Amenazaste con una mirada y mi corazón se alistó,
mi vida perdió su horizonte para seguir tus pasos,
todos los días eran perfectos para encontrarte, pero tu aroma se perdía
en el rigor de
otros cuerpos.
Ese día me levanté y decidí mostrarte mis cartas,
Todo era perfecto, estabas solo, sentado;
Pensando en la ruina de un tiempo que se fue,
Me faltaban ocho pasos para quedar a uno menos de tu boca,
Pero se adelantó aquel perfume burgués con un par de tacones y unas manos
delicadas
que sin ser pesimista opacaron el momento preciso,
el desaire aterrizó mis ganas,
Quedé sola o sin mí, y marchitaste mi cara con una sonrisa.
En ocasiones futuras y como siempre pasa,
me ofreciste tu amistad como premio de consolación.
¡Que más da!, hoy ya somos amigos y brindo por eso, aunque prefiero olvidarlo.
Como tantas cosas que permanecen juntas y funcionan sin necesidad de amarse,
decías tú, que ya eras mi hermano,
el fútbol, la moda, el cine, los amigos y todo lo demás hacían parte del
compinche y la
bohemia de un corazón roto.
Pero si bien lo recuerdo no habían pasado ni tres meses,
la luna se reflejó tu silueta,
deslizaste tus manos sobre mi espalda,
amenazaste con una mirada,
y por segunda vez mi corazón se alistó,
entonces tu pecho entonó estas dulces palabras:
Como Romeo y Julieta,
como el mar y su orilla,
como esto que siento por dentro,
como la inspiración y sus musas (se adelantó ella en el verso), y como
tantas cosas que
permanecen juntas sin necesidad de amarse,
amigo mío, te presto mi pecho y te invito a que me olvides,
como la mujer que nunca soñaste… que no soñaste.
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Vanessa Taleyssat Peña
es una autora
de Bogotá (Colombia), de profesión
comunicadora social y periodista.
vanessadelfin[at]hotmail.com
ILUSTRACIÓN POEMA:
Ashs-year12-painting, By Mosborne01 (Own work) [CC-BY-SA-3.0 (http://creativecommons.org/licenses/by-sa/3.0)
or GFDL (http://www.gnu.org/copyleft/fdl.html)], via Wikimedia Commons
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