Sé que andan diciendo por ahí de
mí
que últimamente me paso con la bebida,
que rara es la vez que llego por la noche
sereno a mí cama;
que mi boca no se queda atrás ni cerrada,
y que incluso en alguna ocasión
un rosario de hostias la han cosido.
A pesar de que sea de mí del que hablan
y de que en mi vida, ya lo sé,
os he vendido, más de una vez,
mi palabra como poco creíble,
debéis hacer una excepción ahora
y creer cuanto sobre mí se comenta.
Cuentan, también, esas lenguas con pulmones de acero,
que le doy mucho a las drogas,
que me han visto visitar muy seguido
los cuartos de baño de los bares
donde me pago el tratamiento contra la dipsomanía;
y que al salir me acodo contra la barra
con cara de catador de vinagre.
A pesar de que nunca he dado un testimonio
ni en mi vida ha habido nada fiable,
en esto, también, debéis hacer caso.
No tengo dinero —¿sabéis lo caro
que cuestan hoy los vicios?— para encima
pagar a un abogado
que limpie una reputación a la que no conozco.
Sería como contratar a alguien
para que rompa las piernas a un desconocido.
No habría emoción.
Afirman, incluso cuando sólo había entrado
a comprar tabaco, que me han visto salir
de más de un lupanar,
haciendo reverencias a la puerta
y caminado hacia atrás.
Si esto no es cierto o se debe a una raquítica
apreciación mía de la realidad,
que me devuelvan el dinero.
¡Joder!, ¡que polvo!
Pero para concluir os confesaré
que si os creéis todo cuanto se cuenta de mí,
todo sobre lo que de mi se exagera,
aunque lo hayáis oído de mis propios labios,
pretendiendo encima que os invite a una copa;
y os creéis cosas que ni yo creo
a pesar de haberlas hecho;
es por que pensáis que tarde o temprano padeceré
de algún extraño delirio de remordimiento,
cuando lo que realmente he elegido
es que habléis sólo de mis vicios
antes de que andéis a vueltas con mis fracasos.
Hey
txo!!!
Hey Joe,
uh,
where you going' with that gun in your hand?
Hey Joe,
I said where you going' with that gun in your hand?
Alright.
(Jimmy Hendrix)
Desde que supimos lo tuyo
que te pasaras a contárnoslo.
No sé quién salió en tu busca
Incluso aquel tipo del fondo
que bebía huraño sentado en una banqueta
sin ver que en el espejo, tras la barra,
su reflejo también le había abandonado.
para hablar como de costumbre
y que me repitieras otra vez aquella anécdota,
una vez más con un nuevo final,
cayendo del techo de tu habitación.
¿Significa esto que como planeamos
nunca viajaremos hasta la frontera
¿Que aquel negocio de llevar gente hasta el desierto
para contemplar auroras boreales ha quebrado?
Todos cuantos salieron a tu encuentro
para contarme qué era aquello
de tu enrollado con la muerte.
Presiento tus pasos a mi espalda,
me giro y me encuentro frente a ella.
¿Qué es eso de que la maltrataste?
¿Que te abandonó porque no fuiste
corriendo tras las ambulancias
o arrojándote al paso de las sirenas,
desnudo, contra los coches de policía.
He decidido ir también en tu busca
en cuanto mi sombra salga de los lavabos
con los ojos como centellas
y una agradable sensación en la nariz.
Puede que sólo encontremos la calle desierta
pero las farolas harán de estrellas,
indicándome el camino que nunca he seguido recto
Y si te descubro, a lo lejos en la calle,
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oscalberdinz[at]gmail.com
Ilustración poemas: Fotografía
por
Pedro M. Martínez ©
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