De niños jugábamos
a los muertos,
pero la muerte era extraña, lejana,
apenas una osadía.
Comíamos moras
y los labios tenían el color del invierno,
poníamos flores en las manos, en el pelo
y con el rosario enredado,
orábamos alrededor de quien cerraba los ojos
en esa travesura horizontal.
Éramos muertos ingenuos,
felices, audaces pétalos de escasas primaveras
y reíamos hasta el cansancio.
Ahora somos flores mustias.
Los días son tan breves
y quedan tan pocos octubres.
Nos duele la casa gris, el patio deshabitado,
los ladridos que ya no están,
las fotos en la pared.
¡Qué lejos quedó la infancia!
Victoriosa
la muerte juega con nosotros
y nos asusta.
____Cargó dos fotografías
Cargó dos fotografías,
la rosa seca,
su vulnerabilidad,
la campana de bronce,
aquel espejo,
todos los abrazos
y se marchó.
_______Esta fragilidad
Esta fragilidad
sobre la espalda duele.
Lastiman todavía
autos negros.
Hiere esperar en el balcón.
Gemir en noches oscuras,
huir de Dios, del panfleto inerte,
verter sobre la mesa fotos muertas.
Llorar los sueños que perdimos,
caer estando en el fondo, caer.
Molesta estar aquí
cuando tantos marcharon.
Quedamos aniquilado vacío,
entonces duele.
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Gustavo Tisocco
tiene publicados tres libros
Sutil; Entre soles y sombras y Paisaje de adentro
y dos CD Huellas, e Intersecciones, además de diversas
antologías gratuitas en diversas partes del mundo.
Tiene varios premios donde se destacan Premio Revelación a la Calidad
Literaria en Buenos Aires en el encuentro organizado por el grupo
literario Pretextos y Revelación del Tercer Encuentro de Poetas
Latinoamericanos, ambos en el año 2007.
Publicado en diversos medios gráficos, cibernéticos y radiales.
Actualmente dirige
http://mispoetascontemporaneos.blogspot.com.
ILUSTRACIÓN POEMA: Fotografía
por Pedro M.
Martínez ©