Un poemario de José Antonio Buil
Entrevista al autor

 

J

osé Antonio Buil lleva toda la vida escribiendo y, de hecho, este que vamos a comentar es su octavo poemario; construido a base de proyectos inacabados, de ideas perdidas, de ruinas o de simples materiales que se olvidan en el almacén de los recuerdos. Unbuilt (editorial Cuadernos del Laberinto. Madrid, 2022) se nutre de la perplejidad, como comenta Emili Rodríguez-Bernabéu en el prólogo, y en donde nos avanza con criterio pulcro y exacto: «La significación de ese vocablo inglés no debe pasar desapercibida: unbuilt=sin construir, no construido. ¿Tuvo alguna relación subconsciente o consciente en la elección la semejanza del vocablo inglés built (construido) con el apellido del autor, Buil? ¿Lo encontró en ese divagar constante en que se halla todo poeta? Los títulos de las obras literarias tienen generalmente una significación catafórica, es decir, una relación con su contenido, y pueden conducirnos a la intimidad poética del autor. Solo había que anteponerle Un, negación inglesa, para que el autor se enfrente a ese vacío interior que debe ser expresado. Hablar de lo no construido. Un desafío lírico, la experiencia del yo sobre lo no construido».

Unbuilt se rige sobre la belleza ida o soñada, pero también sobre lo que cimenta nuestras vidas: a veces, pueden ser pequeños detalles y otras, grandes construcciones asentadas en tierra firme. Tenemos todo un mundo para desear y el hecho de planificar lo que pudiese acontecer, el hecho de erigir sobre el plano —sin llegar a realizar— espacios únicos, espacios posibles pero imposibles a la vez; nos convierte en herederos de Étienne-Louis Boullée o de Gaudí.

Es este un libro original, tanto por su temática como por la belleza innegable de sus endecasílabos, heptasílabos y alejandrinos. Un alzamiento literario delicado y sólido que confirma a José Antonio Buil como uno de los grandes poetas actuales; una voz que se escucha y no se olvida, unos pasos que abrieron el camino.

 

—Háblenos sobre Unbuilt.  ¿De qué trata este nuevo poemario que acaba de publicar?

Unbuilt es un término inglés que se traduce como «no construido» o «sin construir». De las tres partes que componen el poemario, la primera, «Lo no construido», se inspira en grandes obras y proyectos arquitectónicos que no se llegaron a realizar o fueron demolidos, o desaparecieron (como el caso de la Atlántida). Es el caso del Cenotafio de Newton, del arquitecto francés Étienne-Louis Boullée, el Hotel Attraction de Gaudí que proyectaba construir en el centro de Manhattan, o el demolido barrio Kowloon Walled City de Hong-Kong que luego se transformó en un gran parque urbano.

La segunda parte, «Desarquitecturas», refleja la influencia un tanto distópica de espacios y lugares del pasado del poeta en su propia experiencia vital (esquinas, estancias, muros, suburbios…).

La tercera, «Pequeñas arquitecturas de lo invisible», se sumerge en los fondos más oscuros e insondables del propio autor, según reseña en el prólogo del libro ‒impecable y riguroso‒ el poeta, ensayista y crítico literario Emili Rodríguez Bernabéu.

—Es inevitable pensar en el juego de palabras entre su apellido y el título del libro. Y es que, sin duda, su apellido lleva esa carga o metáfora. ¿Qué le suelen preguntar y qué responde sobre ello?

—A mí no me sorprendió tanto, llevo toda la vida viendo mi apellido en el Empire State Building, de Nueva York. En 2020, por casualidad, tuve noticia de que la plataforma Tumblr había publicado una colección de bocetos y dibujos de proyectos arquitectónicos monumentales que no se construyeron: The Unbuilt. No soy arquitecto, pero —sin saber aún por qué— aquello resultó un estímulo potente para mi «yo» poético con un amplio recorrido metafórico. El libro está dedicado especialmente a los arquitectos y urbanistas de cualquier ámbito. La arquitectura, desde siempre y en sus múltiples formas y estilos es arte y técnica, pero hoy parece que haya perdido relevancia pública, que esté un poco apartada del interés mediático y social y no se le rinda el tributo que merece.

—¿Qué ingredientes debe tener un buen poema?

—Le respondería con otra pregunta: ¿quién lo va a leer? Porque hay tantos subgéneros, corrientes, estilos y perfiles expresivos como lectores en cuyas manos caiga. El poema es un binomio autor-lector, una trasferencia que hace el poeta de algo que no le es dado a conocer previamente porque es más bien un fenómeno refractivo emocional, un acto reflejo provocado por un estímulo o conjunto de estímulos (interiores y exteriores) captados muchas veces en su origen de forma intuitiva y misteriosa. Eso sí, el poema requiere un tracto expresivo que comunique algo mediante una elaboración sintáctica cuidada y artesanal, creativa, un filtro de imágenes, ideas, sensaciones… y su posterior decantación para que resulte presentable y a la vez conmovedor. Un poema es una interpelación al curso ordinario de las cosas. Luego, podremos hablar de aspectos formales: métrica, ritmo, rima o no, figuras literarias empleadas, etc, que sabemos que son importantes, pero el impacto del poema no reside ahí.

—¿Qué es lo que más ama de la poesía, y qué lo que más detesta?

—Del tipo de poesía que me atrae diría que su capacidad de sorprender con muy pocas palabras, el encanto inesperado que debe provocar, su poder de atracción y sugestión aunque no la comprendamos bien, cuando se consigue un cierto equilibrio armónico entre sonidos y significados.

En cuanto a lo detestable —quizá es una palabra un poco gruesa—señalaría que resulte frívola o previsible, agobiante, si es un poema demasiado largo, o que se utilice para describir temas o aspectos que correspondería expresarlos en otro género literario más adecuado para ese fin, como el cuento, la novela, el ensayo o la crónica autobiográfica… Quiero decir que cualquiera de estos géneros, por muy bien escrito que esté y resulte interesante, no por versificarlo se convierte automáticamente en poesía. El poema solo es un vehículo, la carroza engalanada de la poesía si se quiere; pero ésta surge del encantamiento misterioso que a veces desciende de ella.

—Es normal hablar sobre la documentación que hay detrás de una novela, pero no suele pensarse en la que hay tras un poemario ¿Cómo fue en tu caso para crear Unbuilt?

—Es una buena pregunta. En principio y como norma general no creo que haya que preparar documentación alguna para hacer poemas, entre otras cosas porque, ya he dicho que para mí la poesía es algo esencialmente sensitivo, intuitivo y reactivo ante determinado tipo de estímulos. Pero siempre hay un pero, hay excepciones y también contradicciones, sobre todo en poesía. En toda mi obra (y voy por el octavo poemario) solo en dos ocasiones he manejado alguna documentación que me pudiese «ilustrar», no para crear el poema sino para contextualizar su poética, su discurso. Una ha sido en Unbuilt, en su primera parte, que, como he dicho, surgió al conocer los contenidos «The Unbuilt» que aparecieron en la plataforma Tumblr en 2019. De ahí tomé la inspiración de sus imágenes y algunos textos descriptivos. La otra excepción, por razones obvias o no tan obvias, fue en el poemario Poesía Científica (Publicaciones de la Universidad de Alicante, 2018) en el que comparto autoría con Emili Rodríguez Bernabéu.

—¿Por qué muchos lectores tenemos la sensación de que la poesía no camina en la misma dirección que las personas?

—Pues porque no lo hace. El lenguaje de la poesía es un código que no sigue patrones de expresión lógico-formal. Se mueve en un plano de geometría expresiva diferente. Por eso carece de utilidad práctica, y por eso hablamos de la «necesaria inutilidad» de la poesía, porque nos coloca en un lugar distinto de la realidad observable. La esencia de la poesía supone una dislocación del armazón articular que sostiene la vida cotidiana, y el poeta intenta reconstruirla fuera de las coordenadas habituales y llevarla a otro plano distinto y trascendente donde ante todo prevalezca, no ya la imagen de lo que le ha sido revelado, que solo a veces se produce, sino al menos la sombra o su reflejo en la estética del poema.

—La lectura es la base de la escritura, la gran escuela de todo autor. Pero es cierto que la lectura cambia a lo largo de las etapas vitales. ¿Sigue leyendo un lector y escritor veterano como tú con inocencia? ¿Cómo elige los libros que lee?

—Leo mucho menos de lo que me gustaría, claro. Quizá por eso haya perdido buena parte de esa inocencia y trato de seleccionar los textos. Me interesa sobre todo el ensayo filosófico, la poesía, claro, algún relato corto, crítica literaria, entrevistas a personajes del mundo de la ciencia, la literatura o el pensamiento… La poesía que hoy circula tampoco requiere una vasta cultura o ser un lector empedernido, porque el poeta no tiene que transmitir ningún corpus de conocimientos, ni siquiera de sentimientos, lo que tiene que conseguir es estimularlos en el lector provocando al mismo tiempo su perplejidad. El poeta actúa como catalizador entre la realidad dada y la creada en el poema. El poeta chileno Vicente Huidobro lo dejó bien claro: «Hacer un poema como la naturaleza hace un árbol».

—¿Qué nuevos proyectos literarios tiene en mente?

—Nos están traduciendo al inglés el poemario Poesía Científica que ya he mencionado, queremos atravesar fronteras con este tipo de poesía tan arriesgada y apasionante. También está ya casi listo un ensayo de diálogos metapoéticos.

¿Qué más?… Debería rescatar y reeditar alguno de mis poemarios premiados en el pasado y que al no existir entonces las redes ni WhatsApp, ni la nube… (apenas sabíamos reenviar un correo electrónico) tuvieron menor promoción y difusión. También llevo en mente algo experimental que, como en los ensayos clínicos, todavía está en «fase I» y mejor no desvelarlo por ahora. Y claro, si mi vista me lo permite y las musas no me abandonan seguiré haciendo poesía, poco a poco, sin prisas, como la naturaleza hace los árboles.

 

UNBUILT

No merece la pena la pregunta
dónde se erige lo no construido,
de qué está hecho lo que no se hizo,
la idea que se extingue
consumida por su propio abandono.

Grandes planos, bocetos y dibujos,
espacios y edificios
                                   que no se construyeron,
puentes colgantes, muros y pilares
que más tarde cayeron derruidos.

Cada obra diseña su proyecto,
cada trazo calcula su relieve
con atenta meticulosidad,
pero a veces sopla el viento del no,
es un viento de escombros sin origen,
es el viento de las demoliciones,
el que no se resiste
al brazo de la pala excavadora,
al derribo de sus alrededores,
el que viola y penetra los recintos,
doblega voluntades
                                   y abraza la imperfecta
realidad que somos…

 

 

SUBURBIO

A un callejón cualquiera
lo peor que le puede suceder
es que se halle perdido en un suburbio,
que no tenga farolas,
                                   ni gatos, ni basura,
que no tenga siquiera
cristales de botella, testimonio
de una vieja pelea que contar. 

Por el centro cruzaba un riachuelo,
solíamos pasar en bicicleta
sorteando las piedras, el tarquín,
el denso olor a rancio
                                   llevado hasta la náusea
procedente de la trituradora
de un cercano almacén junto a la fábrica
cerrada a cal y canto, sin accesos. 

Cruzar el callejón irrespirable,
oír aquel estruendo
—no lo quiero volver a recordar—
envuelto en el hedor que desprendían
los montones de abono de fosfatos
entre huesos molidos y despojos. 

No muy lejos quedaba el manicomio
y la tapia de los fusilamientos…

 

NADA

En la noche se oculta
la verdad de las cosas,
sus cantares que oímos a lo lejos,
el vacío que deja la pregunta
de si aparte de nada
                                   acaso hay algo más. 

Aún recuerdo tu voz y tu respuesta:
Por supuesto que sí,
lo que un verso te da
el final de otro verso te lo quita,
y nada de lo nuestro lo desdice
porque nada también es el poema
y sin embargo
esa nada también es un lugar.

 

CORAZÓN

No es difícil pintar un corazón,
su dulce simetría lobular
mientras suelta un latido,
pero nadie te ayuda con el cálculo
de su flujo de sangre
cuando duda y se siente temeroso,
cuando llega el instante
                                   del arrepentimiento.

 


 

José Antonio Buil

José Antonio Buil: Nació, vivió y estudió Medicina en Zaragoza. Es especialista en Salud Pública y ha desarrollado su trabajo en el campo de la gestión sanitaria. Reside en Alicante, donde obtuvo el grado de doctor en la Universidad Miguel Hernández, de Elche, en 1997. Escribe poesía desde la década de los 90 y sus obras han sido reconocidas y galardonadas en diversos certámenes literarios de ámbito nacional e internacional, como el José Luis Hidalgo de Torrelavega (Cantabria), el Rodrigo de Cota del Ayuntamiento de Toledo, o el Luys Santa Marina-Ciudad de Cieza (Murcia) entre otros. Es miembro fundador del Ateneo Cultural del Colegio Oficial de Médicos de Alicante (COMA).

Unbuilt (tapa)

📕 Unbuilt
Colección Anaquel de Historia, n.º 123 (Cuadernos del Laberinto) • I.S.B.N.: 978-84-18997-23-5 • 76 págs. • Prólogo: Emili Rodríguez Bernabéu • Ilustraciones artículo: Portada del libro y fotografía, con autorización para su uso y publicación en este artículo; © de sus autores.

Más información: http://www.cuadernosdelaberinto.com/Poesia/UNBUILT.html

 

Índice reseña Unbuilt

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Revista Almiar · n.º 126 / enero-febrero de 2023 · 👨‍💻 PmmC · MARGEN CERO™

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