relato por
Chuso León

L

o primero que recuerdo es el sendero de huellas frescas que dejaban mis pasos descalzos, según me adentraba, reciente el alba, en la playa. Descansé mi mirada en la opulencia de un mar que parecía una inmensa bañera por estrenar. Las gaviotas planeaban bajo sobre el Mediterráneo calmo, apenas despierto por sus rizos espumosos y rasantes, de olas tan tímidas y recatadas, que acariciaban la orilla y sin pausa se recogían huidizas.

Lo contemplaba arrullado por los compases de su continuo rumor. El mismo mar sereno por donde en la noche oscura, tiznada de amenaza, vinieron los cayucos y su humanidad acorralada; la desesperación a nado; los cuerpos ateridos, asustados y exhaustos, por fin en tierra.

Durante la madrugada, después de la infamia de los gritos, las persecuciones y las detenciones, el rodillo de una apisonadora aplanó la arena borrando todas las carreras. Solo había gaviotas, ávidas de desperdicios, alborotando la mañana con la estridencia caótica de sus bravos graznidos.

Con el sol alzándose, aún tibio, caminé con mi caña en ristre por el espigón; mientras tanto, aligeraba la melancolía distraído en la belleza de los primeros destellos dorados sobre las aguas. Fue entonces, cuando entre las rocas, descubrí unos ojos negros, agazapados, amedrantados, vigilantes como los de una pantera herida por cazadores que aún asediaban. El dueño de esa mirada tiritaba y castañeteaba los dientes sin cesar. Cuando le ofrecí mi copioso almuerzo y la sudadera gruesa que llevaba, en su boca cuarteada se estiró una sonrisa. Salió de la penumbra del escondrijo y miró alerta en todas las direcciones. Me dirigió con presteza unas palabras ininteligibles y huyó con urgencia. Le perdí de vista nada más remontar la primera duna y seguí mi camino.

Cada poco tiempo se informa de la miseria y el infortunio de un nuevo desembarco y entonces ando por la arena fresca, entre las gaviotas salvajes, frente al Mediterráneo calmo, con el doble de alimentos y con más ropa de abrigo. Por si acaso aquella congoja y aquella vergüenza tan vivas vuelven a abrasarme las entrañas.

 


 

Jesús López de León es un autor de Madrid que ha colaborado con diversos medios, entre ellos varios fanzines y revistas literarias de toda España y con Radio Moratalaz, la radio comunitaria de su barrio.
 Contactar con el autor: jesuslopezdeleon [en ] gmail [punto] com

🖼️ Ilustración relato: Imagen de DISerTO, en Pixabay

TRES RELATOS SORPRESA (traídos aquí desde nuestra biblioteca)

Los informes en Congéneres Los informes, por Norberto Luis Romero. En Margen Cero (Biblioteca de relatos – 2005)
La gordita (en La casa) La gordita, por Pedro M. Martínez Corada. En Margen Cero («Taller literario de El Comercial» – 2003)
Si el Capitán Trueno (en El elegido de los dioses) Si el Capitán Trueno, por Martín Piedra. En Margen Cero (Biblioteca de relatos – 2004)

La casa

Revista Almiar (Margen Cero™) · n.º 135 · 👨‍💻 PmmC · julio-agosto de 2024

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