relato por
Gonzalo García Almansa

 

S

e vende bicicleta. Tres platos y un piñón. Antes las hacían así. Era la más moderna, la más bonita. Pero ahora han pasado cincuenta años de aquel viaje y siento que ya no valemos para nada. Sobre sus dos ruedas atravesé callejuelas y llanuras infinitas durante aquel año en que The Beatles triunfaban mientras yo cantaba sus canciones a toda velocidad. Maduramos y envejecimos juntos. Ahora miro sus ruedas y su cadena oxidada, miro el manillar con el timbre que ya no suena y los frenos de zapata desgastados hasta la inutilidad; y pienso que si este montón de hierro y polvo hablara contaría cientos de historias que yo ya he olvidado. Porque ahora ya apenas recuerdo nada, pero sin embargo siento que todas esas historias se han filtrado entre el metal y la pintura azul casi descorchada, y vivirán en ella cuando yo ya no esté aquí.

Se vende bicicleta, recuerdos incluidos. Yo ya no puedo pedalear más. Ahora solo puedo bajar al garaje y mirarla e intentar recordar aquellas calles estrechas y empedradas de Holanda. De Maastricht a Ámsterdam todo parecía posible. Y me llena de impotencia y rabia que la vida se haya pasado y ahora yo también esté oxidado. Ya solo queda el recuerdo de los grandes puentes que cruzaban ríos de caudal interminable, el recuerdo de la hierba que inundaba cada rincón, pintando de verde el paisaje, un vergel interminable. Porque yo apenas recuerdo ya las historias, solo hay imágenes, sonidos y sentimientos.

Ya no hay posibilidad de alcanzar ningún sueño, tan solo queda una colección de ellos por cumplir. Entre la lluvia fina y constante con cielo gris que regaba los canales imaginaba cómo sería una vida llena de riquezas. Y ahora, que tengo una buena casa donde refugiarme y un coche potente que conducir, todo empieza a desvanecerse. Me doy cuenta de que lo que necesitaba era simplemente amor, y lo más parecido que tengo en realidad son los recuerdos de mi bicicleta.

Se vende bicicleta, oxidada y con heridas de vida. Porque a veces consigue recordarme que no me queda nadie por quien vivir. Aquí, mirándola, pienso que solo fui feliz encima de ella. Cuando no tenía nada y solo pedaleaba para sentir aquella brisa de libertad en mi rostro ahora arrugado por el tiempo.

Se vende bicicleta. Vieja y lenta, como yo. Porque antes todo iba más despacio y era más pesado, y ahora todo es liviano y rápido. Las amistades, los amores, los ascensos, las caídas; todo se desvanece entre los dedos de mis manos. Nada está creado para dejar huella ya, ni en mi mente ni fuera de ella. Mi bicicleta y yo somos de otro mundo, de otra era, destinados a desaparecer.

Se vende bicicleta, o lo que es lo mismo, me vendo yo. Vendo una vida entera de recuerdos.

Se vende bicicleta, antes de que no pueda acordarme de ella.

 


 

Gonzalo García Almansa

Gonzalo García Almansa (Madrid, 1994). Estudiante de Derecho y amante de la Literatura y la Filosofía.

Desde su infancia sintió la necesidad de escribir. Esa necesidad de expresarse unida a una irrefrenable pasión por la lectura le han llevado a realizar diferentes cursos de narrativa y, finalmente, a escribir su primera novela: Islas de Asfalto (www.amazon.es/dp/B07JMWSL9H). Actualmente su actividad literaria se centra en la escritura de su segunda novela, así como en la creación de diferentes relatos que comparte en su web: https://gonzalogarciaalmansa.es/

 

 Ilustración: Fotografía por Pedro M. Martínez ©

 

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Relatos en Margen Cero

Revista Almiar (Margen Cero™) – n.º 101 – noviembre-diciembre de 2018

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