Solo voy con mi pena
sola va mi condena
correr es mi destino
para burlar la ley.
Perdido en el corazón
de la grande Babylon
me dicen el clandestino
por no llevar papel.
Pa' una ciudad del norte
yo me fui a trabajar
mi vida la dejé
entre Ceuta y Gibraltar.
Soy una raya en el mar
fantasma en la ciudad
mi vida va prohibida
dice la autoridad
[...]


Un magnífico Pleyel de cola

El primer contacto musical de Manu Chao se produjo en su casa del barrio parisino de Sévres, en 1971. Manu tenía diez años y su hermano Antoine, ocho. Su padre, Ramón Chao (columnista de Le Monde, escritor de libros y ensayos como España después de Franco; La casa de los laureles rosas o Un posible Onetti y responsable del canal internacional de lengua castellana de Radio France) nacido en 1935 en Villalba (Lugo), era uno de tantos inmigrantes antifranquistas que tuvo que exiliarse en Francia a la temprana edad de 20 años.

Ramón había adquirido un magnifico Pleyel de cola, un piano de madera y marfil que estrenó con obras de Schumann, Schubert y Manuel de Falla. La familia Chao mantenía tradicionalmente una afición musical y Ramón comenzó a dar clases a sus dos hijos, como había hecho años atrás su padre con él. Sin embargo, al cabo de dos años la madre de los niños, Felisa (también española, nacida en el barrio bilbaíno de Artxanda) harta de las quejas de estos, le advierte que los niños estaban cansados de las clases de piano. Ramón, antes de desilusionarse por la queja de sus hijos, les propone un salto adelante, así serán ellos los que decidan qué instrumento desean aprender a tocar. Manu opta por la guitarra y Antoine por la batería, pasando otros dos años en el conservatorio de Chaville hasta que deciden que están preparados para pasar a la práctica abandonando el conservatorio y creando su primer grupo musical Joint de Culasse (Junta de Culata, aunque en la jerga parisina joint también significa canuto).

El grupo no tardó de disolverse como era tónica habitual en la emergente escena musical underground parisina y crearon dos nuevos grupos Le Hot Pants y Los Carayos, con los que llegaron a publicar algunos discos, aunque también tuviesen una corta vida. En estos momentos ya se había unido Santiago Casariego, primo de ambos, y juntos deciden crear un proyecto cuyo objetivo fuera expresar por medio de la música y de la lírica las influencias multiculturales que les habían rodeado en su vida: la iberoamericana por medio de la herencia familiar, la francesa por su residencia y la influencia norafricana por la gran migración de argelinos, senegaleses y marroquíes, que poblaban los barrios parisinos. El resto de componentes de la banda los conocieron a través de diversas actuaciones en el Metro parisino y en los bares, donde iniciaron su carrera hasta grabar su primo disco en 1988, Patchanka, título que define la línea musical del grupo y que se convierte en el grito de guerra del mismo; el término se deriva del castellano «pachanga» y sintetiza la fusión de estilos y el tono festivo y carnavalero de las canciones del grupo, como su primer gran éxito, Mala Vida, en el que se combina la rumba andaluza con la fuerza y energía del punk. Su segundo disco, Putas fever, publicado al año siguiente supone el éxito definitivo de critica y ventas, lo que les lleva a actuar en países como Estados Unidos y Japón. En 1991 lanzan su tercer álbum, King of the bongo, con el que piensan introducirse en el mercado norteamericano e inician una larga gira.

CARGO TOUR´92

La gira estadounidense, en la que participaron en festivales y fueron teloneros de Iggy Pop, uno de sus ídolos de juventud, dejó muy decepcionada a la banda. Las barreras culturales existentes entre el show business norteamericano y el carácter independiente de Mano Negra hicieron muy difícil la vida del grupo en los Estados Unidos. La incomprensión por parte del sistema musical establecido llegaba hasta el punto de no creerse que un grupo como Mano Negra funcionara sin un manager, figura imprescindible para una sociedad en la que todo el mundo tiene un representante legal.

Tras terminar la gira, la banda tomó conciencia del cambio que había sufrido desde sus orígenes actuando en el Metro y en los pequeños bares de París, hasta pasar a formar parte del sistema musical establecido perdiendo toda posibilidad de diversión, aventura y de intercambio cultural que había promovido la creación del grupo. Así, deciden recuperar la idea de mezclar música y teatro, y para llevar a cabo esta idea unen sus fuerzas con la compañía teatral de Nantes Le Royal de Luxe.

Juntos se embarcan en una gira sorprendente, el Cargo Tour´92, consistente en viajar en carguero por las costas atlánticas de Sudamérica realizando festivales culturales en cada puerto con actuaciones musicales y teatrales a las que se unen diversos grupos de las poblaciones cercanas y que terminará en un gran festival en Río de Janeiro. La realización de la gira les llevó varios meses en los que contactaron con muchos grupos y colectivos culturales de cada lugar que visitaban lo que produjo un fuerte efecto expansivo y de creciente curiosidad hacia aquellos europeos que habían llegado en barco. La insólita experiencia resultó agotadora lo que produjo alguna deserción en el grupo como la de Antoine, hermano de Manu; para compensar la banda conoce a Fidel Nadal, cantante del grupo argentino Todos Tus Muertos que se une a la banda convirtiéndose en pieza fundamental de los nuevos Mano Negra.

EL TREN DE HIELO Y FUEGO

A finales de 1993, tras reponer fuerzas de la gira en el carguero por la costa atlántica de Sudamérica, la Mano Negra se embarca en una nueva aventura aún más atrevida que la anterior.

En este caso se trata de recorrer en ferrocarril la línea que une el Caribe colombiano desde la estación de Santa Marta hacia el interior del país terminando en la capital Bogotá. El tren recorre, a la velocidad de 15 kilómetros por hora, las distintas estaciones atravesando a su paso selvas, montañas y diferentes territorios del altiplano colombiano en manos de los narcotraficantes, los guerrilleros e incluso los paramilitares, lo que les generará más de un problema con estos grupos. El tren para en todas y cada una de las estaciones para realizar actuaciones de manera totalmente gratuita junto con grupos autóctonos que se van uniendo a la comitiva realizando diversas actividades incluyendo los espectáculos circenses y malabares.

El viaje se produjo con una gran cantidad de incidencias derivadas de la conflictividad reinante en la zona atravesada lo que provocó nuevas deserciones en el seno de la banda y lo que será a la postre el final de la misma. Ramón Chao, padre de Manu y Antoine formó parte de la expedición ferroviaria y más tarde reflejará las experiencias vividas a través del libro Un train de feu et de glace. De vuelta a Francia tras la experiencia colombiana lo que queda de la banda graba su último disco Casa Babylon recogiendo en él todas las influencias recibidas durante sus recorridas por Sudamérica.

ESPERANDO LA ÚLTIMA OLA

El éxito de Casa Babylon no disipa las divergencias sufridas en el seno de la banda en los últimos tiempos y aunque Manu desea continuar con ella, otros miembros fundadores creen que la banda original ya nada tiene que ver con los actuales miembros, por lo que se niegan a que el nombre de Mano Negra siga siendo utilizado.

Así, Manu se traslada a vivir a Madrid, donde decide recuperar el espíritu de la Mano Negra con una nueva banda, Radio Bemba Sound System, y realiza algunas actuaciones sin apenas promoción pero en las que participan algunos de los amigos de Manu como Fidel Nadal o Fermín Muguruza (fundador del grupo vasco Kortatu), tocando casi por sorpresa allí donde encontraban locales disponibles.

Pero Manu decide dar un nuevo cambio de rumbo y se traslada de nuevo a Sudamérica con su estudio portátil y un bloc de notas que le sirven para componer y grabar lo que será su primer álbum en solitario Clandestino. Esperando la última ola. El disco, que es publicado en 1998, vuelve a contar con la participación de Antoine, hermano de Manu, y supone un gran éxito de ventas inesperadas para un disco en el que se afianzan los dilemas político-sociales que habían caracterizado las canciones de Mano Negra. En su deseo de conocer nuevas culturas, Manu también había viajado a través de Senegal y Malí donde esperaba en el futuro repetir la experiencia ferroviaria colombiana, junto a un grupo de amigos que eran conocidos como La Caravana des Quartiers.

A FEIRA DAS MENTIRAS

Si algo había caracterizado la vida de Manu Chao era la idea de viajar constantemente y montar espectáculos interdisciplinarios que sirviesen de punto de encuentro de sus amigos presentes y futuros. Tras la salida de Clandestino, Manu pone en marcha una nueva aventura conocida como La feria de las mentiras, un nuevo concepto de festival itinerante en contraposición del mercantilismo en que habían caído muchos otros festivales.

La Feria debía ser como un espectáculo circense que se acerca a las ferias de las localidades que visita uniéndose a las fiestas de cada población, como las del barrio barcelonés de Nou Barris o las fiestas de Santiago de Compostela en julio coincidiendo con la celebración del campeonato mundial de fútbol en Francia (1998), deporte del que es un gran entusiasta Manu. Los espectáculos malabaristas, los desfiles de carrozas, las degustaciones gastronómicas e incluso un campeonato de futbolín al que acude el inventor español del juego, un poeta gallego, y, por supuesto, las actuaciones musicales serán los componentes de la feria, en la que de nuevo Manu se enfrenta a la falta de presupuesto y de patrocinadores, saliendo adelante con la ayuda de muchos amigos que trabajan y participan en la feria de manera gratuita.

PRÓXIMA ESTACIÓN: ESPERANZA

Justo cuando Manu cumplió cuarenta años publicó su segundo disco, Próxima estación: Esperanza (2001) grabado como el anterior en un pequeño estudio que tiene en su casa y en el que han vuelto a colaborar gran cantidad de amigos del cantautor. La salida del disco fue todo un éxito y la respuesta en número de ventas, millonaria.

Tras muchos años de vagar por el mundo tocando en lugares en que ningún europeo lo había hecho antes y, lo que es más importante, mezclándose con sus gentes, este músico nada convencional recoge el esfuerzo realizado justo en el momento que menos se lo esperaba pero que quizás era el más necesario para la música que actualmente se halla copada por grupos salidos de laboratorios de marketing musical.

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ILUSTRACIÓN: ManuChao05, By Philippe Jimenez [FAL], via Wikimedia Commons.
▫ Artículo publicado en
Revista Almiar (2001). Reeditado en junio de 2020, durante la pandemia de la Covid-19; se han mantenido los colores de fondo y texto originales de la publicación.

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