por
Adrián Chaurán

 

1. Puerto la Cruz

Era la atmósfera de los incendios
las próximas madrugadas en mis ojos;
luego un océano, el salitre, la queja;
se expandía un rumor de voces que apuñalaban
mi larga sonrisa de hierbas, de quebrada;

del arrecife ceñido en mi cuerpo,
la humedad en el deseo y su tierra;
poblados de metales, de brumas, de objetos difusos;
aún permanecen la brisa con su cruz a cuestas;
con amuletos de madera, un filo de ternero
en donde una boca socavó mi lamento en la mañana.

Conocía el miedo por su sombra, barro, carne;
la ventana abre un pozo de ensueños débiles;
y me vestía con lirios, con los bordes de la muerte.

 

2. Paseo Colón

Se estremece mi voz, bajo las raíces,
en las páginas mohosas por la lluvia,
cuya respuesta cruzaba
cerca de las miradas, a las mariposas desnudas;
y crecía, por un camino de promesas,
de tierra masticada, de pólvora, pobreza;

mi aliento, se mezcló con el temor,
en arboles abovedados por navajas,
en noches con augurios de muerte, de centauros;
para asumir la llegada de las sequías.
Así, enredado al luto de las promesas,
anduve, con pupilas que se quemaron,
con mi alma que temblaba, bravía;

llegaron, rumores de los rincones, de otros rostros,
de personas que callaban en las paredes;
con sus elementos de herrumbres y forjados
lejos, con su piel, sus espejos, sus pruebas;
venían a mí, para asir en mi frente, quizá,
el inmenso año que su vida había perdido.

 

3. Pozuelos

Antes, había sentido al pesar como perdón,
inseguro; en el hábitat de los caimanes,
recurriendo a las inútiles magias del amor
para sobrevivir en horas o en besos

a las eternas arenas del año apresurado;
fue torpe mi paso, mi vestimenta
de pobreza, de objetos azules y consumidos;
las calles ocultaron de mi nombre el adiós,
para descubrir muertes, bocas a débito, sangre pétrea
que todavía en mis labios reclama sangre;
yo fui abandonando amigos, caricias y razones,
los tribunales de la pólvora ascendieron
por la máscara de esqueleto de mi soledad,
para renacer en mis otras muertes;
en un pozo, mi cobija fueron láminas de zinc,
fueron hierbas, la espina inclemente
de lejanos crepúsculos que me torturaron, también.

Para mi cuerpo de tersa levadura, mi exilio,
aún en venas que caen con el azar;
por casas que se ahogaban, o carreteras
en penumbras, de intensos dolores,
y desde las esquinas del sueño,
mi canto palpó el traje del hollín para mi ataúd.

 

separador poemas Adrián Chaurán

 

Adrián Chaurán. Lechería, Estado Anzoátegui, Venezuela (1999). Cursó Bachillerato en el Liceo Adventista Braulio Pérez Marció. Actualmente estudia Lengua y Literatura en la Universidad Pedagógica Experimental Libertador (UPEL). Tiene una breve selección de poemas en la página de la Editorial J. Bernavil, y dos publicaciones en la revista literaria Letralia; Mención Honorifica en el III Concurso Internacional de Poesía J. Bernavil 2022, en la Categoría Joven, aparición en la Antología de dicho concurso; ha recibido varios reconocimientos por la Universidad UPEL. 👥 Redes Sociales: Instagram @chaurancarvajal

🖼️ Ilustración poemas: Mario Torroella artwork scull and cross, Atlasunivers, CC BY-SA 4.0, via Wikimedia Commons.

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