La Pantalla de
Altamira
Allí donde un poco de pasta bastaba... Gior
donde Ariel lavaba blanco a secas
y Perlan concedía galardones de nuevo.
Allí donde Magno
a pizcas
era mucho
y soberano propiedad de los hombres.
Allí donde las muñecas de Famosa se dirigían al portal
donde un juguete Comansi
era un juguete completo
donde a mí plin que dormía con Pikolín.
Allí donde Avecren chupeaba
donde cantaba el negrito del África tropical
donde ¿qué tal?
pues muy bien con Okal...
El hogar está como lo recuerda
porque lo recuerda
porque capta espectrales soniquetes
flameando entre el polvo que aplasta los objetos
tan expugnables ellos,
psicofonías de cuando el capitalismo
era esa cría de cocodrilo que entretenía a los niños
se contentaba con media salchicha
y
cabía por el desagüe del inodoro.
La ventana indiscreta
Tienes
ojillos de ángel.
Miras
como deberían mirar los ángeles.
Sin embargo
vives en la calle Borbón
s/n
piso tercero
cada mañana te despierta Catalunya Radio
practicas pilates rayada de naiqs
desayunas especial K
agarras tus libros de periodismo
forrados de Sexo en Nueva York
y sales escopeteada en tu bici verde
sin recoger las tanguitas rosas del tendedero.
¡Qué bien te resbala la vulgaridad!
¿De verdad
que no eres un ángel?
Angelotes negros
Dulce
—por sabia—
grilla la armónica del negro cansado.
¡Ay, negro cansado!
si supieras qué trajinaría con tus labios
la fugada princesita de papá.
Pero no está tan fumado
y percibe el fulgor de unos ojos de gata
entre el adormilado gentío.
—Ya no toca
como los ángeles —cuchichean.
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Antonio Romero
Montilla vive en Barcelona,
tiene 40 años y estudió filología hispánica y fotografía.
Web del autor:
http://lacantidaddelcero.blogspot.com/
Ilustración poemas: Fotografía por
Pedro M. Martínez
©
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