Poemario de Eduardo Herrera Baullosa
Entrevista al autor

 

L

lega a España, de la mano de la editorial Cuadernos del Laberinto, la poesía de un personalísimo cubano, Eduardo Herrera Baullosa, quien cruza el charco tras reconocimientos tan importantes en América como los premios «World National Writers Union», el internacional de poesía «El mundo lleva Alas», el de poesía fantástica «Oscar Hurtado», el «Premio de Poesía David» de la UNEAC (Cuba) o el «Premio Internacional Arturo Cuadrado», entre otros.

Herrera Baullosa ilustra con su voz el poder del castellano —una lengua que hablan más de seiscientos millones de personas— y nos hace intuir la fuerza del mestizaje, de ese Miami latino y único que agrupa lo mejor y peor de dos mundos que se aman y desprecian. Es Welcome to mí hijo de su tiempo y fruto de su origen y patria: el lector ya siente —desde el inicio, desde el mismo título— que ha tropezado con un choque de emociones, una tarta de  estratos que configuran la «no posición», y que dejan abierto un mundo donde la muerte se abre camino y galopa a su antojo entre hospitales y sensaciones, versos que anhelan el fango y el sol al mismo tiempo.

Welcome to mí se vertebra sobre la pérdida de la madre,  (Mi madre se fue como si la empujaran. / Pensaré en ella como un pasado hacia delante),  sobre esa falta de ubicación y dolor extremo que se reduce a la nada en una sociedad consumista y temporal en la que permanecer es imposible y en donde cualquier atisbo de homenaje y memoria deben pasar por convertirse en un ejercicio de mercantilismo.

Herrera Baullosa nos coloca en medio de una batalla interior, de ese desgarro que es herida permanente y que la muerte dispone, pero contra todo pronóstico nos encontraremos celebrando esa gloria negra, como reducto y amarre de lo perdido (Una casa sin muertos no es un lugar seguro. / Juro que me hubiera matado silenciosamente una y otra vez para salvarla).

Descubrimos en Welcome to mí  a un poeta atrayente y original que nos ofrece poesía primaria en donde la cotidianidad nos obliga a entrar en nosotros mismos para celebrarnos. «¡Bienvenidos!»; nos decimos, «Ven a mi lado, entra en mí», y sabemos que el sueño quedó en la noche, y apostamos por lo efímero que somos con esa cadencia de la pérdida, con esa ganancia de lo humano. Bello y fin. Nosotros. Eso es.

 

Welcome to mí, su nuevo poemario en el que de entrada llama poderosamente la atención este título que mezcla el inglés y el español. Háblenos sobre el significado del mismo.

—Antes de comenzar, quiero aprovechar la oportunidad que me ofreces para hacer algo que considero un deber, agradecer a Alicia Arés, de la editorial Cuadernos del Laberinto, la magnífica labor de edición de Welcome to mí, a Manuel Francisco Reina, amigo indiscutible, que además de ser uno de los escritores más influyentes de su generación, entendió como nadie la naturaleza más íntima de mi poesía y escribió las palabras de la contraportada. Para terminar, a Elaine Vilar Madruga, hermana de oficio y afecto, que es la autora del magnífico prólogo con el que inicia el libro.

Sin duda el título en sí mismo es una llamada de atención. Soy de los que cree, que un buen libro comienza con él. De la misma manera que la portada debe de ser atractiva para el lector —no hay que olvidar que el libro, también es un producto de mercado—, tanto ella, como el título, tienen que reflejar con coherencia el universo de la obra. En el caso de Welcome, el título en sí mismo, es el primer poema del libro. Un brevísimo epigrama que invita al lector a entrar en mí: al mundo que habito, la experiencia de la existencia, la pérdida del yo, la muerte física de los que amamos, el antes y el después que es la vida y su imparable curso. Yo soy cubano y, como gran parte de mis compatriotas, vivo desde hace un tiempo fuera de esa maravillosa isla. En mi caso particular Estados Unidos. La mezcla de lenguas no responde a ninguna sinergia o sincretismo lingüístico; ni siquiera se inscribe en la corriente poético-literaria que en Centroamérica y el Caribe utiliza ese recurso como parte de cierta búsqueda de identidad y experimentación. Sin negar la penetración que el inglés tiene en nuestro mundo. Como castellano parlante me deleito con la magia que significa escribir en este idioma, como autor, utilizo todo lo que encuentro a mano. Los términos y vocablos foráneos en este libro, son una piedra de toque, una herramienta expresiva, me sirvo de ellos como una red de malla que atrapa las particularidades que me definen. El ejercicio artístico es polifónico. El sujeto creador es a su vez emisor y destinatario de un discurso universal. ¿En definitiva, no somos todos somos una misma cosa?

—El libro viene presentado por un prólogo magnífico de Elaine Vilar Madruga en donde vemos cómo la poesía es grito y riesgo, puntualización perfecta para este libro en donde están muy patentes sentimientos tan profundos como el duelo, el concepto de madre, el consumismo y la crítica social. ¿Podemos hablar de desahogo, una vía para expulsar el dolor y la rabia para llegar a otra faceta más plácida?

—El prólogo es otro ejemplo del talento y la inteligencia de la escritora, poeta, dramaturga y ensayista, Elaine Vilar. Explícita a la perfección todo eso que intento decir en este libro. Cuando se lee Welcome se escuchan gritos y se toman riesgos: el vacío que nos deja el duelo, la repugnancia ante la pérdida, el consuelo inevitable que nos mantiene cuerdos, el diario vivir y las contradicciones que nos habitan. Caracterizan el desdoblamiento del «yo» desde la más absoluta sinceridad. La conciencia fraccionada por la disociación que el dolor nos deja, es el derrotero que seguí al escribirlo.

La Madre —mi madre— tiene una narrativa descarnada, casi preferencial, por lo que significó su enfermedad y su pérdida física. Como objeto poético busca un dialogo de comunión con el concepto universal y la significación que para la identidad del individuo tiene la Madre, enunciación de lo que también significa ser Hijo. El consumismo, la crítica social, el padre, la hermana, el abuelo, la familia, la infancia con lo bueno pero también con lo malo, hacen parte y caracteriza la obra. El desahogo —en este caso— no es una confesión, tampoco un reflejo condicionado por el dolor-bruto, es más un adiestramiento en el equilibrio entre la realidad lírica y la realidad empírica. Emancipación que busca la armonía existencial. Representa lo que significa sobrevivir a los que amas: imparable realidad de la vida hacia delante, que trasciende el sufrimiento y nos transforma.

—Otro tema que se palpa notoriamente en el libro es la identidad sexual y los conflictos que pueden reflejarse por una educación muy firme o una sociedad que ahoga lo diferente. Como dice Elaine: «La poesía es también la historia de esos cuerpos». ¿Le ha costado escribir sobre este tema tan íntimo?

—Escribir siempre tiene un precio, no nos llamemos a engaño.

Soy cubano y crecí en una «sociedad» que por totalitarista, como bien dices,  ahoga lo diferente y donde, de alguna manera, todos terminamos siendo ahogadores de los unos por los otros: victimas-victimarios. Tal vez por eso, y porque aprendí en carne propia los riesgos de decir lo que piensas, hablo con libertad y sin tapujos de todo lo que me interesa, identidad sexual, familiar y tantos otros temas que conciernen al individuo. A los poetas, cuando lo son, no les queda otro remedio. La palabra es su redención, la conciencia que los mantiene cuerdos. Y no es que seamos mejores o peores; más o menos inteligentes, sensibles; ni más, ni menos valientes que el resto. Pero el  poeta en el espacio de la palabra habita, hila el hilo de su existencia, y su orden aparente es el desorden que lo obliga a desnudarse sin reticencias porque «La poesía es también la historia de esos cuerpos».

—Hay en el libro metáforas o visiones que se repiten con frecuencia. Nos referimos a los gatos. Sirvan estos versos de ejemplo entre muchos otros:

aprendí a pasar el tiempo amamantando gatos

suena con una comezón limpia, como lomo de gato

del gato negro el maullido sale como un disparo

Un gato barcino es un niño huérfano

¿Es el gato una especie de fetiche creativo?

—El gato es un arquetipo, la verbalización de un ideal.  Juego con él como muchas otras cosas. Es símbolo de mutilación, de plenitud, de ojos vendados, del hombre-mujer, del devenir, de mi conciencia, de la muerte, de la vida, de la sexualidad, del hijo, de la maternidad… dentro y fuera de él, pierdo la intimidad, me rehago, invento la verdad que soy, envejezco y al mismo tiempo soy un niño. Todo sirve a la poesía, porque nada le es ajeno. Si me preguntaras, no podría decirte cuando o cómo surgió en mi conciencia el gato como figura/objeto de expresión; lo paradójico es que nunca tuve un gato, tal  y como digo en uno de los poemas del primer capítulo de Welcome específicamente en “Bola de estambre”:

Mi gato y yo nos acostumbramos a jugar con bolas de estambre
—aún así me (a)burro—, la razón estriba en que nunca tuve un gato,
mamá no quería nada que oliera a muerte fácil…

—Es usted nacido en Cuba, pero actualmente vive en Miami. ¿Qué diferencias culturales aprecia entre estas dos sociedades y culturas? ¿Cómo es la poesía cubana y la de Estados Unidos?

—Muchas y muy pocas. A simple vista, mi respuesta parece contradictoria, pero voy a explicarlo: como todos saben Miami es una ciudad del estado de la Florida que por azar de la historia moderna, terminó siendo parte de Estados Unidos, un país anglosajón. Por administración, idioma nativo —es importante decir que la Constitución norteamericana no define ninguna lengua como oficial—, tradiciones, idiosincrasia, valores sociales, estructura de poder y otras muchas razones que no voy a enumerar por ser un tema por todos conocido, nadie afirmaría que es una ciudad latina. Pero Miami es Miami, un lugar diferente dentro del todo. Para definirla mejor voy a utilizar las palabras de presidente Barack Obama: «Miami es la capital de América Latina», por esta razón su cultura es un crisol de latinidad, el castellano en todas sus formas es preponderante, y con él el pensamiento y el hacer latino. No es difícil aplatanarse cuando vives en un lugar donde tus vecinos, amigos y familiares comparten origen, cuando las posibles diferencias —que las hay— enriquecen. Esa multiplicidad cultural, donde la anglosajona también aporta, permite un mestizaje que no me es ajeno. Nada es más autentico y fructífero que la mezcolanza, nada supera el potencial de lo diferente interrelacionado. Gracias a esa diversidad evolucionamos. Pensar de otra manera, creer en la supuesta superioridad de la «pureza» sea racial, cultural, idiomática, moral, de género, de clase y un largo etcétera, es como mínimo un pensamiento racista y por consiguiente estulto. En lo particular, como un cubano nacido después de la revolución de 1959, la principal diferencia que encuentro —positiva en todos los sentidos— es el haber aprendido a vivir en una sociedad con valores democráticos —ojo no existe el lugar ideal—, pero como estamos limitados a pensar y crear desde lo vivido, la democracia y sus valores son y seguirán siendo el lugar más seguro, hasta que se demuestre lo contrario.

Con relación a las diferencias entre la poesía cubana y la norteamericana, por supuesto existen y son muchas. Nadie sensato diría que una es mejor que la otra. La poesía es la metafísica de la palabra y como tal, trasciende cualquier valoración en términos cualitativos. Existen maneras diferentes en el hacer de los poetas anglosajones, determinadas por sus influencias, motivaciones, catalizadores socioculturales que determinan su poética idiosincrática, no voy a abundar en ello, pero tengo que decir que más allá de esas condicionantes, y en mi opinión, no difiere mucho de la nuestra. En estos momentos existe una generación de grandes poetas jóvenes que moldean el legado de un Whitman o una Dickinson, un Pound, Eliot, Maya Angelou, Sylvia Plath, Anne Sexton, Robert Lowell, y otros gigantes, para construir su nuevo quehacer: Ocean Vuong, Tarfia Faizullah, Jericho Brown…

Algo parecido ocurre con los poetas cubanos, desde otra realidad, por supuesto. También nosotros tenemos un legado extraordinario —tal vez mayor— del cual nutrirnos. Desperdigado por el mundo, para el poeta cubano el desarraigo-isleño-punzante producido por la perdida «de la maldita circunstancia del agua por todas partes» —parafraseando al gigante Virgilio Piñera—, nos obliga a aprender lenguas, a leer o a escribir de otra manera: nuevas culturas, nuevas formas de ser y hacer nos enriquecen. Esta dinámica no excluye al poeta que vive en isla. De alguna manera también desperdigado, también obligado a reconstruirse día a día, de un modo más hostil, pero no menos enriquecedor. Al poeta cubano por su mestizaje y por sus razones de vida, lo compulsa la renovación, la impetuosidad creativa, el descubrimiento de lo insólito, acostumbrados como estamos a las energías tan surreales que operan y han operado siempre fuera de los cuadros convencionales de la sociedad. Racional e intuitivo, persigue el mundo, lo enfoca en sus versos, levanta lo patético y grave de su angustia existencial, muchas veces, vaciando lo individual con un doble movimiento de individualidad/renuncia sin negarla. La acción exterior se nos imbrica, nos arrastra, integra nuestra conciencia sorprendida, aturdida, y el autor desarrolla su flujo de ideas-palabras en una corporeidad íntima  que en definitiva no es tan diferente con independencia de donde nacen o la lengua que hablen los poetas. Escribimos lo que somos, lo que aprendemos, lo que vivimos.

—¿Cómo surge, cómo es la concepción de una poesía? ¿Tiene manías de escritor?

—No es algo premeditado. Siento la necesidad de escribir poesía y lo hago. Pero no es un ejercicio empírico de creación. La poesía, cuando de verdad lo es, se nutre del aprendizaje de la técnica, de la lectura incansable, del observar, de meter las narices en todo y en todos, todo el tiempo.

Dulce María Loynaz, Premio Cervantes de Literatura y una de los poetas cubanas más potentes del siglo XX, dijo: «La poesía no es estudio, sino inspiración; no es técnica, sino estado anímico». Siendo un total intruso y desde el más absoluto respeto y devoción que tengo por ella, diría que la poesía es estudio, técnica, inspiración, y estado de ánimo, todo eso y aún más, siendo como es la forma más natural y sublime del pensamiento humano.

—¿Cómo ha sido su experiencia en La Feria del Libro de Madrid, a la que acudió como invitado para presentar su firma a los lectores?

—Qué te puedo decir, ¡me encanta Madrid!, como buen cubano me siento en España como en casa, y no solo porque de allí vienen mis bisabuelos o porque tenga amigos que ya son mi familia, también por la cogida del lector español. Presentar Welcome to mí, junto a la antología poética Literatura Mínima ambas de la editorial Cuadernos del Laberinto, en una de las ferias del libro más grandes e influyentes en lengua castellana, fue un sueño hecho realidad que espero se repita muchas otras veces.

—¿Qué opinión le merece la poesía contemporánea española?

—Sin duda la mejor opinión. Tengo amigos —poetas jóvenes—, que estimo y considero grandes voces; influyentes y muy bien posicionadas dentro su contemporaneidad. No es de extrañar que se nutran de una tradición tan maravillosa. España no solo es la madre de una lengua que hablan más seiscientos millones personas, su monumental dimensión literaria ha sustentado y sigue sustentando a todos los castellano parlantes allí donde estemos. Es cierto que nuestras maneras de decir son muy diferentes, pero lejos de ser un inconveniente, nos enriquecen. La poesía es una creación intrigante capaz de hablar todos los lenguajes.

 


 

Eduardo Herrera Baullosa

Eduardo Herrera Baullosa. La Habana (Cuba). Médico, Poeta, Narrador y Ensayista. Autor de los poemarios Welcome to mí, La muerte es una cosa que se estira, Pequeñas estatuas transparentes, Ciudad, sexo y otros bichos, Los animales que hablan por mis manos, Despedida en La Habana como si fuera Ítaca, Impertinencia de la Dípteras y Mis perros ya no muerden; de las novelas El muro que detiene el mar y Crónicas de blanco; y de los libros de relatos 9 toques y Teorema sobre un Asesinato. Una parte de estos trabajos aún están inéditos. Desde 2017 es invitado asiduo en las Ferias Internacionales del Libro de Miami, Madrid, São Paulo o La Habana; así como «Al Encuentro de Jóvenes Escritores de Iberoamérica y el Caribe» (Cuba). Su obra se ha publicado en Cuba, EE.UU., México, España y Brasil.

 

Welcome to mí poemario Eduardo Herrera Baullosa

🔖 Welcome to mí
Colección Anaquel de Poesía, n.º 114 (Cuadernos del Laberinto, 2021) • I.S.B.N.: 978-84-18997-00-6 • 124 págs.• Prólogo de Elaine Villar Madruga • Ilustraciones artículo: Portada del libro y fotografía, con autorización para su uso y publicación en esta reseña; © de sus autores.

Más información:
cuadernosdelaberinto.com/Poesia/eduardo_herrera_baullosa_welcome_to_mi.html

 

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Reseñas en Margen Cero

Revista Almiar · n.º 119 / noviembre-diciembre de 2021 · 🛠 PmmC · MARGEN CERO™

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