La luz de sus estrellas

artículo por
Beatriz Celina Gutiérrez

E

s obligado mencionar un lugar representativo de la isla de Cuba, el Cabaret Tropicana. Construido en el año 1939 en los terrenos de la finca Villa Mina, hermosa residencia suburbana propiedad de Regino Du Rapaire Truffin y su esposa Mina Pérez Chaumont, ambos franceses. La villa estaba rodeada por un exótico bosque tropical. Al fallecer Truffin, su viuda decidió hacer cambios a finales de la década de 1930 con la idea de transformarla en el mejor nightclub habanero. El lugar ofrecía privacidad con su ambiente natural y placentero. Mina deseaba que su cabaret fuese el más atractivo y suntuoso con la idea de instalar en sus terrenos un restaurante tipo nightclub para unas trescientas personas, con salones de juegos y convertirlo en uno de los casinos más bellos, conservando su floresta, el ambiente tropical, los árboles de gran porte, sus palmas reales, mamoncillos, mangos, cedros y otros arbusto que enriquecían el sitio. Ese mérito correspondió a su posterior dueño, Martin Fox, hombre que perpetuó a Tropicana como el lugar más fastuoso del país y del continente. Martín Fox vivía en la calle 18 entre 1.ª y 3.ª en la acera de los nones, en Miramar; su casa la mandó a edificar asemejada a la entrada de Tropicana y la misma estaba decorada a la usanza del cabaret.

En 1940 el coreógrafo y director de espectáculos Sergio Orta, le propuso a Fox nombrar ese cabaret como Tropicana en honor a la melodía homónima del compositor y flautista Alfredo Brito, estrenada una noche en ese mismo lugar.

El distintivo de Tropicana es la escultura de una bailarina clásica realizada por la artista cubana Rita Longa en el año 1950 y especialmente diseñada para el cabaret. Se encuentra situada a la entrada. Es una figura estilizada en puntas de pies y actitud de baile, que Rita Longa la llamó Ballerina. Su autora reveló, que la escultura fue concebida en la época en que se entrenó el filme británico Las zapatillas rojas, película que conquistó al público por aquellos años.

Otro propio de Tropicana es la Fuente de las Musas, esculpida por el famoso escultor Dominice Boni para el Gran Casino Nacional construido en 1919 en la playa de Marianao y que a finales de los años cincuenta del pasado siglo, lo derribaron, y la fuente, que tenía a su entrada, la vendieron a Martín Fox, dueño del cabaret Tropicana y es la que actualmente se encuentra instalada en sus jardines desde el año1952 en la entrada del fabuloso cabaret y que antes estaba colocada en el Gran Casino Nacional, donde actualmente se encuentra la Escuela Nacional de Arte. Al lado del Gran Casino Nacional se construyó un campo de golf que resistió el paso de los años y muy cerca terminaba una pista de aviación del aeropuerto teniente Briguegas, conocido también como de Columbia, la pista que llegaba hasta cerca del campo de golf pertenecía a la compañía de aviación Aerolínea Q que se comunicaba con el aeropuerto militar de Columbia. Dentro del campo de aviación estaba el hotel Almendares, construido en el año 1920; la azotea de aquel hotel fungía como observatorio para el campo de aviación. La entrada principal era por la calle 84 y la avenida 19, antigua avenida Coyula. La mayoría de los turistas norteamericanos, que visitaban el cabaret Tropicana, antes de 1959, lo hacían por esa pista de aviación, otros, arribaban a través del ferry e hidroaviones por la bahía habanera. Se decía, que muchos de esos turistas venían a disfrutar de una noche en Tropicana y después regresaban a los Estados Unidos.

La visión modernista de Tropicana fue ideada integrando la naturaleza y espacio de forma armónica y su proyecto ganó la Medalla de Oro de la Asociación Nacional de Arquitectos. A más de ello, la obra fue incluida en la exhibición de Arquitectura Latinoamericana celebrada en el Museo de Arte Moderno de Nueva York, en 1955.

Fuente de las Musas

El Salón Arcos de Cristal, ampliación del cabaret, se emprendió a finales de los años cuarenta y principios de los cincuenta por el entonces joven arquitecto cubano Max Borges Recio, a petición de su dueño, que deseaba la construcción de un salón techado respetando el entorno natural e integrándose al mismo. El Salón Arcos de Cristal, maravilla de la arquitectura moderna cubana superaba todas las fantasías. Lo más logrado en la arquitectura de los años cincuenta en lo referente a la utilización de la naturaleza tropical dentro del contexto arquitectónico. Sus arcos de cristal recrean el efecto que se obtiene bajo la bóveda celeste en pleno campo admirando la exuberante vegetación de sus jardines tropicales, maravillosamente iluminados. La naturaleza invade su interior, en penumbras, a través de cristales transparentes que cubren los espacios resultantes de la intersección de uno y otro arco. El lujo y confort de su atmósfera, su fastuosa decoración y su ambiente distinguido aseguran una velada glamurosa y fascinante. Un rincón bohemio de Tropicana es el Café Rodney, con su arquitectura de los años cincuenta, destacándose por su preciosa apariencia y servicio gastronómico conjugándose con atractivas ofertas culturales, que sorprenden y cautivan al visitante.

Donde originalmente se hallaba el fabuloso casino de Tropicana, conocido y nombrado por muchos como el «Montecarlo de las Américas» se encuentra ahora el restaurante Los Jardines. Allí la música, la luz de la luna traspasándose a través del techo acristalado y la visión panorámica del jardín rodeando el lugar hacen de una cena inolvidable. Su alta cocina le ha merecido reconocimiento internacional.

En el año 1954, el diseñador francés Pierre Balmain presentó en Tropicana su colección de verano, y por sus espectáculos Tropicana es admirado por todos en el mundo y en plazas tan disímiles como el Royal Albert Hall de Londres; Sporting Club de Montecarlo, Mónaco; Friedrichstadt Palace, Berlin y el Beacon Theatre Broadway, de New York.

En 1992 el estelar espacio de la televisión mexicana, «La movida», fue trasmitido a toda Hispanoamérica desde ese lugar. En ese mismo año Tropicana fue distinguido por la Academia Norteamericana de la Industria de Restaurantes con el premio Best of the Best Five Star Diamond. En 1994, es entregado por primera vez el trofeo homónimo, consistente en una pequeña réplica de la bailarina, esculpida por Rita Longa, siendo otorgado a personalidades artísticas vinculadas al cabaret.

En 1996, visita Tropicana la diseñadora de modas japonesa Junko Koshino y presentó en el Salón Bajo las Estrellas su Fashion Show, donde se destacó el maestro y coreógrafo Santiago Alfonso, quien imprimió dinamismo y originalidad al desfile con el elenco del cabaret, protagonizando una noche de inusual pasarela.

La casa cubana Habana S.A. ofreció una velada en ocasión de cumplirse treinta años de la creación de sus reconocidos puros Cohiba y el cabaret Tropicana fue seleccionado entre las veinte localizaciones desde donde los consorcios televisivos norteamericanos ABC y CNN trasmitieron en directo a todo el mundo la despedida del siglo XX.

En la actualidad Tropicana tiene la condición de Monumento Nacional y cuenta con instalaciones, a su aire, en Varadero y Santiago de Cuba, dos provincias cubanas.

No se debe pasar por alto a nombres como los de Roderico Neyra (Rodney), considerado el mejor coreógrafo y director de espectáculos en su época y que en 1959 continuaría su carrera en México, a Joaquín M. Condall, con sus bellos espectáculos y al experimentado maestro Tomás Morales, quien siempre proponía un paseo por los más reconocidos y auténticos ritmos cubanos recreando con su propio sello sus escenografías y vestuarios, consiguiendo una fastuosa e impactante puesta en escena caracterizada por un sentido pictórico y cinematográfico. Especial atención merece el «eco del tambor», personaje mítico cuyo rostro cubre una sugerente máscara y que, con sus acciones rebosantes de virilidad, espontaneidad y comicidad, se encarga de conducir esta alabanza al tambor, componente ineludible dentro del acervo musical cubano.

Como una anécdota curiosa, en una ocasión, estando presentándose en Tropicana un espectáculo sobre los romanos, que tuvo mucha popularidad y del que formaba parte el elenco de leones del Circo Nacional de Cuba y algunos artistas circenses; esa noche sucedió algo insólito, los leones se salieron de sus jaulas y caminaron por el escenario y los pasillos del cabaret; imaginar el susto de los presentes y de los artistas. Salieron corriendo hacia sus camerinos. No hubo que lamentar víctimas y los domadores del circo retornaron a sus jaulas a los leones.

En el salón Bajo las Estrellas, escenario principal de ese cabaret, han actuado Libertad Lamarque, Nat King Cole, Lola Flores, Rita Montaner, Tongolele, Xavier Cugat, Los Chavales de España, Carmen Miranda, Liberache, Pedro Vargas, Norma Duval, Alejandra Guzmán, Rosita Fornés, Joséphine Baker, Bola de Nieve, Elena Burke, Cheo Feliciano y otros artistas de renombre nacional e internacional.

Tropicana, es un orgullo para los cubanos y sus repartos aledaños, que en la quietud de la noche escuchan el sonido de los tambores, les llega la brisa de sus palmas y visualizan, en la bóveda celeste, la luz de sus estrellas.

 


 

Beatriz Celina Gutiérrez Gómez. Escritora y compositora. Tiene diferentes libros publicados en España y otros países. Actualmente vive en Sonseca, Toledo, Castilla la Mancha.

🖥️ Contactar con la autora: beatrizcgg1951 [at] gmail [punto] com

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🖼️ Ilustraciones del artículo: (Portada) Havana – Tropicana Night Club, Mario L. Guardiola, Havana (publisher), Public domain, via Wikimedia Commons ▪ (En el texto) Fotograma del vídeo Visita al Café Rodney (youtube.com/watch?v=2MKk765zWAY&ab_channel=BelaRivera).

artículo Rosita Fornés

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