Eratóstenes

poema por Gocho Versolari

Eratóstenes se quitó las sandalias
y caminó descalzo la tierra
hacia el final de su jardín
donde latían las rosas de la cifra
Se acostó en la hierba
y soñó con la circunferencia:
una lámpara
visitada por los insectos de la cantidad.

Eratóstenes despertó
y esa tarde
volvió a quitarse las sandalias
y a caminar descalzo los senos de su amada.
Luego se acostó en el jardín
y soñó con sus ojos
con las volutas de su cuello
(los mosquitos de la cifra
discutían sus resultados
mordisqueando la sangre y los anhelos).

Después una tormenta
cayó sobre el jardín.
Lluvia de sangre,
pájaros desmembrados. Eratóstenes
fue un cúmulo de sueños:
manos, pies
pecho y vientre atardecidos
que derivaron los arroyos de la lluvia
y se evaporaron lentamente
y una niebla desnuda
llegó a las muchachas que dormían
y les habló de amantes
y de sueños
de tempestades súbitas
y amores que escapan a las cifras
y llegan a la perfección del número
donde los prados son verdes,
donde las noches
sueñan al soñador y las anémonas
le muestran sus cinturas cenicientas

En Grecia
Solón se quitará la ropa
Y tallará sus leyes en madera
En Atenas
un perro orinará a Dionisio
y Zeus agitará sus rayos
sobre los sueños de Eratóstenes
que recorre la circunferencia de la tierra
mientras su amada
se baña en esa fuente azul de Jonia
que respetó Darío

De Tebas y de Esparta,
del fuego de los cielos
descenderán los peregrinos
que treparán descalzos
el enorme cuerpo de Eratóstenes
tendido en posición fetal mientras los bárbaros
escapan a ritmo de trirreme
y el corredor de Maratón
agoniza junto a su pie derecho.

Eratóstenes duerme
dirán los esclavos en la noche
viendo el perfil del cuerpo circular
que proyecta la sombra de la luna
sobre las rocas del Peloponeso. Una niña
subirá a sus rodillas empedradas
a sus muslos fibrosos como barcos
Regresará
con una sonrisa y un secreto
que volcará en los oídos de su hermano
mientras la griega noche
arroja sus aceites y aceitunas
sobre tersos barrancos

El mundo es el cuerpo de Eratóstenes
musitará la niña
en un susurro que partirá la tierra
y golpeará con su perímetro,
látigo de cifras y mosquitos,
de trirremes y vino
de las viejas fiestas de Dionisio
que avanzan sobre el Uno de Parménides
y los fluyentes ríos heraclíteos

El mundo es el cuerpo de Eratóstenes
repetirá la niña
y las hetairas llorarán
sobre la carne plateada
de la circunferencia de la tierra
que habrá sido medida para siempre
y para nunca

Volando sobre el mar,
sobre la tarde
sobre el tiempo transformado en espacio,
los mosquitos de la cantidad
llegarán a las noches
repletas de edificios
y la sirena de un vapor
parecerá un cuerno de cabra
Y la circunferencia de la tierra
estallará en su locura
de sentido y de pan
de mosquitos y vino
de muertos y de vivos
de sólidos silencios
que llueven y crepitan
detrás de las gélidas estrellas.


______________
Ricardo Iribarren (seudónimo: Gocho Versolari, aplicado a su obra poética). Escritor argentino, nacido en 1949 en la ciudad de Mar del Plata. Sus principales publicaciones en papel son El ángel y las cucarachas (Mérida, Venezuela, 2006) y La vida está aquíseis ensayos y siete leyendas sudamericanas (Editorial Abya Yala; Buenos Aires, 1992). La mayor parte de su obra se encuentra inédita en los circuitos comerciales convencionales. Toda ella se halla debidamente registrada.
Como aspecto fundamental de la biografía del autor destacaremos su búsqueda de nuevas formas de expresión de los géneros tradicionales apoyadas en las transformaciones tecnológicas y su interacción con el contenido artístico, desde la invención de la escritura, pasando por el descubrimiento de la imprenta hasta llegar a las instancias digitales e interactivas de la actualidad.

Web del autor:
http://terminados123.blogspot.com/
http://lospiesdelanovia.blogspot.com/

Ilustración del poema: Fotografía por Pedro M. Martínez ©


Mar de Poesías


Poemas publicados en Revista Almiar, n. º 55 (noviembre-diciembre de 2010); web reeditada en febrero de 2020.

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