Gabriela Simone



Vacilus
Melancolicus


1
Y me atacó...
De repente, siempre llega así
Como un maremoto en Hawai
O un sismo en Tokio
Una voz crispada,
Un dolor en todo el cuerpo;
Unos ojos que parecen
Regados de a intervalos
Anuncian la llegada del vuelo
Número (ya no me acuerdo)
De la empresa Vacilus Melancolicus
Y ya está
Soy indiferente así en el cielo
Hay soles, galaxias, planetas
¿o una estrella fugaz?
Para pedir un deseo, sólo uno
Me muevo como si el índice de gravedad
Tuviera mil ceros más
El deseo de hacer algo
Por mí misma
Me abandona por completo
Y el infeliz que tiene la desgracia
De cruzarse en mi camino
Sufre las terribles consecuencias
De este virus desconocido,
El cual aun no tiene

Forma de prevenirse
Ya está mi amor,
Ya todo acabó.

2
«Atrás de las nubes siempre
está escondido el Sol»
Tal vez debajo de una piedra
O en un beso, un abrazo
O en mí misma
Esté la cura de mi enfermedad
O tal vez mañana ya no esté
Porque se fue por sí sola
O porque alguien le dio
La poción mágica
En la dosis exacta
Remedios hay muchos,
Caseros y de los otros,
Recomendados o automedicados;
Pero quizás no necesite
Ir a la farmacia
O ver al médico
Porque la cura está aquí.

3
Necesito picos y palas
y acaso unos guantes
pues la búsqueda puede destrozar
mis manos o mi alma.
Aunque es algo improbable
que esto suceda,
debo estar prevenida,
sacar fuerzas de donde
ya no las tenga,
recurrir a quien sea necesario,
quien me pueda dar una mano.
Sólo es cuestión de
ser tan valiente
como tal vez no lo fui nunca,
arriesgarme aunque tenga
pocas probabilidades
de salir airosa de la prueba.




Contactar con la autora: profe_gabrielas[at]yahoo.com.ar


Ilustración: Fotografía por Pedro M. Martínez ©



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