La soledad de la gata
Relato por Pedro M. Martínez y vídeo con la lectura del texto en Ràdio Kanal (Barcelona)
Reportajes y artículos.
Archivo histórico de la Revista Almiar
Con los tiempos que corrían, y tal como
estaba la incipiente industria discográfica en España, editar un L.P. de música
«distinta» era una tarea más que difícil. No fue una excepción en este sentido
El Patio, primer vinilo puesto en la calle por Triana después de
mucho esfuerzo. Los componentes del grupo no eran nuevos dentro del mundo
de la música (Jesús de la Rosa llegó a cantar en una versión crepuscular de
Los Bravos y Eduardo Rodríguez todavía vivía de los réditos del éxito con
Los Payos), hecho que seguramente ayudó a la publicación del disco que, sin
embargo, fue adquiriendo notoriedad a través de un proceso de boca a oído,
y dentro de los ambientes marginales del momento.
Conviene precisar que hablar de marginalidad, en el año 1976, es hablar de
numerosas capas de la sociedad española enfrentadas a un sistema cultural
y político dictatorial. Así, El Patio fue conociéndose a través de
las gramolas, las reuniones de los progres y conciertos en salas de escaso
aforo, teniendo su publicación, en ese momento, un escaso relieve comercial.
Este hecho, con toda probabilidad, marcó a El Patio, como un disco
de culto, algo prohibido, que llegaba a las manos de quien lo escuchaba precedido
de noticias clandestinas («en Andalucía pasaba algo...») y comentarios sobre
sus letras y músicas «profundas», «distintas»... y libres.
El Patio, de esta manera, se convertía en una de esas obras que tienen muchas
lecturas, que dependen de los acontecimientos que rodeen al «lector» para
comunicarle una gran diversidad de sentimientos. Por supuesto que el fenómeno
no hubiera sido posible si la música y las letras del disco no hubieran sido
realmente importantes, no hubieran conectado con la necesidad de muchos de
escuchar el mundo más o menos como era, y no cómo se quería contar desde el
poder.
Canciones como "En el lago" bien pudieron servir para fumar un canuto, soñar
con un mundo nuevo o pensar en algún amor...
Ayer tarde al lago fui/ con la intención de conocer algo nuevo/ nos reunimos
allí y todo comenzó a surgir como un sueño/ creo recordar que por la noche/
el pájaro blanco echó a volar/ en nuestros corazones/ en busca de una estrella
fugaz (Jesús de la Rosa).
Lagos y pájaros blancos... ¿quién podía dar más? El cóctel de los sueños y
de la ilusión estaba servido entre guitarras, teclados y una extraordinaria
percusión.
Por cierto, aquel verano de 1976 un accidente de automóvil segaba la vida
de Cecilia, la gran cantautora española de principio de los setenta. Ocurrió
cerca de Benavente (Zamora), cuando el vehículo en el que regresaba de una
gala en Galicia, chocó contra un carro de labranza.
Con una cuidada producción
y enorme éxito salía a la calle el segundo L.P. de TRIANA. Aunque no fue emitida
por la radio, la canción "Rumor" se convertía en éxito rotundo. Palabras sencillas
que llegaban directas a lo jondo («la guitarra a la mañana le habló de libertad»),
con un extraordinario ritmo musical, en especial la guitarra eléctrica de
Antonio Pérez. La voz de Jesús de la Rosa parecía escucharse desde un mitin
sideral, donde toda la basca celebraba el encuentro con un nuevo mundo. De
fondo, España chirriaba y caían, una tras otra, las paredes del «bunker».
TRIANA incluía en este L.P. un instrumental ("Recuerdos de Triana") de Tele
Palacios, el batería, que fue poco valorado en su momento, pero que, desde
la distancia de los años, recrea con brillantez el sentimiento de confusión
esperanzada que se palpaba por todas partes. En la carpeta del disco se recoge
que Miguel A. Iglesias colabora en esta pieza como «voces de ambientación
y desahogo microfónico»; casi imposible una precisión más exacta sobre los
tiempos que corrían.
En esta misma línea, Eduardo Rodríguez se adentraba, con su voz desgarrada,
en una especie de testimonio ético ante el futuro ("Del crepúsculo lento nacerá
el rocío"), que dejó sin respiración, seguramente, a más de un marxista ortodoxo
de la época,
Desde los surcos del vinilo, en fin, salen unas palabras directas que pueden
comprender muchas personas, combinando de forma extraordinaria una visión
intimista y pasional de la vida con sentimientos más sociales, más abstractos;
vale la pena detenerse un poco en la letra de "Sentimiento de amor" para descubrir
el potente mecanismo de comunicación que contenía la poesía de Jesús de la
Rosa.
El día que yo salí/ en busca de mi vida y de mi yo/ algo grande sentí
en mí/ cuando miré hacia atrás/ y dije adiós ...
Los tiempos de la actitud de ruptura con el pasado quizá se fueron. Y la sensación
de que cualquier gesto distinto de lo establecido o rutinario era una aventura
importante, posiblemente también; sin embargo, ¿qué seríamos capaces de dar
por sentir algo grande dentro de nosotros? Desde luego, esta pasión interior
es imposible de encontrar en el anaquel de un hipermercado.
SOMBRA Y LUZ Y VUELTA
A LA SOMBRA Y LA LUZ
Una esquina cualquiera
y bajo la luz de un farol
unos jóvenes, hablan
y se cuentan sus vidas.
La ilusión de aquel
amor.
Sueñan con ser grandes
con ser importantes.
Qué más da
pero sólo queda un poco más tarde
la luz del farol
para alumbrar
tu soledad.
Acordes y tablaturas de canciones
de Hijos del Agobio y El patio, por José Casado y Antonio
J. Aparicio (archivo .zip)
Jesús de la Rosa murió
a las seis de la tarde del 14 de octubre de 1983, cuando el automóvil en que
viajaba se estrelló contra una furgoneta, a unos diez kilómetros de Burgos.
Regresaba hacia Madrid, después de actuar en el País Vasco a beneficio de
los damnificados por unas inundaciones.
Después de este trágico hecho, TRIANA se separa y... comienza la leyenda.
📣 Manifiesto de Eduardo Rodríguez Rodway sobre la utilización de la leyenda de Triana
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