Manual de convivencia con nuestro fantasma interior
poemario de Oriol Alonso Cano

reseña por Iván Sánchez-Moreno

 

E

ntre otros cambios en el pensamiento occidental, el período barroco implicó en nuestra historia la reflexión sobre la futilidad de la vida y el desamparo ante la incertidumbre de una gloria ultraterrena. Los vicios y pecados de la carne parecían ser entonces los únicos placeres que podía permitirse el ser humano. Desde ese momento, la poesía se poblará de calaveras, cuevas lóbregas, clepsidras de polvo y ceniza, un dios iracundo que no perdona a nadie y mortajas de hiedra que nos arropan desde la cuna. Epistémicamente es en ese sentido del tempus fugit donde empieza la preocupación por la angustia que nos habita.

Muchos de los poemas de Oriol Alonso Cano prenden esa fría llama del cirio que vela a los muertos, como prueban los versos de “Letra en el cuerpo”, “Camino”, “Pisadas”, “Suicidio” y “Vacío mancillado”, todos ellos contenidos en La caricia del fantasma. Doctor en Filosofía y graduado en Psicología, el joven autor bebe de fuentes reconocibles como el psicoanálisis y el existencialismo franco-alemán. Deudor del tono hosco de la retórica heideggeriana y la pesadumbre de Sartre, Oriol Alonso nos habla en su poemario de desamor —hacia el otro (“El rayo de la indiferencia”)— y de odio —hacia sí mismo (“La sepultura de la ira”, “Desprecio”)—. Pero también ofrece momentos de contrición y culpa, como clama en “Lágrimas de fuego” («padecimiento atroz, siento tu pena derramarse por mi herida») y en “Vástago del caos” («Santa unión, maldita urdimbre, que aniquila inexorablemente la fragancia de la flor»), poemas que remiten al desespero del amor y a sus feroces consecuencias contra quienes una vez se amaron y después ya no. No es casualidad que la caricia que da título a todo el poemario adquiera un significativo valor a través del tacto de la portada —ilustrada, por cierto, por Frederic Amat—, áspera y fría al pasar sobre ella las yemas de los dedos.

Tampoco es gratuito el enfático uso que el poeta hace de las mayúsculas para subrayar la fuerza contenida en palabras como Vida, Ausencia, Angustia, Sacrificio, Absoluto, Purgatorio, Miserable, Inevitable. La relevancia del significado cobra mayor sentido al trazar una línea de continuidad entre los títulos de algunos poemas aquí reunidos. Ejemplos como “Angustia”, “Obsesión”, “Conmoción” o “Desquiciar(se)” no hacen sino evidenciar la formación académica del autor, pero otros como “Posesión”, “Réquiem por el hechizo” o el exorcismo al que se alude en “Mirada(s) sin correspondencia”, más que señalar referencias del ocultismo, destacan elementos idiosincráticos de la dimensión más oculta de la conciencia, aquello que la razón no entiende pero confunde al alma. No en vano, un poema de ambiguo título como “Esperanza” puede versar tanto sobre la angustia vital como también sobre el miedo a la locura.

Un prólogo habría ayudado al lector a tomar una postura que le permita hilar un poemario que, pese a su aparente dispersión estructural, cruza por varios enclaves al mismo tiempo. Tampoco ayuda la insistencia del autor por romper con la uniformidad de la métrica mediante el verso libre, recurso que, a nuestro juicio, entorpece a veces la fluidez de la lectura, perdiéndose la armonía melódica de las palabras para evidenciar una imagen en ocasiones demasiado cruda y sin matices.

No obstante, es lo velado (por lo no dicho) lo que adopta un protagonismo central a lo largo de los 45 poemas que componen La caricia del fantasma. El conjunto puede entenderse como un constante diálogo con un Tú que es a su vez reflejo especular sobre el que el autor vierte su desesperanza, su miedo a la muerte y la locura. Ese “Tú” al que Oriol se dirige incesantemente es también su propio fantasma interior; imbatible, inviolable, inevitable. La ausencia/presencia de este Fantasma con mayúscula es un remedo de la amenazadora sombra que nos escamotea poco a poco la vida. Una sombra invisible que es como la escarcha que hila el reverso de las hojas cuando uno sólo cree estar viendo sobre ellas los bellos vestigios del rocío.

Ese fantasma al que se cita en el propio título del poemario es el monstruo que pervive dentro de nosotros, la parte más abyecta que se agazapa en algún oscuro rincón del subconsciente: eso que, según el autor, parasita «alojado en tus vísceras, residente en tu ansia» (“Irreverente”), tan indisimuladamente disfrazado de desdicha (“Felicidad”) y que, finalmente, como sentencian los últimos versos que cierran el poemario, acaba dominando toda nuestra existencia.

No hay redención posible. El suicidio de un neonato con el cordón umbilical que aún le une a la madre parece ser la única solución para evitar este mundo imperfecto y gris, como declara Oriol en uno de los poemas más duros del libro. No hay coincidencias que alguna pagana razón no haya coordinado desde alguna esfera celeste. Quizá por eso el libro salió de imprenta el día del aniversario de César Vallejo, quien en una de sus odas más célebres lloraba por su hermano ausente, oculto, muerto, volviéndose paradójicamente tan cercano e íntimo desde entonces.

 


 

Oriol Alonso Cano

Oriol Alonso Cano. (Martorell, Barcelona. 1984). Doctor en Filosofía, así como grado en Psicología. Profesor de epistemología, estética y teoría del arte en diversas universidades. Ha realizado múltiples estudios y trabajos de investigación que han sido publicados en revistas nacionales e internacionales especializadas de Filosofía, Psicología, Antropología o Medicina. Escritor y articulista en varios medios de comunicación, como El Vuelo de la Lechuza o Rebelión. Autor de Encarnaciones del capitalismo (Carena, 2014) y Sociedad débil (EUF, 2015), Experiencia de la ausencia (Anthropos, 2015), y coordinador y autor de Archipiélago. Retrato polifónico de Rafael Argullol (Ediciones del Subsuelo, 2015). Algunos de sus poemas han sido publicados por varias webs de relevancia (Tacte Barcelona).

 

Poemario La caricia del fantasma
 La caricia del fantasma

Colección ANAQUEL DE POESÍA, n.º 82 (Cuadernos del Laberinto, 2018) • I.S.B.N.: 978-84-948260-7-8 • 60 págs. • Ilustración de cubierta: Frederic Amat • Ilustraciones artículo: Portada del libro y fotografía de Oriol Alonso, con autorización para su uso y publicación en esta reseña; © de sus autores.

Más información:
http://www.cuadernosdelaberinto.com/ Poesia/Oriol_Alonso_Cano.html

 

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Reseñas en Margen Cero

Revista Almiar · n.º 101· noviembre-diciembre de 2018 · MARGEN CERO

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