazm, de Córdoba, autor del Collar de la Paloma. En una investigación posterior descubrí que Ibn Hazm fue preceptor de una mujer brillante, la poetisa Walläda.

La lectura de estos dos textos introductorios, así como la del propio poemario en sí, me han trasladado a otros años del pasado, a las clases de literatura arábigo-andaluza en la Universidad de Málaga, acariciando estas joyas literarias que celosamente guardo en un rincón de mi biblioteca. Después vendría Teresa Garulo con el Diwan de las poetisas de Al-Ándalus. Mis recuerdos se remontan también a las clases con mi alumnado de secundaria y bachillerato estudiando y componiendo zéjeles, jarchas y moaxajas, a momentos en los que me dejaban sorprendida y emocionada con tanta creatividad.

Zéjeles de alborada nos emociona ya desde su título, cantos del amanecer  —¿hay algo más bello?—. Protagonistas esenciales de esta composición de diecisiete zéjeles octosílabos, son la alborada, la naturaleza, el mar, la pluma y el ruiseñor. En mi opinión, el ruiseñor adquiere tres connotaciones semánticas diferentes: primera, como pájaro cantor; segunda, como estrofa que nace para ser cantada, el zéjel; y tercera, como símbolo de la voz de los pueblos árabes que emigraron desde el norte de África para asentarse en la Península y erigir Al-Ándalus.

La pluma crea el zéjel de donde nace la calma del artista, como la bruma que nace de las espumas tranquilas. Y esta paz se percibe desde que abre el día alcanzando la brisa de la alborada. Como elemento esencial, el ruiseñor, sostén de su canto. En la metonimia «su pico», el canto del ruiseñor alcanza la luz del día y las sombras de la noche. Hermosísimos versos como Toda la jara del monte / es límite y horizonte nos conducen a la exaltación del paisaje, e instantáneamente abordan nuestros sentidos un conjunto de sensaciones sinestésicas visuales y de olores. Tras la herida y la melancolía, continúa la voz poética, llega el anhelo de compañía y de un renacimiento profundo simbolizado en «la rama verdecida». Cabe resaltar aquí otro bello verso metafórico, «Toda la llanura herida» —llanura herida, llanura desértica, ¿quizás la soledad?—. El ruiseñor sigue cantando y rompiendo quimeras. Su voz en las tardes primaverales se convierte en fantasía. Así es la vida, creamos sueños y fantasías que nos conducen a alcanzar lo inalcanzable. A veces todo se queda en «leve ilusión».

El campo semántico del canto, del trino, del nido, se mantiene intacto a lo largo del poemario y esa «algarabía» de «luces», «vergel» y «fertilidad» de la amanecida es tan poderosa que cubre todas las sombras, alcanzando el manto oscuro de la noche. La luz se impone a la sombra, el día a la noche, el renacimiento a la herida, el amor a la cobardía. Las alusiones del yo poético a su tierra marítima se hacen visibles en las espumas, en las olas rendidas, en la bahía, en el Estrecho, en Andalucía.

Ruiseñor de berbería / que en el soto cantaría. Es muy posible que la autora haga alusión al propio zéjel, a ese canto de origen hispano-árabe y, por tanto, procedente de los pueblos del norte de África, asentados tras su migración, en los frondosos sotos y vergeles de Al-Ándalus.

Las referencias son continuas al mar, al azul y a los colores que de su seno se desprenden: En singular pedrería / el mar se estremecería. Pero la voz del ruiseñor también crece en la abundancia de los naranjos, de las rosas, del mirto y del laurel de las ricas tierras andaluzas.

En conclusión, Paloma Fernández Gomá, acoge la amanecida en un nuevo «abril» que todo lo renueva, en la melancolía que da paso a la esperanza, «En única sintonía» que «Sube la luz al espacio», sobreviviendo al dolor, tejiendo la maraña de la vida.

¡Felicidades, Paloma, por este brillante poemario, luz entre culturas!

 


 

Ana Herrera. Licenciada en Filología Hispánica y Diplomada en Magisterio. Profesora de Lengua Castellana y Literatura. Ha realizado actividades literarias, de prensa escuela y animación lectora. Ha participado en proyectos de innovación educativa. Imparte conferencias. Ha sido secretaria de la Federación Provincial de Asociaciones de Mujeres de Málaga. Ha publicado con la Delegación Provincial de Educación y Ciencias de Málaga (Hidalgos y Mujeres de la Mancha cuatrocientos años después) y con la Asociación de Estudios Históricos sobre la Mujer, de la Universidad de Málaga, fruto de su participación en simposios y congresos (María Teresa León, la gran olvidada y Mujeres en la historia). Es coautora en colectivos literarios (Firmana, Alas, Indocentes, Itimad, Ed. Algorfa) y revistas culturales de carácter digital (El Librepensador, Almiar, Aldaba, Letras, Ittakus, Estrechando). Ha sido galardonada por su obra poética y narrativa. Colaboradora en Amicam Radio Campillos, «La Firma» de la Cadena Ser y las tertulias radiofónicas de «La vida es bella» de RTV Marbella. Incluida en la Ronda Andaluza del libro. Forma parte de REMES. Es socia de Ace-Andalucía y de la Asociación Humanismo Solidario, y ha colaborado en el proyecto «Hoy es siempre todavía». Su poema “Yo nací libre”, de la exposición Voces de Mujer ha sido publicado en el calendario Amnistía Internacional 2015.Entre sus obras publicadas se encuentran la novela corta Mi mundo sin fronteras (Octaedro Andalucía-Ed. Mágina, 2009), el libro de relatos Una mujer, una historia (Ed. Alfar, 2010) y la novela Hasta que los muertos lleguen al cielo (Ed. Adhara, 2013). Actualmente publica en las revistas Letras de Parnaso, Sur. Revista de literatura y Abaadjamaliya.com. Traductora de poesía en lengua francesa. Realiza trabajos de crítica literaria. Entre sus últimas obras, el libro de poesía Bajo un cielo añil (Ed, del Genal, 2016). Recientemente ha colaborado en las antologías Rencontre-Encuentro de poetas en francés y español, VI Encuentro Hispano Marroquí de Poesía, Antología Amour de poetas en lengua francesa -donde aparecen publicados sus poemas “Nuestra Casa” y “Sola”, galardonados con un primer premio en Francia en 2018-, Quejío. Grito de mujer, 2018”, en todas las ediciones antológicas digitales y en papel de la Asociación Colegial de Escritores de Andalucía, y en las revistas literarias Estrechando, Dos orillas y revista literaria Ánfora Nova (galardonada en 2019 como Mecenas de las Letras Andaluzas). Sus últimos libros publicados son La dernière pavane  –El último baile– (traductora) y Les oiseaux de NeigePájaros de nieve– (autora), en ediciones bilingües español y francés.
Otra reseñas de esta autora (en Almiar): En la marañaSeñales subjetivas

 

Zéjeles de alborada • Paloma Fernández Gomá. Ed. ImagenTA (2019) • ISBN: 978-8412000528.

 

Índice reseña Zéjeles de alborada

Reseñas en Margen Cero

 Revista Almiar n.º 109 / marzo-abril de 2020 PmmC MARGEN CERO

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