poemas por
Emilio Paz
Sobre su vientre,
entre sus entrañas,
buscando su mano en el río seco,
contemplando su monte de goce
entre los callados nevados.
Las proporciones de su cadera
en las alturas del Cuzco y de Puno,
su cándido silencio en el Urubamba,
como secreto guardado por la Luna.
Los gritos de guerreros que duermen
bajo tus cabellos a faldas del Amazonas,
donde el Misti da inicio a tu lengua azul
de donde salen las leyendas de la selva.
Madre mía, que a ti todos vuelven,
sé el misterio de los desamparados,
de los que duermen en casas de caña,
de los que dejan sus recuerdos
a merced de las aguas mansas del Titicaca,
dejándose llevar como barquitos de papel.
La sonrisa de los niños,
las manos temblorosas de tus abuelos,
tratando de obtener la mejor lana de las alturas,
pagándole el derecho de ser observados.
Madre, madre tierra, tierra intrépida,
que solo lamenta el abandono de tus hijos
cuando estos se alejan de tus raíces,
de tus entrañas,
de tu útero divino.
Dejándote morir en el silencio,
vaciando tus riquezas
entre las alas del cóndor
para que puedan sobrevivir al olvido,
al acto fraticida de tus hijos.
Ahí te veo morir
y en mi último acto humano,
moriré contigo, Madre Tierra
para regresar a esa voz tuya
que suena cuando el viento golpea a la memoria
y anuncia la venida de una mosca azul.
La muerte está cerca
y lavará nuestras penas
en las aguas de tu sexo divino.
Así, la eternidad
será ese cabello tuyo
que da origen al Amazonas.
Araña
«¿A dónde van las arañas cuando marchan?».
Posiblemente regresen al útero de su madre
y quieran cubrirse de la lluvia.
Pero las gotas son niños jugando sobre la baranda,
sobre la banca,
entre las ramas quebradizas de los árboles.
Las arañas no pueden jugar con las gotas:
los niños son alérgicos a ellas.
A sus patas peludas,
a sus ojos saltones,
a sus telarañas y a sus pelos.
¿A dónde irán las arañas?
Quizá a la nada. Posiblemente, ahí mueran.
Batuhan
Los niños son papeles blancos,
escritos y reescritos
hasta la saciedad.
Las mujeres son hojas rayadas
con los pliegues cortados
y quemaduras de segundo grado.
Los varones, esos apátridas,
son los lápices que escriben y reescriben,
son el fuego que quema.
Pero no todos son utensilios de oficina,
algunos son el reciclaje y la encomienda,
el fino escritorio donde se coloca el sueño
y se le desmiembra en partes pequeñas.
Así se prepara el estofado para más tarde,
donde se consumen las esperanzas
de los hijos de la patria.
Y «debajo de su cama» se ocultará el culpable,
el indeseado,
el nefasto hombre que lea esos escritos
y disponga qué niño muere.
Posibilidad
Si la muerte me alcanzara antes de verte,
dejaré versos escritos bajo
el seno del mar,
en la grieta de la roca,
en la solidez del magma,
en el cielo raso de tu imaginación,
bajo la pupila de tu memoria
y podrás saber que más allá de la muerte
existe la posibilidad de otra vida,
de otros encuentros,
de otra banca con vista al parque.
Y podremos volver a vernos,
contemplando el atardecer
y no habrá pasado una vida ni una muerte,
solo habrá pasado un instante corto.
Si la muerte me alcanzara antes de verte
no olvides que dejaré todas las pistas
para que sepas que nos volveremos a ver.
El dinosaurio
El dinosaurio jamás supo sobre la muerte
porque no tenía Dios
ni miedo al infierno.
En cambio,
el hombre contempla su fin
con los ojos de la fe.
Esos ojos que rompen la esperanza
gracia al purgatorio
y al castigo eterno.
Emilio Paz (Lima, 1990). Profesor de Filosofía y Religión, egresado de la Universidad Católica Sedes Sapientiae. Ha publicado Septiembre en el silencio (Club de Lectura Poética, 2016) y Laberinto de versos (La Tortuga Ecuestre, n.° 394, 2018). Posee cuentos y poemas en revistas, antologías y publicaciones de Perú, España, México y Argentina; destacándose la Antología de Poetas Iberoamericanos Abril en los árboles (Ángeles del papel editores, 2018), la edición 4-5 de la revista La Guardarraya de Barcelona, diversos números de la revista argentina El Narratorio y las revistas literarias virtuales Ibidem y Monolito de México. Igualmente ha participado en distintos recitales, destacándose el XXI Festival de Poesía Enero en la Palabra (Cuzco, 2017), V Festival Internacional Primavera Poética (Lima. 2017), las Batallas del Desierto, festival cultural (Paracas, 2017) y el 2.º Festival de Poesía de Barranco (Lima, 2016). Ha ganado el concurso Mes de las Letras (abril, 2017) de la Fundación Marco Antonio Corcuera con su poema ¿Qué es la poesía? Ha dictado el taller de lectura poética La vena de la inspiración en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos y participado en el Congreso Internacional de Filosofía «Las razones de la estética» en la Pontificia Universidad Católica del Perú. Actualmente dirige el blog El Edén de la poesía (edenpoetico.wordpress.com/).
🌅 Ilustración poemas: Free-Photos / Pixabay [Public domain].
Revista Almiar – n.º 105 · julio-agosto de 2019 · MARGEN CERO™
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