Minificciones*

En un principio

En un principio existía todo, un mundo lleno de irreverente vida con ciudades, naciones, personas y más. Hasta que un dios supremo apareció y dijo:

—Que la vida perezca.

Y con un soplo de aliento mortal, destruyó todo lo que pudo: ciudades, pueblos, hombres, mujeres, etc., dejando el mundo en un caos total.

A este desastre lograron sobrevivir algunos animales, quienes con el pasar del tiempo, empezaron a poblar lo que había quedado del mundo. Vegetación y maleza fueron adueñándose de las ruinas de las casas y edificios, convirtiéndose en una especie de «paraíso primitivo».

En el caos lograron sobrevivir dos humanos, hombre y mujer, quienes vivían ocultos de los ojos de aquel dios destructor. Tapaban sus cuerpos con harapos y hojas de árboles, de donde también obtenían frutos para alimentarse, pero con el tiempo se acostumbraron a estar desnudos. Un día fueron en busca de comida y se encontraron con un árbol de manzanas; pero cuando el hombre quiso tomar una fue atacado por una serpiente.

La serpiente, que era gran amiga de aquel dios, de inmediato fue a advertirle que aún existían humanos y que uno de ellos quiso profanar su árbol favorito.

Dios buscó a aquellos sobrevivientes con la intención de acabar con ellos; cuando los encontró desnudos y miserables, tuvo la idea enfermiza de conservarlos para él, como si fueran mascotas o juguetes; decidió llevárselos a su cielo, pero justo en el momento en que les puso una mano encima, estos de forma grotesca murieron desintegrados en barro.

Aquel dios, molesto por lo sucedido, hizo una inmensa rabieta y exclamó enfurecido:

—¡Que toda la luz se desvanezca!

Sumiéndolo todo en una eterna oscuridad.

 

Él y ella

Él gritó. Ella gritó aún más enfurecida. Él aún más enfurecido la abofeteó. Y ella se fue llorando hasta la cocina

Él se sentó en la sala a ver el televisor un rato cuando ella reapareció al lado suyo, alzando un cuchillo en la mano. Al ver que ella movió hacia él el cuchillo, cerró los ojos y al no percibir el tajo, los abrió de nuevo. Ella había acuchillado su propio vientre. Él, atónito, la miró a los ojos. Ella dijo: Este hijo tuyo, jamás verá la luz.

 

Eterno

Cuando niño esperaba que la vida tomara mis sueños para hacerlos realidad. Cuando joven, esperaba que la vida me diera opciones para poder saber cómo vivirla. Ya de adolescente, le pedí a la vida que me esperara, porque sentí que se estaba yendo demasiado rápido. Una vez adulto, le pedí la muerte a la vida, porque esperaba que con ella se terminara todo este dolor, a causa de las largas esperas.

Al final me di cuenta de algo muy importante. No se trataba de esperar a la vida, sino de ir a por ella. Ahora estoy aquí, esperando que la muerte me dé otra oportunidad.

Pero la espera será eterna.

 

Instrucciones para convertirte en ídolo dentro de una sociedad dominada por mediocres

1. RENUNCIA A TODA INTELIGENCIA O ESTUDIO

Destacar siendo intelectualmente superior te hará ver como fenómeno, estarás condenado al exilio y a la discriminación por pensar diferente.

2. EXPLOTA TEMAS SOCIALES POPULARES

La moda mueve la mente del mediocre, todo lo que esté en tendencias siempre te dará fama y respeto sin importar que dicha moda esté o no en lo correcto.

3. EL MORBO MATA EL ARTE

No te esfuerces mucho por lo que darás a tus seguidores. Ejemplo: Como cantante o músico, no busques letras complejas ni líricas musicales académicas, basta una melodía pegadiza, un buen bombo y una letra de contenido vulgar, lascivo y/o que glorifique un estilo de vida delincuencial.

4. LLAMAR LA ATENCIÓN

Usa todos tus recursos para difundir aspectos bizarros de tu vida, presenta una forma de vestir muy abigarrada o lasciva, haz comentarios y opiniones controvertidos, conflictos, etc.

¡Y LISTO!

Así podrás destacar dentro de una sociedad podrida, llena de mediocres que acostumbran a ignorar la grandeza del genio mientras se postran ante el más absurdo monolito.

 

Mentira piadosa

—En uno de esos eventos raros de la vida me topé con mi yo de ocho años.

—¿Y qué te dijo?

—Me preguntó si ya habíamos cambiado el mundo.

—¿Y qué respondiste?

—Que sí lo hicimos. Después se fue corriendo con singular alegría.

—¿Y por qué le dijiste eso?

—Porque no tengo el valor de ser honesto conmigo mismo.

 

 

Efrén Hernández

 

Efrén Hernández.

Matamoros, Tamaulipas, (1998). Ingeniero electrónico.

 

Minificciones (relato por Víctor H. Orduña)

* Minificciones de autores y autoras de Matamoros

Taller impartido por Adán Echeverría en el Museo de Arte Contemporáneo de Matamoros, Tamaulipas (México)

Autor@s participantes: Cecilia Valdez Zúñiga Cafetería ▫ Alicia Leonor Instrucciones para llorar ▫ Rut Treviño Sin control ▫ Mia Nallely Amaro Arvizo La espera ▫ Víctor H. Orduña Cuento apócrifo de un papiro sin dueño ▫ J. Andrés Tomás Pérez Olvera Mi deseo de volar ▫ Efrén Hernández En un principio ▫ Estrella Gracia González Otra Alicia ▫ Sunhaila Minelly Sánchez Barrientos Resquicio del infierno

 

Ilustraciones: (Portada) Imagen realizada mediante una aplicación de IA  ▫ (en el texto) Imagen por 愚木混株 Cdd20 (en Pixabay).

Revista Almiar (Margen Cero)  n.º 136  septiembre-octubre de 2024

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