Hoy quisiera dejar de hablar
de desamores.
Y que mis versos entreguen fantasías y esperanzas.
Recordar las tardes de potrero cuando yo jugaba la pelota.
Ojalá en esta tarde mis pensamientos fueran claros,
ojalá dejaran de mostrarme quejidos y amarguras.
Porque hoy deseo escribir cosas alegres
Deseo escribir que, por ejemplo, en mi infancia
fui feliz con mis amigos.
Es extraño, y no quisiera ser reiterativo…
Pero cada línea que se escribe,
Es como un arma que combate a los demonios.
Recordar pequeñas cosas
que ahora mismo mi memoria niega,
Recordar por ejemplo, que una vez
la luna y las estrellas
Me salvaron del suicidio.
Contar lo bien que me sentó mi primer cigarrillo.
Y que ahora no lo tengo,
¡Pero igual que bien se me sentiría!
Y lamento haber dejado el vicio tan temprano.
Es que uno siempre desearía
Que Asterión este conforme con su mundo.
Yo quisiera describir ahora para ustedes que me miran
Una vez que la felicidad me había tomado por sorpresa.
Igual que lo hace siempre la desgracia.
Yo deseo que en vez de tantas lágrimas
Ustedes leyeran en mi verso
Lo feliz que he sido en el potrero.
Hay recuerdos que aún me lastiman demasiado.
Quisiera imaginarme cuáles,
pero en el dolor que causa el desamor de una mujer hermosa,
todo se ha vuelto de golpe oscuridad.
Lo lamento, yo no puedo.
Porque ella no estará más en mi mente.
Es extraño pero cierto lo que tantas veces he escuchado.
El amor se acorta mientras vive,
Y el olvido puede durarnos para siempre.
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Nicolás López Dallara.
Su última
publicación ha sido
En cada Letra te desnudas dentro de la Antología poética Amarga
Hiel. Otras obras suyas son: Tres líneas de la mano, Color
del Trigo y El nonagésimo noveno nombre: Asterión y Yo.
Contactar con el autor: Ad.litteram[at]hotmail.com
ILUSTRACIÓN POEMA: Fotografía por
Pedro M. Martínez ©
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