reseña del libro de
Luis Amézaga

 

E

n Los ladrones de ideas, comparten escena un tal Odei: escritor de medio pelo, amante de las armas que vive de las rentas, y Lander: un mendigo con lecturas. Entre ambos flota la duda de que el otro exista. Una vacilación razonable, puesto que los otros no tienen una comprobación objetiva, todo lo que sabemos de ellos es recogido por nuestros sentidos y percibido dentro de nosotros, nunca fuera. Si los otros existen como seres separados, desde luego no podemos demostrarlo. Si tuviéramos siete sentidos o solo tres, el mundo exterior sería completamente diferente a como es ahora. ¿Existe un mundo exterior? Quizá no, pero tanto Odei como Lander quieren evitar padecerlo, hasta el punto de tomar sus precauciones para una salida voluntaria de libre elección y por la vía rápida.

Odei ha escrito un relato titulado «Gran grano» que se transcribe en la segunda parte de este libro. En él, siguiendo con un asunto clave del texto, se plantea abiertamente el tema del suicidio televisado. En este relato, Odei echa mano de un sentido del humor macabro para que unos cuantos enfermos terminales accedan a un circo mediático. Quién traza la línea roja de la vergüenza, el mojón que no se puede traspasar. De perder la dignidad, perdámosla del todo y derribemos los restos de autoimportancia que quedan adheridos a una piel que recibe la llamada apremiante de la tierra.

¿El suicida puede ser libre? El suicida por desesperación, huye. No parece que pueda ser libre, simplemente se sale de la carretera hacia un área de descanso a tomar aire, a refrigerar el motor, a reposar de tanta presión acumulada durante los muchos kilómetros recorridos, pero más tarde o temprano habrá de regresar a la carretera. El suicida reflexivo, el que busca su hogar, su sitio en el universo, tampoco parece ser libre, pues eso es lo que anda buscando: la libertad. Está en proceso de búsqueda.

Los que permanecemos inmersos en este juego de rol al que llamamos vida, tampoco conocemos la libertad. La gran mayoría experimenta una vida mental, respecto a una minoría ridiculizada que se centra en la vida existencial. La mente, cuando aborda la existencia, la convierte en exotismo y entretenimiento de lo que denominan espíritu. En la vida mental colocamos a la mente en el centro de nuestro universo. Somos aquello que pensamos que somos. No es de extrañar, visto esto, que los suicidas aumenten. Una minoría de hombres experimenta una vida existencial. «Lo que es» se coloca en el centro, sustrato, inicio y fin de las formas. «Lo que es» no libera porque siempre ha sido libre, una libertad que no se puede poseer, solo disfrutar. El truco es darse cuenta de que nada puedes hacer (o al contrario: puedes hacer cualquier cosa) porque ya está hecho. El suicida, antes de matar la mente, debería probar a darse cuenta de que ésta no existe por sí misma, sino en cuanto a la  importancia y atención que se le otorgue. Así que antes de matarla, que pruebe a desbancarla del trono que antes se le ha permitido ocupar. «Lo que es» es tu hogar, tu libertad sin propiedad. «Lo que parece ser» es lo que piensas que es. Los pensamientos son la naturaleza de la mente, los pensamientos surgen y se esfuman; todos, sin excepción, incluso los divinos. Por eso, lo que aparece y desaparece solo parece ser. Lo que es ni aparece ni desaparece, ni los suicidas pueden matarlo.

 


 

Luis Amézaga

Luis Amézaga. Nacido en el año 1965 en la ciudad de Vitoria (España) donde vive actualmente. Entre lecturas y escritos concibe la medida del tiempo. Mantiene habitualmente el blog El búnker travestido: http://bunkertravestido.blogspot.com.

Ha escrito artículos y colaborado en diferentes revistas literarias: Bolsa de Pipas, Letralia, Ariadna, Narrativas, Almiar-Margen Cero, Groenlandia, Agitadoras… Ha participado en antologías de relatos y poesías como La Casa del Poeta (Noche Polar), Doble en las Rocas y Escribir en Crisis (Editorial Letralia), o Antología de poesía Viejoven (Versátiles Editorial). Es autor de varios libros de poemas: El Caos de la  Impresión, A Pesar de Todo… Adelante, o Los Alrededores del Idiota. Con el poemario Bolsa de Canicas obtuvo el premio en el certamen convocado por la revista literaria Katharsis y se publicó revisado en segunda edición en el año 2012. Ofreció a los lectores el libro de máximas y aforismos El Gotero en la revista Groenlandia. Con el poeta Adolfo Marchena publica el libro de crónica poética La Mitad de los Cristales. También compartió proyecto en su libro dietario El Reloj de Arena junto al escritor hondureño David Morán. Destacar la publicación del libro de sentencias, crítica y pensamiento, que ha recogido bajo el título Una semana de arresto domiciliario. Cuenta con un librito de relatos titulado Tarde de Moscas, y su flamante trabajo publicado con la editorial Amarante bajo el título: Vuelos rasantes, un ejercicio narrativo que cuenta con nueve historias perturbadoras. Su última entrega a los lectores es este libro: Los ladrones de ideas, que obtuvo el segundo premio del IV Concurso Literario de Relatos «Letras Cascabeleras».

📩 Contactar con el autor: luisamezaga43 [at] gmail [dot] com 

📕 Los ladrones de ideas
Letras Cascabeleras A.C. • ISBN: 978-84-121619-8-4 • Páginas: 80
• Más información: http://letrascascabeleras.blogspot.com/

 

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Revista Almiar · n.º 115 · marzo-abril de 2021 · 🛠 PmmC · MARGEN CERO™

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