artículo por
Luis F. Mercado Parra

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ndice y memoria, dos palabras que los que hemos estudiado a la fotografía desde lo práctico y teórico hemos escuchado constantemente. Estas palabras solían describir el papel que la fotografía desempeñaba en lo social: Un inventario de lo cotidiano y de todo aquello que significaba la historia de lo personal, de lo que es ser uno. Es importante mencionar al concepto de la historia, todo aquello que es pasado y que linealmente (en apariencia) ha configurado al presente. Estas dos palabras eran suficientes en tiempos donde la fotografía estaba destinada a ser relleno del álbum familiar o confinada al portarretrato de escritorio, o a los acervos periodísticos archivados en cajas de cartón en espera de ser consultados.

Hoy estas dos palabras son insuficientes para explicar el fenómeno fotográfico. Apenas representan una fracción de la manera en la que nos relacionamos con la imagen, de la manera en la que la construimos (y nos construye). Sin embargo, se siguen mencionando y enseñando en las academias de artes y periodismo nacionales y, por consiguiente, la fotografía se continúa romantizando de manera acrítica, desfasándose de las prácticas y consideraciones internacionales.

Observemos un caso típico de la manera en la que nos relacionamos con la imagen cotidianamente: Facebook representa el mejor ejemplo de la nueva sociología. Una red de un esquema cuasi neuronal de contactos virtuales con un flujo constante de información e intercambio de datos. La manera en la que esta red social opera está basada en el principio físico, una persona (ente, personalidad, máscara) inicia un contacto voluntario con otra y a partir de este contacto surgen nuevas conexiones sociales. Sin embargo, esta interacción se presenta aparentemente más flexible gracias a las bondades de la virtualidad.

En el mundo físico un encuentro social se encuentra supeditado a impresiones superficiales en las que ejercemos un control limitado, como la ropa que decidimos vestir y nuestro lenguaje corporal, pero poco más que eso, la identidad pública termina constituida en su mayoría por percepciones externas, no tanto por acciones propias. En Internet esto se vuelve más interesante, especialmente cuando observamos la manera en la que operan las nuevas redes sociales partiendo de la fotografía. En estos mundos virtuales tenemos total control sobre la experiencia virtual, todo partiendo de su eje primordial: La fotografía de perfil.

Las redes sociales nos permiten elegir cuál será la imagen que nos representará, cómo la mostraremos. Es la fotografía de perfil lo primero que los usuarios ven cuando publicamos en un espacio que no es el nuestro; es nuestra fotografía de perfil el factor decisivo para que alguien decida establecer contacto contigo, de manera casual y es esta imagen la que usualmente más atención y comentarios generará. Las redes sociales también nos permiten elegir qué imágenes se mostrarán en nuestros perfiles virtuales, con quiénes queremos que nos vean, con quiénes no. Esta flexibilidad en la constitución de la identidad virtual pareciera acercar al acto de la socialización a los terrenos de la curaduría de arte: Podemos elegir cuidadosamente los elementos que nos constituyen como (id)entidad, siendo así en autores en tiempo real de nuestra historia, de nuestras múltiples historias.

Hoy la imagen fotográfica ya no está destinada únicamente a ser un inventariado de anécdotas cruciales. Donde antes servía para conmemorar un evento ahora es parte del evento mismo. En el pasado, al ser una práctica que requería de mayores cuidados y consideraciones (los rollos de 35 mm, si bien no eran caros tampoco eran gratuitos y tenían un número de capturas limitadas) nos obligaba a elegir cuidadosamente lo fotográfico y, debido a esta cuidadosa elección del momento, este comúnmente se convertía en un punto clave en la cartografía de nuestra historia. Hoy las tecnologías, tanto fotográficas como sociales, han constituido a la fotografía como una práctica compulsiva, capturamos imágenes de todo, en todo momento, sea o no significativo, incluso a veces con un desdén mecánico: Fotografiamos no porque nos encontremos seducidos por el acontecimiento, sino porque no hay otra cosa que hacer.

Lo mismo ocurre en la red social al reemplazar al álbum familiar que, al ser físico, está lógicamente limitado por sus páginas y espacios. Internet no está limitado por ningún espacio euclidiano así que no tiene un fin definido ni limita la cantidad de imágenes que puede contener. Consumimos sus «páginas» de manera rápida, neurótica. Esto es clave para comprender a la nueva sociología. Nuestras identidades virtuales son objetos de consumo compulsivo.

Ciertamente la fotografía ya había sido utilizada como constituyente principal de la identidad activa en tiempos donde no existía la fotografía digital. Sin embargo, esto sucedía únicamente con personas públicas como políticos y artistas, que podían movilizar costosas campañas publicitarias. Hoy esto se ha democratizado. Cualquiera que posea un celular y conexión a Internet puede ejecutarlo.

La fotografía ya no puede seguir siendo considerada únicamente como una visualización de un inventario de sucesos significativos. Ya no podemos seguirla emparentando con la operatividad del concepto de índice y memoria. Hoy, lo fotográfico, se presenta como identidad e historia.

 

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Luis Fernando Mercado Parra

Luis Fernando Mercado Parra (México DF, 1983). Director de talleres de galería Cuarto Infinito. Maestría en Artes Visuales por parte de la Escuela Nacional de Artes Plásticas, Academia de San Carlos (México D.F.) 2012. Investigador académico por parte de la Universidad La Salle Noroeste (Sonora, 2012). Docente en el area de humanidades por parte de la Universidad La Salle Noroeste (Sonora, 2011). Ha realizado numerosas publicaciones de artículos de investigación en revistas como Revista Nacional de Artes Plásticas (2010-2011), VICE Magazine (2012), InfoCajeme (2013) y TCLY (2012). Su trayectoria artísitica incluye: Beca Jovenes Creadores FONCA, Conaculta. Mexico D.F. 2012. Premio de adquisición FOTOSEPTIEMBRE, Sonora, 2012. Selección plataforma de apoyo al talento Cultura Colectiva (México, D.F.) 2012. Selección beca de artes plásticas Fondo Estatal de Cultura y las Artes de Sonora 2012. Premio de adquisición FOTOSEPTIEMBRE, Sonora, 2011. Seleccionado oficial XIV Bienal de Fotografía, Centro de la Imagen, México D.F., 2010. Seleccionado oficial 1.ª exposición itinerante internacional de retrato Somos/Soy, México D.F., 2010. Beca Escuela Nacional de Artes Plásticas, México D.F., 2009. Primer lugar convocatoria nacional de fotografía Epson, México D.F., 2007. Mención de honor a la creatividad fotográfica FOTOSEPTIEMBRE, Sonora, 2007. Múltiples exposiciones colectivas desde el 2009.

Contactar con el autor: l[at]luismercado [dot] org

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Ilustración artículo: Fotografía por Pedro M. Martinez ©

 

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Revista Almiarn.º 69 | mayo-junio de 2013MARGEN CERO™

 

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