Libro de Luis María Marina
entrevista al autor por Natalia Antón

 

A

orillas de la labor es el nuevo libro de Luis María Marina, publicado por la editorial Cuadernos del Laberinto. La obra forma parte de la colección «La Valija Diplomática», un proyecto cultural impulsado por la Asociación de Diplomáticos Españoles y dirigido a favorecer la publicación de obras inéditas por parte de diplomáticos, aprovechando sus experiencias personales y profesionales. La «valija» es el sistema de correo diplomático, el mecanismo a través del cual históricamente, y aún en nuestros días, los ministerios de Asuntos Exteriores y las misiones diplomáticas se intercambian la documentación oficial, incluido el material de promoción de la cultura española.

A orillas de la labor recoge algunos de los textos que el autor escribió durante sus estancias en Portugal y Argentina. Allí estuvo destinado como gestor cultural en las Embajadas de España. No falta el «interludio madrileño», como lo describe Marina, para referirse al período de los dos años que residió en Madrid.

La relación entre la literatura y su profesión como diplomático ha sido fundamental para este extremeño, licenciado en Derecho, que ha vivido en cinco países. Dos de ellos son los grandes protagonistas del libro, especialmente las ciudades de Lisboa y Buenos Aires.

Ingresó en la carrera diplomática con 24 años y en su primer destino, México, publicó un poemario. Sus siguientes obras fueron también libros de poemas. Ha traducido una quincena de obras, sobre todo de literatura portuguesa, a la que le une una estrecha relación desde la adolescencia. Como les ocurre a muchos extremeños, su vinculación con Portugal ha sido importante, pero fue a partir de su residencia en Lisboa como diplomático cuando empezó a traducir y a publicar textos de autores lusos. A partir de ahí su literatura se fue enfocando más hacia el ensayo literario.

Una de las características del libro de Marina es que está formado por textos de diferente procedencia. Algunos fueron publicados, por ejemplo, en la revista Clarín, otros se utilizaron en presentaciones sobre la acción cultural del país en el que estaba destinado. También se recogen textos de crítica literaria o prólogos que el autor escribió para varios libros. En fin, se trata de un conjunto de ensayos en los que la vida diplomática del autor se mezcla con su reflexión acerca de las tradiciones literarias de dos de los países en los que ha estado destinado: Portugal y Argentina.

Tras su estancia en Buenos Aires, en 2023 regresó a Madrid y actualmente es director de Relaciones Internacionales del Instituto Cervantes.

—Es frecuente que los diplomáticos escriban y que la relación entre literatura y sus carreras profesionales sea estrecha. ¿En su caso, también ha sido así?

—En España no es tan frecuente, pero sí en países de Latinoamérica. Al final, nuestro trabajo, el de los diplomáticos, pasa por conocer lo mejor que se pueda al país en el que te toca trabajar y, como digo, en el breve prólogo del libro, según van pasando los años tengo más la certeza de que es muy difícil llegar a conocer un país distinto al tuyo si no conoces su literatura o sus manifestaciones culturales; igual que si no conoces su estructura social o económica. En mi caso, tiene que ver mucho la literatura con la profesión que tengo. Muchos de mis libros, y este también, están vinculados, de una manera u otra, con la profesión y con el hecho de vivir en otros países, en otros entornos culturales. Las dos vocaciones, o las dos profesiones, han estado muy entrelazadas, una cosa llevaba a la otra, y la mayoría de los libros que he escrito se nutren de la experiencia de estar en contacto con otras culturas.

—¿Cómo surge la idea de recopilar los textos que forman parte del libro? Son de momentos distintos y están escritos también en lugares diferentes.

—La idea surge al regresar a Madrid. Llevaba diez años fuera, entre Túnez y Argentina, mis últimos destinos. Había escrito bastante, pero de manera dispersa. Al regresar a España en 2023, me surge la necesidad de ordenar todos esos escritos, o una parte de ellos, porque ha habido muchos que, como es lógico, han quedado fuera. Intenté darles un cierto sentido. Al final, el hilo conductor fue precisamente esa vinculación entre la profesión de diplomático y la literatura. Entonces, me di cuenta de que muchas de las cosas que había escrito en esos últimos años tenían que ver, de manera directa o indirecta, con eso, con la relación entre mi profesión y los libros. Algunos de los textos son ensayos, sobre escritores o diplomáticos que también han sido escritores, por ejemplo, el ensayo que abre el libro sobre el diplomático brasileño da Costa e Silva, uno de los grandes poetas brasileños que falleció en 2023.

—Parece que la presencia del escritor portugués Fernando Pessoa es importante en su libro, no sólo porque aparece en un capítulo de la sección dedicada a Lisboa sino también porque le recuerda al coincidir el aniversario de su fallecimiento con el fin de la impresión de su libro. ¿Qué ha significado Pessoa para usted?

—Soy un gran lector de Pessoa. Lo descubrí en los ochenta, cuando se empezó a traducir en España, en esa época que se denominó el «boom Pessoa». Es un autor que es central en mi formación; sin embargo, no lo he traducido nunca, quizá porque ya estaba muy bien traducido en España.

Pessoa es un escritor enorme y de alguna manera te causa, como traductor, cierta parálisis. Esas dos realidades están en mí: la del gran lector de Pessoa y la del traductor que no se atreve a traducirlo.

Pero lo cierto es que a raíz de abordarlo en A orillas de la labor, decidí que la manera de entrar en él podía ser escribiendo sobre aspectos de Pessoa que me parecen importantes, y en esa dirección he seguido trabajando. De hecho, estoy terminando un libro monográfico de ensayo sobre Pessoa y espero que en los próximos tiempos vea la luz.

—En el apartado dedicado a su estancia en Argentina destaca el agradecimiento que ha querido dejar por escrito a este pueblo que ha acogido a tantos emigrantes españoles. Dedica un capítulo a reproducir el discurso de despedida que usted mismo pronunció cuando dejó la Embajada de España en Buenos Aires.

—He querido cerrar el libro con un texto que es distinto a todos. Es el único discurso, la única intervención pública como tal que aparece recogida en el libro; y para mí, de alguna manera, cerraba esa etapa.

Me pareció que también debía figurar cerrando la obra; o, al menos, de punto y seguido, en mi carrera. Y efectivamente, ese texto es un agradecimiento en nombre de tantos y tantos españoles que a lo largo de la historia han sido acogidos en ese país. Yo creo que esa realidad  —la de las sucesivas emigraciones y los exilios— han creado unos vínculos entre las personas. Se percibe de forma muy clara en Argentina cuando empiezas a vivir allí. Quería dar ese agradecimiento a un país que recibe con los brazos abiertos a los españoles desde hace ciento cincuenta años.

A orillas de la labor es sin duda un título curioso. ¿Por qué lo eligió, qué hay detrás?

—Es una idea que tomo de Alfonso Reyes, un gran escritor mexicano que fue también diplomático durante treinta años de su vida. Él tuvo siempre esa conciencia de que había una parte de su literatura que se desarrollaba no estrictamente separada de su profesión. Esa sensación es la que yo muchas veces he tenido. Por ejemplo, cuando escribía sobre da Costa i Silva no sólo estaba haciendo un texto sobre un poeta; al mismo tiempo me identificaba con él porque era mi misma experiencia.

Él publicó la mayor parte de su obra cuando se jubiló como diplomático. Fue entonces cuando ingresó en la Academia de la Lengua Brasileña. Y en su discurso de ingreso a la Academia, con 70 años, se presenta con muchas dudas, como: «Yo no sé si soy poeta o qué soy».

Esas mismas preguntas son las que aparecen en A orillas de la labor, ya que esta parte de la profesión, o de la vocación literaria, me ayuda enormemente a entender los países en los que estoy, aunque no sea estrictamente mi trabajo. Este es el propósito que subyace detrás del título ya que sintetiza la vinculación entre mi carrera diplomática y la literatura.

 


 

Luis María Marina

Luis María Marina, (Cáceres, 1978). Es licenciado en Derecho y diplomático de carrera. Ha ocupado puestos en las Embajadas de España en México (2006-2010), Lisboa (2010-2015) y Túnez (2017-2019). Dirigió el Centro Cultural de España en Buenos Aires (2019-2020) y ha sido Consejero Cultural de la Embajada de España en Argentina (2019-2023). Actualmente es director de Relaciones Internacionales del Instituto Cervantes. Ha publicado los poemarios Lo que los dioses aman (El Tucán de Virginia, México, 2010), Continuo mudar (Editora Regional de Extremadura, 2012), Materia de las nubes (De la luna ediciones, Mérida, 2014) y Nueve poemas a Sofía (Olifante, 2014). También ha publicado los ensayos Limo y luz. Estampas de la ciudad de México (Ficticia, México, 2014), Las tentaciones de Lisboa (Trea, 2015) y De la epopeya a la melancolía. Estudios de poesía portuguesa del siglo XX (Prensas Universitarias de Zaragoza, 2017), y un volumen de sus diarios, El cuento de los días. Diarios mexicanos 2008-2010 (CEXECI, 2015). Ha traducido a varios autores de lengua portuguesa, entre ellos António Ramos Rosa, Alberto de Lacerda, Rui Knopfli, Nuno Júdice, Ana Luísa Amaral o Daniel Faria. Su labor como traductor ha sido reconocida con la concesión del XVI Premio Giovanni Pontiero que otorgan el Instituto Camões y la Universidad Autónoma de Barcelona.

 

A orillas de la labor (portada)

A orillas de la labor
Colección La valija diplomática, n.º 69 (Cuadernos del Laberinto, 2024) • I.S.B.N.: 978-84-18997-82-2 • 242 págs. • Ilustraciones artículo: Portada del libro y fotografía, con autorización para su uso y publicación en esta entrevista; © de sus autores.

ℹ️ Más información:
cuadernosdelaberinto.com/valija_diplomatica/Luis_Maria_Marina_A_orillas_de_la_labor.html

 

A orillas de la labor (Luis María Marina)

Reseñas en Margen Cero

Revista Almiar · n.º 138 / enero-febrero de 2025 · 👨‍💻 PmmC · MARGEN CERO™

Lecturas de esta página: 91

Siguiente publicación
Estaba en medio de la sala del museo, en pie,…