Ok,
I will say it only once.
No soy un poeta. No soy joven. No soy un poeta joven.
So,
no soy
yo.
Ok, so
no soy y lo diré sólo una vez más, ¿ok?
Ésta irá sin prejuicios, so
yo nunca tuve / lo que eché de menos
lo que más eché de menos
the more I missed.
Yo
ce que m’a toujours manqué, moi
yo
Ok, so, cette fois je dirais plus
je ne dirais plus
cette fois / esta vez, moi / yo
cette fois esta vez , moi
podría ser un poeta joven
a young poet
DISPAROS EN PAPEL: 1: de mi madre aprendí cómo
atarse los cordones / y cómo suicidarse (y decir)
2: «Cariño, ven a la cama» 3: Blanca / Un destello /
Tú 4: (y decir) Una mina escupe diamantes y negros (y)
5: (preguntar) cómo suena un cuerpo al defenestrarse,
o un atentado (y decir)
6: (y decir) ¿Quedará alguien para que escriba el epitafio de la
Poesía?
Y claro, mi intensidad es estelar.
Mi identidad es claro, y decir
no lo que tengo sino lo que tengo que decir.
Veréis:
yo,
tengo una anestesia de plomo, no sangre.
Figuro como un ángel
en medio del vacío.
Yo,
un coñazo existencial y relativo.
Yo, un invento que lo quiere a toda costa es ser
príncipe, ser
Prometeo, ser
un yo
poético, ser yo
poético
al menos this time, cette fois.
Además, es domingo
Esta latencia de alma
que me baja la tensión y me enseña,
sin espejos,
un poliedro: sólo tengo caras.
Aún más hoy soy como un recipiente de vacío:
ni gastado ni por rellenar, mera inquietud
sin parto.
De todos los perímetros que me detienen,
mi piel
es el único que si rajo, muero.
Así qué contiene a quién,
la voz del hondo dentro
que sólo puede nacer en la hemorragia definitiva.
Así la vida, una molesta excepción a cada certeza.
Me gustaría ser un poeta de lo concreto me digo
de lo concreto me digo
qué coño lo que me gustaría lo que a mí realmente me gustaría ser
es poeta,
un poeta y creer
que la Poesía no es otra libertad fingida.
Se raja un telón – el ilusionista,
capaz de convertir las gotas en pompas.
Los domingos por la tarde yo me convierto
en el antagonista de mis ilusiones.
Inflo
más contornos con el mismo aire,
menos aire.
Dormido, la sangre no duele.
Pero
ese yo del hondo dentro pide una semana:
Hay que hacer apetecible la letra
para que quieran leerte.
Los ojos que más piden
son los más bellos.
¿Cómo acaba el domingo?
El domingo acaba con un ejercicio de caligrafía.
Lo que yo quiero, lo que realmente piden mis ojos es
otros mismos ojos que pidan
desde la crisálida hasta la mortaja.
__________
Javier GEME
no es poeta. Ha recitado varias veces —solo, acompañado, bajo el mecenazgo
del Centro de Poesía José Hierro, con violonchelos o por la radio—. Ha
publicado una sola vez, en Cuadernos del Matemático. Aunque tampoco
es videocreador o videoartista o videopoeta, le gusta meterse donde no
le llaman. Tiene 22 años y es de Madrid.
Contactar
con el autor: javiergm88[at]gmail.com
Ilustración del poema: Fotografía por
Pedro M. Martínez ©
|