por
Rolando Revagliatti

 

Turno

Fue al cabo de procurar sacarme el compromiso de adelante pronto cuando sólo logré un orgasmo chiquito, un orgasmo aprendiz, adusto y liviano. La decepción me inclina a dormitar. Y a soñar. Siento mucha necesidad de sentir que tengo. Llegará mi turno. No hay nada como disponer de todo un santo día no laborable para entregarse a los renovadamente castos, sempiternos y pasionales brazos de Morfeo.

La mujer que me llevó a la cama

La mujer que me llevó a la cama tenía treinta años. Me acorraló, me tomó por asalto. Con desparpajo, me hizo guiso. Desabotonó mi camisa fucsia de mangas cortas, boca a boca deslizó su chicle dietético, bajó el cierre de mi pantalón de pana y tanteó. Su olor, su inconmensurabilidad, me pudieron. Hasta entonces me habían bastado el ajedrez, mi empleo en la empresa de mis tíos, el físico-culturismo, la religión, Héctor, o Luis, tostarme. Me logró calentar lo justo, lo imprescindible. Y la monté…, mamá.

Musicales

Y después pareció como si ella asumiera el control de repente: con las paredes del coño se convirtió en un exprime limones por dentro, extrayendo y apretando a voluntad, casi como si le hubiese crecido una mano invisible. ¿De quién sería inevitable que me acordara cuando leí esto? (Henry Miller, Sexus, Seis Barral, pág. 183): de Fortuna.

Más en su departamento de dos ambientes que en el mío de tres y a pocas cuadras de distancia el uno del otro, más sin planearlo que determinándolo por anticipado, más comenzando en desmayadas trasnoches que en horarios «convencionales», extensas encamadas.

Ambos, músicos: Fortuna, teclados; yo, cuerdas.

Me sorprendo ahora alucinando tu vibradora jugosa. Te invoco, incorregible Fortuna, al borde del suicidio o de la inercia, con tus mismos aires de siempre de princesa desasosegada.

Me casé con una cantante. No me quiere. Me hostiga, me acompleja. Iniciose en fase adúltera con un barítono, ornamentándome con tentaculitos, con cuernecillos de caracol. Hasta que otros conocí: de cabra de los Alpes, de búfalo, de jirafa, cuernos de gamo, de ciervo, de gamuza, de reno, protuberancias puntiagudas o imponentes de yack, de órix, de verraco del Pamir, de cabra del Tíbet, de toro de lidia, de rinoceronte: a cambio de sus trapisondas con exponentes líricos y pentagramáticos. Mientras, decido cómo concluir con mi esposa, próximo al límite de dificultad. Con la música a otra parte me iré, apenas logre seducir, desentrenado como estoy, a una bailarina.

Transformaciones

D esde la esquina del antiguo Bar Ramos me sonrió sin detenerse, o deteniéndose algo, sola, pantalones azules (no de jeans), blusita, a punto de cruzar Montevideo. Interrumpí el paladeo de un Reval, desocupé la mesa pegada al ventanal, y de pie pagué al mozo la consumición y le agregué propina. Calor, impecables pantalones verdes, camisa con charreteras, la seguí hacia Paraná, y como retomando una conversación vivaz la empecé a conocer. Yo todavía tenía buena mi dentadura, así que la lucí, y de paso, los hoyuelos. Cenamos en Pepito cazuela de pulpos y popietas de pescado en un rapto de sólida y confluyente inspiración marinera. Estaba —me transmite— en un impasse sentimental con un señor nacido en la misma década que su padre, estudiaba psicopedagogía, trabajaba en computación, vivía en el barrio de Belgrano, frente a las barrancas. Tras copa helada compartida, nos introdujimos en un cine. ¿Cómo no metaforizar señalando que éramos dos brasas durante la proyección, si justamente éramos dos brasas? Dirigiéndonos hacia Callao absorbí la información de que estaba menstruando. En el taxi que nos trasladaba a Parque Patricios me investigaba más —recuerdo— y me aprobaba. Dejamos de confluir cuando procuraba yo cerrar la puerta de calle de mi casa: su desacompasada avidez me avasalló como a un novato, pulverizando el júbilo, cediendo ambos a un coito rápido y desabrido. Cargando con la decepción y el enchastre, antológico, me dí una ducha insuficientemente reparadora, mientras ella hojeaba, encima de cuatro pliegos de un toallón, apuntes de la materia Psicología Enmendativa. Soñé esa noche. Soñé que me ahogaba en una laguna de sangre espesa, y que ya muerto, mis miembros se descomponían hasta alcanzar una condición líquida, y aun siguieron transformaciones de un orden seminal multicolor. Muerto, moría un poco más, y hasta mis gusanos se asfixiaban envenenados y rabiosos.

Declaración

Amigo mío: Dejo constancia de que preveo en nuestras próximas vidas, seducirte. Es con la esperanza de lograrlo que en nuestras próximas vidas estaré atenta a volver a conocerte y tratarte, acaso en nuestras respectivas adolescencias. Ansío que en nuestras próximas vidas sostengamos nuestros buenos humores. Habré de preferirte más crítico que en ésta, menos voluntarista y bien pensado. Opino que mi influencia será rotunda, por no decir arrasadora. Y así inferirlo, me hace feliz. Amigo mío que habrás de quedar en nuestras actuales vidas, ya en curso y muy avanzadas, en amigo mío, te acaricio el alma con mi confeso platonismo. Muy pronto serás alcanzado por este mensaje, el que, deseo, te sorprenderá. ¿Habrás de responderlo? Yo, Agustina, te saludo.

 


 

Rolando Revagliatti en enero de 2023, por Flavia Rvagliatti

Rolando Revagliatti nació el 14 de abril de 1945 en Buenos Aires, ciudad en la que reside, la Argentina. Publicó en soporte papel un volumen que reúne su dramaturgia, dos con cuentos, relatos y microficciones y quince poemarios, además de otros cuatro poemarios sólo en soporte digital. En esta condición se hallan los seis tomos de su libro Documentales. Entrevistas a escritores argentinos, conformados por 159 entrevistas por él realizadas. Todos sus libros cuentan con ediciones electrónicas disponibles en http://www.revagliatti.com.

📄 Leer un relato de este, en Almiar: Circo. También puedes visitar el índice de una serie de entrevistas a escritores argentinos.

Ilustraciones: Fotografía de Rolando Revagliatti por Flavia Revagliatti ©
▫ Portada: Fotografía por PublicDomainPictures / Pixabay

biblioteca relato Comida

Relatos en Margen Cero

Revista Almiar (Margen Cero™) • n.º 127 • marzo-abril de 2023

Lecturas de esta página: 78

Siguiente publicación
El campo de concentración de Auschwitz I es un infierno,…