Ofréceme tres viajes sobre un mapa
desplegado, a un lugar
que no exista en la tierra,
sonrisas y un barco de madera
con velas de colores, las notas
gozosas de un violín
que recuerden a la vida,
el coro de una orquesta.
Ofréceme un tesoro.
Regálame memoria de otro tiempo,
los años olvidados, la foto de París
que lo recuerda todo, canciones
que cantamos entre copas,
que bailamos sin bailar, tú sin pareja,
las librerías de viejo, el disco
de vinilo con tu firma, con tu letra
de un borroso cumpleaños
que está lejos, ofréceme los versos
del poeta, las cartas que rompimos,
inventa un lugar de fantasía, un espejismo
en la noche que vive la leyenda
de las noches sin luna.
Hoy sólo hay frío y sombras
en este tiempo fugitivo
que no nos reconoce,
de la ambición la tumba.
Ofréceme calor en el invierno.
El pozo amable
El final del teorema,
la búsqueda, por fin tu boca
cuando el milagro nos sorprende,
apoteosis en sombra, piel sobre piel,
la mano avanza entre la tela,
zona de sueños profanada
y el misterio se hace luz.
Se eriza el cabello de raíz
porque los dedos
exploran la hondura del pozo más secreto.
Brocal sin fondo, la noche más sonora
a las puertas del pozo más amable.
Todo el enigma entre las rocas
de unas piernas, medianoche con sol
que lo ilumina todo y no amanece.
Horas furtivas, de amor las horas
y en el silencio flota humo,
el metal frente a la carne del metal
que cruje. Chirrían los costados
de dos locomotoras que arden,
que chocan sin hacerse un arañazo.
Nocturno cuadrilátero de sueños,
libar del pozo más amable.