Puesto a perderme
que sea contigo y en ti.
En la arena serena de tu playa morena,
en tu noche estrellada de cielo andaluz.
Espérate un poco a que doble el recodo,
el que empieza a la vera
de tu noguera.
Y otra vez, de la mano, los dos
caminillo adelante,
el que va pegado al río
hasta el prado del somontano.
Puesto a perderme, bichito,
puesto a enredarme, sin desatarme.
Los falsos semidioses
Dedicado a la población civil iraquí
Los falsos semidioses
se pusieron de acuerdo. Tenían tanta hambre que
algún lugar recóndito, escondido en un pequeño pliegue
de su minúsculo cerebro,
azuzó de nuevo el instinto.
Y sintieron Ansia.
De espaldas a la decencia
cerraron los oídos al clamor creciente
que sólo subyace en el sentir del Hombre.
Sus mentes desquiciadas
rezumaron ponzoña
en la negritud maliciosa de la Mentira.
Celebraron el cónclave
en la caverna oscura.
En ese lugar al que la luz
no puede llegar,
donde la brisa se niega a soplar.
Donde Dios puede volver a ser vejado,
azotado, escupido.
—Te invocamos Gran Payaso,
ven a nosotros Gran Marioneta—
Y volvieron
a crucificar al Cristo,
a coronar al Rey
y clavar la lanza
en el costado cósmico.
Y lo izaron como estandarte.
La Gran Máquina,
puesta al día, volvió a ser engrasada,
multiplicado su amperaje
y aumentada su potencia.
Subieron de nuevo al trono
y observando otra vez el mapa
cruzaron la línea.
Seré juzgado y condenado
Seré juzgado y condenado,
por lo mucho que te he querido,
por lo poco que te he cuidado.
A qué este cansancio atroz
Dios mío,
cuando veo del hermoso tiempo
el final ingrato,
de el no haber hecho nunca nada
y mi retrato,
caricatura noche y gris
y de mi manos el vacío.
Cuantas ganas he tenido de irme,
a veces.
Si era algo lo eras tú,
si alguien era, era por ti.
Arena movediza desmoronada,
sombra bajo la sombra
y bajo la sombra, nada.
Aire
Dijo el Diamante.
—Creemos la dureza.
Afirmó el Granito.
—Creemos la fuerza.
Sentenció el viejo Canto Rodado.
—Creemos la paciencia.
Y los tres padres crearon la piedra,
dura, fuerte y paciente.
Y yo que no soy
ninguna de las tres cosas
me siento piedra a veces.
Habló el Río.
—Creemos el fluir.
Exclamó la Mar.
—Creemos la tempestad.
Sopesó el lago.
—Creemos la calma.
Y los tres padres crearon el agua.
Y yo que sí fluyo,
que soy tempestuoso y calmo,
me cuesta sentirme agua.
Bramó el Huracán.
—Barrámoslo todo.
Susurró la Brisa.
—Toquémoslo todo.
Rió el Soplido.
—Metámonos por todos los rincones.
Y los tres padres crearon el aire.
Y yo que ya no soy nada
fui aire un día.
¿Soy piedra, soy agua, soy aire?/
Quizá un poco de las tres cosas agazapadas al rescoldo del espanto. Pero,
el espanto/
cesó y María alcanzó de nuevo la luz porque ella era ya antes la luz./
Prefiero ser aire. Una vez lo fui, y aire y luz al tocarse se hicieron
amor.
Acabado el espanto
la luz fue a la luz
y el aire amainó.
Y yo que me siento piedra a veces,
que me cuesta sentirme agua,
que fui aire un día
quisiera serlo otra vez.
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Josu Alonso
(Bilbao,
1959).
Escribe por mantenerse
entero.
ILUSTRACIÓN POEMAS: Fotografía
por el autor ©
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