Dale al brazo del viento
una tiza, un pincel,
un lápiz de colores.
Con ese brazo pinta mi hijo
lo que el tuyo:
la misma casa,
el mismo bólido,
el mismo sol amarillo,
y a un tipo con antenas
que siempre sonríe.
No titubea, no tacha,
no copia, no sufre.
Aprieta el color
para que salga más intenso,
más llameante.
Y, o rompe la mina del lapicero
o se queda sin fuerzas,
medio dormido,
sobre los colores.
Sin una pizca de pintura
en la memoria
lo que le sale es definitivo,
original, puro, sin patraña.
Y lo hace de carrerilla
como si llevara mucho
tiempo en el arte.
Luego pone su nombre
a la lámina con letras
desmedidas:
Y la olvida para siempre.
Y a otra cosa, mariposa.
El río
Me he tendido a la orilla del río
con mi brazo abrevando en el agua.
Agua mecedora de alguna derrota
que me desvanece
que sabe atemperar el corazón
y me lo rinde.
Su murmullo
me hace desaparecer
en rocío de sentidos
sobre una piel
con venas de su agua
con cauce de mi sangre.
Y siento que ya soy el río.
Por el camino oigo el ritmo de un cayado,
el roce de ropa gruesa a cada instante,
el compás de zancadas acercándoseme.
Los tres sonidos atados en un mismo susurro.
El saber que se acerca alguien
hace que mi brazo sienta el frío de la corriente
que mi corazón despierte
que el río se me aparezca por entre los dedos.
Buenos días.
Y hermosos, le digo.
Mientras voy oyendo cómo se aleja su cayado,
el roce de su ropa gruesa,
la zancada firme siempre medida,
cómo los tres sonidos atados en un acorde
bajan hacia el valle
saco mi brazo del rumor del agua,
ya de otro río.
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RUBÉN LAPUENTE BERRIATÚA
es un autor de El Rasillo
(La Rioja; España). Web del autor:
El cuaderno de poemas de Rubén Lapuente
(http://rubenlapuente.blogia.com/).