relatos por
Domingo Alberto Martínez

 

P

asábamos mucha, muchísima hambre. No quedaba pan ni forraje, y las culebras desaparecieron con las primeras nieves. En el viejo molino vivía una viuda; tropezó al bajar al arroyo y se partió la nuca. Era todo pellejo, cartílago y hueso, pero peor es no comer nada. Cortamos lo que sobró en trozos pequeños parar traerlos a casa.

Lo de la bruja y la casa de chocolate se le ocurrió a Grétel.

La serenata

Imelda apoya el estuche en un banco y afina el ukelele. Un celador con mascarilla se detiene y mira hacia el patio; una doctora lo imita y enseguida varios pacientes, entre ellos Angelino, su marido. Se conocieron en Brooklyn, hace toda una vida. Él era moreno e inquieto, ella cantaba y servía las mesas en un café desvencijado. Angelino tenía la mirada sonriente. Ahora se siente como un pez en una bañera. Mejora día tras día, pero esta es la primera Navidad que no van a estar juntos. Ella lo nota al hablar por teléfono, por eso se ha pintado los labios de rojo y lleva el gorro de renos que él le compró los últimos Reyes.

Rasguea las cuerdas y empieza a cantar: All I want for Christmas is you, de Mariah Carey. La voz le tiembla al principio, pero enseguida se entona. Angelino se ajusta las gafas. Oír a su mujer le hace pensar en el jardín de su casa, cuando ella riega los geranios y él, en la cocina, prepara la pasta.

La sua bambola, suspira. Y le lanza un beso a través de la ventana.

Postdata

A mi padre, que murió en la guerra, y a mi madre, que no le sobrevivió ni un par de años, tosiendo y tosiendo, fregando escaleras. A mi hermano Evaristo, cabo de la Guardia Civil, que un día agarró la tercerola, tiró para el monte y adiós, muy buenas, y al Desi, mi primo, el practicante. El Pasmao, que le decían los del bar de la plaza, ¡y tanto! Diez meses me tuvo paseo arriba, paseo abajo, hasta que le dio por hincar la rodilla, ¡qué hombre! Al Tío Fideo, el pastelero, y a su mujer, la Terele, que se echaron al café insecticida creyéndolo azúcar, ¡menudos dos cafres! El Marquitos, mi nieto, andará con el camión por Holanda, igual que su hermana, la Paula, de enfermera en Italia. Y la Vicentica, don Dimas y el Horten, a todos los otros, que ahora me olvido. Dichosa cabeza.

Queridos Reyes Magos.

Me llamo Etelvina y tengo 94 años. Estas son las primeras fiestas que voy a estar sola. Por eso, y como he sido tan buena, quisiera que me trajeseis la última Nochebuena que pasé con toda mi familia junta.

 


 

Domingo Alberto Martinez

Domingo Alberto Martínez. Nació en Zaragoza, España, en 1977. Filólogo de formación y apasionado de la palabra escrita, actualmente reside con su familia en la pequeña localidad de Tudela, capital de la Ribera navarra. Es autor de dos novelas, Las ruinas blancas (premio «Santa Isabel de Aragón», convocado por la Diputación de Zaragoza) y Trovas de fierro (premio «Alfonso Sancho Sáez», del Ayuntamiento de Jaén). Sus relatos, premiados en más de cincuenta certámenes literarios, han sido recogidos en las antologías El pan nuestro de cada día, Libro de los engranajes, Los astrolabios y Palos de ciego. Recientemente ha publicado Un ciervo en la carretera, finalista del premio Setenil al mejor libro de relatos publicado en España en 2021.

🕸️ Web: lahogueradeloslibros.wordpress.com/

Criaturas, relato aquí publicado, obtuvo el I Premio Fundación Caja Burgos.

📄 Más relatos de este autor (en Almiar): Por una cabeza    Jaque a la reina Oh, Susie Q.

Ilustración relatos: Fotografía por stux / Pixabay [dominio público]

 

Relatos Criaturas

Revista Almiar (Margen Cero™) · n.º 119 · noviembre-diciembre de 2021

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