relato por
Joel Almeida

 

A

bigail era una madre que siempre estaba al pendiente de su hijo. Había desarrollado un sexto sentido maternal. Rolando, su hijo de trece años, tenía una tendencia a la desobediencia, como aquella vez que, a los cuatro, se salió a la calle sin avisar mientras los automóviles transitaban a alta velocidad; de no ser por ese extraño y raro sexto sentido de Abigail, la pequeña travesura pudo haber terminado en una tragedia, al notar su ausencia y correr hacia afuera para meterlo de nuevo tomado de una oreja.

Rolando por su parte se sentía asfixiado. No entendía por qué su madre estaba entrometida en su vida. Una noche, Rolando encontró un programa de televisión que le llamó la atención, de esos en los que una dulce voz femenina en la televisión dice programación solo para adultos (la dulce voz femenina ayudaba a permanecer en el canal). El programa trataba sobre un repartidor de comida rápida que llegaba a su destino y era recibido por una guapa muchacha con poca prenda; Rolando sabía lo que pasaría enseguida. Cuando la acción inevitable estaba a punto de iniciar, se le vino (perdón por el juego de palabras) la idea de que podía explorar nuevas sensaciones. Pero su sentido aventurero fue interrumpido cuando Abigail entró, obviamente sin avisar, al cuarto y cual madre ingenua lanzó la pregunta inocente: «¿Qué estás haciendo?».

Bien, las cosas eran algo así todos los días en el hogar de Abigail y Rolando. Una madre que buscaba lo mejor para su hijo, lo mantenía limpio, con una buena educación, lo llevaba todos los fines de semana a pasear por el parque y le preparaba siempre comida nutritiva. Si usted iba de visita a la casa de Abigail jamás le serviría alimentos fritos o calentados en microondas, ¿madre ejemplar, no lo cree?

Una situación que preocupaba a Abigail es que su hijo comiera en la calle, por eso todos los días lo mandaba con un refrigerio balanceado que muchas veces terminaba por regalarlo o en el fondo de algún bote de la basura.

Cierta ocasión, mientras estaba en la clase de Biología, el profesor proyectaba un video acerca de los Parásitos que viven en el cuerpo humano. Cual jóvenes estudiantes no prestaban atención debido a que era más importante mandar mensajes de texto (por lo general entre ellos); para marcar la diferencia Rolando sí prestaba atención en el aspecto de cómo estos seres (bichos) estaban presentes en los alimentos, inclusive en los caseros.

Ese día, de regreso a casa, le contó a su madre acerca del video de la clase creyendo que podía al fin tener un argumento para que le permitiera comer alimentos de la escuela. Abigail, usando ese extraño y odioso sexto sentido, identificó rápidamente el objetivo de esa conversación y en modo sereno y calculador respondió: «No te preocupes, hijo. Ciertamente los bichos de ese tipo están en todas partes, pero lo que te hago de comer no tiene ninguna clase de esos seres, ¿y sabes por qué?». Rolando, asombrado por la clara y autómata respuesta de su madre negó con la cabeza. Abigail termina su argumento: «Porque no hay mejor asesino de esos bichos, asquerosos y malvados, que el amor de una madre…». Haciendo una pausa lúgubre, Abigail continúa: «Por eso, hijo, nunca debes comer cosas de la calle, se te pueden ir esos bichos al cerebro». Rolando quedó como estatua ante la respuesta y su ojo derecho parpadeó; Abigail, que tejía una linda bufanda, observó con una sonrisa de triunfo mientras Rolando subía a su recámara haciendo berrinche.

Las cosas no iban a quedarse así, era tiempo de poner fin a esa prohibición alimenticia, se te pueden ir esos bichos al cerebro. Quería ser libre de los ojos inquisidores de su madre. Tenía derecho a comer el tipo de alimentos como los demás jóvenes de su edad. Se te pueden ir esos bichos al cerebro. Y la ocasión sería perfecta. Recordó que la próxima semana se celebraría la clausura de clases con un espectacular baile y una verbena.

En el día del evento Rolando llegó y notó que varios locales de comida fueron colocados a lo largo de la banqueta de la escuela. Empezó a ir de puesto en puesto a oler esos ricos manjares prohibidos (seguramente hasta por el Vaticano) típicos de la zona: Garnachas, tacos dorados, quesadillas con salsa verde y roja, tamales en hoja de plátano, huaraches… Se te pueden ir esos bichos al cerebro: La voz de su madre se proyectaba como un viejo y oxidado martilleo en su mente.

El corazón de Rolando empezó acelerar y sonar como un tambor, la respiración aumentó, su ojo derecho parpadeaba, su lengua recorrió ligeramente sus labios. Tras de él pasó un viejo camión de la basura dejando un hedor de repugnancia. Se decidiría… lo hizo: «Me da un huarache, ¿por favor?», por lo que la amable y linda chica (por cierto tenía el mismo tono de la voz femenina que lo invitaba a quedarse en la programación para adultos), le preguntó: «¿Lo quieres con todo?». En un acto desesperado, sintiendo los ojos de su madre encima de él, respondió con un tono bajo, casi en susurro: «Sí…, por… favor».

Para otro joven pudo haber sido la oportunidad de enamorar a la chica, en cambio Rolando solo esperaba tener el tesoro divino en su boca. «Aquí tienes», dijo la muchacha en tono sensual y alegre, detalle al que no prestó atención Rolando. Y lo comió. En su cerebro la travesura quedó alojada como un bicho; su ojo derecho dejó de parpadear. El tiempo transcurrió y para Rolando fue la última que vez que probó alimento fuera de casa.

Y aquel bicho alojado en su cerebro, como recuerdo de la desobediencia hacia su madre que le decía que no comiera en la calle, de pronto abrió un ojo… un ojo amarillo y lleno de pus.

 


 

Joel Almeida GarcíaJoel Almeida García. Es Licenciado en Comunicación, con Maestría en Pedagogía. Actualmente es docente de tiempo completo en la Universidad de las Californias Internacional (UDCI), en la Licenciatura en Ciencias de la Comunicación.
Tiene experiencia en publicación, así como de reportero, en la Gaceta de la Universidad de las Californias Internacional (www.udc.com.mx/images/gaceta/ gaceta_impresa/e38/gaceta38/index.html), de la cual también es editor.

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 Ilustración: Quesadilla de huitlacoche, Gunnar Wolf [GFDL or CC BY 3.0], from Wikimedia Commons.

 

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Revista Almiar (Margen Cero™) – n.º 101 – noviembre-diciembre de 2018

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