Entre fantasmas
Luis Amézaga
Paseo por Montparnasse en busca de esa cita que me espera en un lienzo con aire indolente y mirada desmadejada. De la mano de Matisse me asomo al trazo blanco que es el horror de la caída, el color del diablo donde traza sus mancillamientos. Impresiones de un mediterráneo que amanece sobre arenas de luz. Búsqueda de la cara ausente, curvas de un desnudo sin ombligo. Duermen las líneas en brazos que se protegen, en sueños de espaldas al mundo.
Veo pasar al pintor poeta Max Jacob, le pregunto por la magia que gira al compás de los anónimos. Me dice que el mundo es cáustico y brillante entre meditaciones de abadía. En el campo de concentración el arte es demasiado real.
Veo pasar a Marie Vassilieff. Me gusta su apellido y su óleo EVA que surge sobre el ocaso del mar desnuda y con alopecia. Eva es casi calva, heterodoxa, cazando ángeles al vuelo y mirando por encima del hombro al hombre que le prestó la costilla flotante, levitada. Eva es una mujer impúber, larga, y de mentón retador mientras no le pongan manzanas cerca.
Veo a Modigliani que deja de esculpir para presentarme a doña Anna Zborowska. Solía desnudarlas, pero a mí prefirió mostrarme el fantasma con ropajes, con rectitud de institutriz. Modigliani no puede dejar de beber mientras me agarro a ese cuello infinito como un náufrago al cabo salvador. Quizá sea ella, la de mirada enjuta, la que me espera al otro lado del arte. Pero no, sigo andando mientras veo cómo el pintor se cae en la agonía del miedo. Mientras, su última pareja, joven niña en noveno mes de gestación, se tira por la ventana porque no puede soportar la muerte del amor.
Veo pasar a Moïse Kisling y le llamo. Me lleva ante la pose desproporcionada de mi musa, ante el largo rojo desnudo que no consigue estar cómoda porque es una mujer seca y rígida con una cabeza de atrezo. Su parte inferior parece una bandeja de regalos que nadie quiere, y el fondo de sus ojos no llega a ningún sitio. Cara de porcelana, expresión de caja fuerte cerrada. Su amor es licuado, distante como la luz falsa de sus mejillas. Puede ser una mujer, pero también espejo de marfil. Mejor pintarte que amarte. Un rojo nubarrón cubre el destino. No soy capaz de acoplarme a su cuerpo entregado, y se frustra mi cita en Montparnasse.
___________
Luis Amézaga.
Nacido en el año 1965 en la ciudad de Vitoria: «Aquí vivo actualmente. Fui visitador
habitual en distintas facultades universitarias con el premio de un
título de Magisterio que no utilizo actualmente. He trabajado en diversas
faenas de pico, pala, y pluma. Escribo desde los veinte años, y leo
desde que la razón me permite recordar.
Cuento con varias participaciones en antologías poéticas de editoriales
españolas y latinoamericanas. He participado en la antología de relatos
Narrativa contemporánea española. Y en 60 Autores, 60 relatos
de la editorial Beta. También colaboro con revistas literarias en
papel como Nitecuento (Barcelona), Resonancias (Suiza)
La Nuez (México),
Los Papeles de la Manscupia (México) La Bolsa de Pipas (Palma de Mallorca),
Cuadernos de Poesía TELIRA. Colaboré en el último número de la publicación
Luces y Sombras, de la Fundación María del Villar Berruezo. Así mismo
impulso con diferentes colaboraciones el proyecto de la nueva revista
El Generador.
Colaboro en el ambicioso proyecto de poesía y arte de Amilamia (Vitoria).
Desde hace años cuelgo trabajos en distintas revistas y periódicos
virtuales como LUKE, y dirijo la revista El Verso que Viene. SigloXXI, así como la publicación del blog literario El poeta
mirón: http://poetamiron.bitacoras.com
»He recibido un accésit en el premio de poesía Mizares.
»He publicado diversos artículos en periódicos locales y mi último
poemario publicado en solitario fue
El caos de la impresión
en la editorial madrileña SINMAR, del grupo Vitruvio».
ILUSTRACIÓN ARTÍCULO: Modigliani - Marie Vassilieff, Amedeo Modigliani [Public domain], from Wikimedia Commons.