relato por
María J. Pérez Barrios
C
omo Dios en su séptimo día: cansado, pero satisfecho de su labor. Así se sentía Evaristo cada tarde al salir del trabajo.
Antes de llegar a la pensión, con nombre de mujer y olor de cocido, daba un paseo por el puerto y aspiraba el olor a salitre y a horizonte. A veces, compraba pan y se lo echaba, sin prisa, a las palomas.
Después, subía Rambla arriba, cenaba, cepillaba minuciosamente su uniforme, sacaba brillo a la hebilla del cinturón y lustraba sus botas negras con un esmero que rayaba la ternura; luego, se acostaba.
Y, como los ángeles, dormía santamente, acunado por los gritos desgarrados que habían ido dejando en su inconsciente, aquellos a los que durante el día había torturado.
María Jesús Pérez Barrios: «Nací en una ciudad junto al mar una madrugada de otoño. Aprendí a leer y escribir casi al mismo tiempo. Años después, siguiendo la senda de las letras, estudié Filología. Escribo, respiro, leo… no siempre en este orden».
🖥️ Web de la autora: https://sendadeletrasmariajesusperezbarrios.blogspot.com
👩💻 Instagram: @Lasendadelasletrasmariajesus
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Ilustración: Fotografía por slightly_different [en Pixabay, dominio público]
Revista Almiar (Margen Cero™) · n.º 123 · julio-agosto de 2022
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