relato por
Manuel Moreno Bellosillo
Para TRV
Lunes, 29 de junio
He retomado este diario, mi psicólogo se ha ido de vacaciones y me lo ha recomendado como terapia. Dice que un ejercicio de introspección puede ser un buen tratamiento para mí, de alguna manera plasmar por escrito los hechos importantes del día y mis reflexiones me puede ayudar a gestionar mis crisis.
Me he descargado en el iPad la aplicación «Moleskine Journal», que es como un bloc de notas digital. ¡Muera el papel, viva la pantalla! Tenemos que pensar más en los árboles.
Lamentablemente hoy no me ha ocurrido nada reseñable, ¡¡¡ME SIENTO MUY BIEN Y SOY MUY FELIZ!!! No tengo nada más que escribir.
Miércoles, 1 de julio
Hoy han venido a casa David & Claudia para dejarme su bonsái. Mañana se van de vacaciones a EE.UU., se han cogido cuatro semanas para hacer la ruta 66, de Chicago a Los Ángeles, ¡¡¡QUÉ DIVERTIDO!!!
Se trata del arce japonés que le regalaron por su boda, al parecer le tienen bastante apego. Es un objeto muy delicado que precisa bastantes cuidados y no puede quedarse desatendido ni un día. Me han dejado una lista entera con instrucciones… ¡¡¡MENUDA RESPONSABILIDAD!!! Jajajaja.
Fuera de bromas, me siento muy feliz de que David & Claudia me hayan escogido para cuidar de su bonsái mientras ellos están de viaje, son muy buenos amigos y estoy encantada de poder ayudarlos. Ayudar a la gente que quieres es una buena manera de sentirse bien con uno mismo.
David & Claudia hacen una estupenda pareja, son los dos guapos, inteligentes, simpáticos y sofisticados, se ve a la legua que están hechos el uno para el otro, ¡¡¡ME HACE MUY FELIZ HABER SIDO YO QUIEN LOS PRESENTARA!!!
Jueves, 2 de julio
¡¡¡ESTOY ENCANTADA CON EL BONSÁI!!!
He leído en Internet que un bonsái tiene que estar en el exterior y lo he colocado en un sitio preferencial de mi terraza, junto a todas mis plantitas. Se ve muy bonito en su elegante maceta de cerámica, con su abundante follaje verde y su tronco plateado. He leído también que en otoño las hojas se tiñen de rojo y que entonces se ponen bonitos de verdad. Un bonsái de un arce con follaje rojizo en una maceta de cerámica, ¿se puede ser más japonés?
Efectivamente, un bonsái es una planta muy delicada que precisa atención constante y que en los veranos es necesario regar una o más veces al día, por esa razón mis amigos la han dejado a mi cargo. Cada día tengo que comprobar la tierra de la maceta y si está seca tengo que regar hasta que el agua salga por el drenaje. ¡¡¡NINGÚN PROBLEMA!!!
Se me dan bien las plantas, todo el mundo dice que tengo muy buena mano para ellas, por lo que, si no sucede ningún desastre con este bonsái, es posible que me anime a cultivar alguno, ¡¡¡QUÉ ILUSIÓN!!!
Domingo, 5 de julio
Me he quedado todo el fin de semana en casa, descansando, cocinando la comida de toda la semana, leyendo y cuidando de mis plantitas… ¡¡¡ME SIENTO TAN BIEN!!!
He recibido un correo de David & Claudia contándome anécdotas de su viaje y preguntándome sobre el bonsái. Parece que aquello les está gustando mucho y que lo están pasando fantásticamente, ¡¡¡CÓMO ME ALEGRO!!! Les he mandado una foto del bonsái en mi terraza en toda su lozanía para que no se preocupen. Serán unos padres maravillosos cuando tengan niños.
Se acercan las vacaciones, este año iré al pueblo con mis padres a ver a mis abuelos, son muy mayores y quiero pasar todo el tiempo que pueda con ellos. En el pueblo descansaré y volveré renovada, ¡¡¡VIVA LA VIDA RURAL!!! Jajajaja.
Miércoles, 8 de julio
¡¡¡QUÉ CALOR, se derrite hasta el asfalto de la carretera!!!
Como hace tanto calor, riego el bonsái dos o tres veces al día. Parece que así aguanta bien.
Jueves, 9 de julio
Hace muchísimo calor y me estoy aplatanando un poco. Me bebo al día más de un litro de té con hielo para refrigerarme. Casi no duermo por las noches, pero no sé si es por el calor o por el té.
Me preocupa que el bonsái no aguante la ola de calor, he advertido que la puntita de las hojas parecen como chamuscadas. Lo he colocado a la sombra y lo he regado abundantemente.
Viernes, 10 de julio
Me llevé un buen disgusto esta mañana al asomarme a la terraza y ver el bonsái mustio y sus hojas colgando como lánguidas de sus ramas. Lo volví a regar, aunque la tierra estaba húmeda y le di una buena ducha con el pulverizador para que recuperara su vitalidad.
Pero cuando volví del trabajo su estado no parecía haber mejorado en absoluto y lo metí dentro de casa, a salvo de los vientos saharianos que abrasan la ciudad. Lo he dejado al lado de la ventana para que le dé el sol, de este modo estará protegido del viento y del calor sin que le falte la luz.
Justamente he recibido hoy un correo de David & Claudia contándome anécdotas de su viaje y preguntándome sobre el bonsái. Me parece que se preocupan demasiado, al fin y al cabo es solo una planta. Por ahora no voy a contestarles, esperaré a que recobre su lozanía con el nuevo tratamiento y les mandaré una foto, ¡NINGÚN PROBLEMA!
Sábado, 11 de julio
El bonsái está estable, no parece mejorar pero tampoco empeora. Lo sigo regando abundantemente y pulverizando sus hojas. A cada rato lo voy moviendo para que siempre le dé el sol. Por la mañana está en la ventana del salón con orientación este y por la tarde en la ventana de la cocina con orientación oeste.
Digamos que el bonsái está en la unidad de vigilancia intensiva, jejeje, veremos cómo reacciona al tratamiento.
Domingo, 12 de julio
Bonsái estable. Pronóstico reservado.
Lunes, 13 de julio
Hoy al volver del trabajo me esperaba una tragedia en casa: las hojas verdes del bonsái han cambiado repentinamente a marrones.
Se precisaba un tratamiento de choque. He bajado a la floristería y he comprado un bote de fertilizante. He disuelto el doble de la cantidad recomendada en la regadera y lo he regado abundantemente. Espero que con este nuevo tratamiento revitalizar el árbol y evitar que se caigan las hojas.
Hoy justamente he recibido un nuevo correo de David & Claudia (resultan un poco cursis firmando los dos el correo), contándome anécdotas de su viaje y preguntándome sobre el bonsái. ¡¡¡Parece que no se pueden olvidar del dichoso bonsái ni por unos días!!! Si tan importante es para ellos que no se hubieran marchado o que lo hubieran dejado en una «guardería de bonsáis». Supongo que era más fácil y más barato dejarme a mí con la responsabilidad de cuidar una planta más delicada que un jarrón de porcelana china. Por supuesto, no he contestado su correo.
La verdad es que me siento un poco flojita y he tenido la tentación de llamar a mi psicólogo, pero finalmente he decido superar esta crisis yo sola con la ayuda de este diario.
Miércoles, 15 de julio
El bonsái no reacciona al tratamiento y las hojas, totalmente marrones, parecen secas y quebradizas. Mucho me temo que se acabarán cayendo. No obstante, yo lo sigo regando y fertilizando diariamente.
Viernes, 17 de julio
Estaba cantado, esta mañana el sol ha alumbrado en mi salón un deprimente paisaje otoñal. Todas las hojas del arce japonés, absolutamente TODAS, se han caído de sus ramas y han tapizado el rincón de mi salón donde estaba situado. El árbol se ha quedado triste con sus raquíticas ramas vacías.
He barrido las hojas y en un arranque de melancolía he vaciado todo lo que quedaba del bote de fertilizante en la maceta del bonsái hasta que el líquido ha burbujeado por el agujero del drenaje. Ahora toda la casa huele a fertilizante químico y marea un poco.
Hoy he recibido un nuevo correo de David & Claudia (siempre tan irritantemente inoportunos…), pero ya no cuentan anécdotas de su viaje por la ruta 66 y sin disimulo se limitan a preguntarme por el bonsái. Por lo que se ve, les importa más una planta que yo. No sé de qué me sorprendo, en realidad siempre han sido unos interesados que solo se acuerdan de mí cuando me necesitan para algo. Les he hecho mil favores y ya ni siquiera me los agradecen. Nunca me han invitado a las cenas que organizan en su casa con sus sofisticadas amistades, supongo que no seré suficientemente glamorosa para ellos. Par de estirados, y yo desviviéndome por su estúpido bonsái… Unos egoístas desagradecidos, eso es lo que son.
Sábado, 18 de julio
Ayer me dejé llevar un poco por el desánimo, pero hoy me siento un poco mejor. Este diario me sirve para identificar mis errores y las reacciones negativas que es necesario corregir.
He estado buscando en Internet y puede que la caída de las hojas se deba al calor extremo y la exposición al sol. Es posible que el bonsái estuviera muy cerca de la ventana y que el cristal hiciera efecto lupa. He recolocado estratégicamente el bonsái, cerca de la ventana para que le dé la luz, pero no tan cerca como para que se abrase. Cada hora, según va variando la luz del sol, lo recoloco y cuando refresca lo saco a la terraza. Además, he comprado en la floristería un nuevo fertilizante especial para bonsáis que diluyo generosamente en el agua con que lo riego.
Voy a poner todo mi empeño para que el bonsái retoñe y broten nuevas hojas antes de que vuelvan David & Claudia, no quiero decepcionarles por nada del mundo. Para mí será como una meta. Fijarse una meta es una forma de motivarse y sentirse bien con uno mismo.
Domingo, 19 de julio
ALEGRÍA, examinando con una lupa las ramas del arce japonés me ha parecido ver diminutas yemas resurgir. No hay que desesperar porque cuando todo parece perdido siempre hay una esperanza a la que agarrarse. ¡¡¡VIVA LA VIDA!!!
Lunes, 20 de julio
Hoy no fui a trabajar, llame a la oficina y les dije que estaba enferma. No me gusta dejar a mi compañera sola en la recepción y no lo hago casi nunca sino es por una causa justificada, pero no podía dejar desatendido al bonsái en este momento crítico.
Confirmado, en las ramas del arce japonés están surgiendo diminutas yemas que alumbran nueva vida. Todavía no son perceptibles a simple vista, pero con la lupa se aprecian con nitidez.
Para acelerar el proceso he duplicado la dosis de fortabonsai, un fertilizante especial para bonsáis.
Martes, 21 de julio
Hoy tampoco he ido a trabajar y me he pasado el día pendiente del bonsái. ¡Las yemas ya se pueden ver a simple vista, impacientes por brotar, rebosantes de savia y clorofila!
Para acelerar el proceso he triplicado la dosis de fortabonsai.
Jueves, 23 de julio
Hoy he tenido que ir a trabajar porque al ser el tercer día de mi enfermedad ficticia tenía que pedir la baja en la seguridad social. Cuando he vuelto de trabajar enseguida he advertido que algo no andaba bien con el bonsái. Lo he examinado con una lupa y, HORROR, una plaga de cientos o miles de arañitas rojas diminutas se extendía por todo el árbol y devoraban sus tiernísimos brotes.
He bajado a la floristería y he comprado un bote de insecticida. He rociado el árbol una y otra vez, pero, como las malditas arañitas se resistían a morir, sin meditarlo mucho he vaciado el bote de insecticida sobre el bonsái.
Ha aprovechado Claudia (esta vez sin David) para enviarme un nuevo correo, totalmente impertinente, preguntándome por el bonsái. Qué desfachatez, esa pija se cree que me puede mangonear… ¡¡¡a mí!!! Claudia, tu y yo éramos las mejores amigas, por qué tuviste que fijarte en David si sabías lo que a mí me gustaba. Podías haber elegido a cualquiera, pero te tuviste que fijar en él, sabiendo lo que a mí me gustaba. Nunca te lo perdonaré, él era para mí y tú me lo robaste, eres una zorra, zorra, zorra, zorra, zorra, zorra… ¡¡¡ZORRA!!!
Sábado, 24 de julio
Ya estoy mejor, fue un arrebato, pero ya se me ha pasado. Me tomé tres benzodiacepinas y dormí veinticuatro horas seguidas. Me levanté un poco mareada y aturdida, pero me fui recuperando a lo largo del día.
El bonsái seguía ahí. No quedaba ni rastro de la plaga de las arañas rojas, parecía que por fin el insecticida había surtido efecto. Lo regué abundantemente con agua diluida en fertilizante.
Tendré que resignarme a devolverles el bonsái deshojado, pero al menos está vivo y en breve podrá volver a retoñar. No pueden reprocharme nada, es un milagro que después de todas las calamidades que me han pasado el bonsái sobreviva. No me pueden hacer ningún reproche, he hecho lo que he podido.
Lunes, 26 de julio
Hoy tampoco he ido a la oficina, pero esta vez ni siquiera he llamado para avisar. En realidad, no me siento muy bien. Llevo sin dormir desde el sábado pasado, creo que esto me está afectando.
No pierdo de vista el bonsái (ni el bonsái me pierde vista a mí, creo). Aunque lo riego diariamente varias veces, creo que se está secando. Es como una planta carnívora, pero no está devorando mi carne sino mi alma.
Martes, 27 de julio
Llevo tres días sin dormir. Los de la oficina han estado llamando constantemente a mi móvil hasta que lo he desconectado. No tengo hambre ni tengo sed. Me paso las horas sentada frente del bonsái, no hago otra cosa durante todo el día. Se está secando y sus tiernas ramas se están retorciendo y cerrándose sobre sí como la mano esquelética de una vieja agonizante. Siento que me quiere atrapar y llevarme a algún sitio frío, oscuro y lúgubre, pero no me dejaré arrastrar.
Miércoles, 28 de julio
No es una mano, es una garra, la garra de un pájaro infernal. Un ave del averno tratando de entrar a este mundo desde las tinieblas.
Casi no me quedan fuerzas para escribir, pero debo consignar un último apunte en mi diario. Después de cuatro días sin dormir y casi sin comer ni beber, he tenido una revelación: No es una planta carnívora, no es una mano esquelética, no es una garra de un pájaro del averno… ES EL MAL, LA PURA ESENCIA DEL MAL, EL MAL ABSOLUTO.
La misma voz de la revelación me ordenó que rociará el bonsái con alcohol y lo prendiera fuego, pues solo con el fuego el mal se purifica. Ardió como la yesca y las ramas retorcidas crepitaron como si se quejaran y finalmente solo quedó el tronco carbonizado como si le hubiera caído un rayo.
Tuve todavía fuerzas para dejar la maceta con los restos calcinados del bonsái en la puerta de la casa de David & Claudia con la siguiente nota: DESAGRADECIDOS, YO OS HE SALVADO.
Cuando llegué a casa, con mis últimas fuerzas llame a la gabinete de mi psicólogo y pedí cita para el día siguiente.
Manuel Moreno Bellosillo. Nacido en Madrid en 1973. Estudió Humanidades en la Universidad Autónoma de Madrid. Tiene un puñado de poemas y cuentos dispersos en diversas publicaciones. Del género mixto negro esperpéntico y ciencia ficción ha publicado en Internet, bajo el seudónimo de Horacio Hellpop, una novela titulada El Hombre orquesta sobre un mundo preapocalíptico como el actual. De ciencia ficción ha publicado en la antología Visiones 2012 un cuento titulado La sonrisa de Mickey Mouse y en la antología Distopía de Cryptshow el titulado Moonwalkers, así como varios otros cuentos y numerosos microrrelatos.
⇒ Lee otros relatos de este autor (en Almiar): El retrato · Los recursos humanos · Los fósiles
Contactar con el autor: mmbellosillo [at] hotmail.com
Ilustración: Bonsai Trident Maple, fotografía por Peggy Greb, USDA [Public domain]
Revista Almiar (Margen Cero™) · n.º 108 · enero-febrero de 2020
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