relato por
Sarah Graziella Respall Rojas

 

E

ste cuento comienza en una cueva encantada donde vivía una bruja llamada María con su hija la brujita Chely, aprendiz de bruja. La cueva estaba llena de artefactos de magia, talismanes, varitas, duendecitos de cristal, haditas de plástico, lechucitas de cerámica y un troll de yeso enorme al lado de la puerta, regalo de un amigo de las dos brujitas, el dragón José Luis. El troll se usaba para colgar la escoba voladora cuando las brujas estaban en casa.

La bruja María era muy diferente de las brujas que conoces, le gustaba la música, escribir cuentos para niños, novelas llenas de fantasía, y solo usaba la magia blanca (es decir, magia buena), mientras otras brujas usan magia negra (que es la mala). Pero lo que realmente le gustaba más a nuestra bruja eran los gatos, solo que no tenía ninguno en casa porque tenía que ser un gato tan, tan, tan especial que aún no había encontrado a ninguno, se limitaba a saludar a todos los gatitos callejeros o de las casas vecinas cuando iba con su hija camino a la escuela. (La hija estudiaba en una escuela normal, con otras niñas sin magia, nadie sabía que ella era una brujita hija de bruja, y por fuera su cueva encantada, gracias a un hechizo, parecía una casa normal y corriente).

Una noche, María soñó con un hermoso gato grande, de color azul y blanco, con una máscara en la cara, este gato la acompañó en su viaje por el mundo de la imaginación. Al despertar, fue a la interbrujanet y mandó un correo a sus colegas brujas, que le dijeron que mejor cambiaba la almohada de lugar, porque no existían gatos azules con máscaras. En vez de ponerse triste, ella llamó a su amigo el dragón y le contó su sueño. Él respondió:

—¡Ese sueño me parece muy interesante!

—Lo sé —dijo María, más animada— pero, ¿tienes idea de lo que significa?

—Creo que sí —respondió el dragón, que tenía su castillo lleno de gatos de todas las edades—, algunos de mis gatos tienen máscara, pero no azul… no sé si existan gatos así. Quizás, si lo soñaste, significa que podrás ver uno, aunque sea el único en el mundo.

—¿Estás seguro? —preguntó ella, que confiaba mucho en su sabiduría.

—¡Por supuesto que sí! —contestó el dragón—. Los sueños de las brujas y de los dragones siempre se cumplen, ¡por eso somos tan buenos amigos!

Al día siguiente, María descolgó su escoba del troll de yeso y se fue volando a la escuela a recoger a su brujita Chely. No hay que explicarlo… los demás niños no veían la escoba ni las veían volar, gracias a otro hechizo, simplemente las veían alejarse tomadas de la mano.

A mitad del camino, sobre un tejado, vieron un gato azul y blanco, con una máscara que le cubría las orejas y los ojos.

—Mira, mamá, ¡qué gato tan lindo, idéntico al de tu sueño! —gritó Chely emocionada.

El gato se sorprendió tanto al verlas, como las dos brujitas al comprobar que era real. Al momento, la mamá lo llamó:

—¡Blue!

El minino levantó las orejas y maulló con alegría, corrió y saltó a los brazos de Chely como si las hubiera estado esperando. Chely lo llenó de cariños y lo agarró bien para que no se fuera a caer durante el vuelo a casa.

Así se incorporó Blue a la familia de estas dos brujitas. Ahora vive feliz en la cueva y todos los fines de semana saluda a su amigo el dragón José Luis. Todos están muy felices de que, una vez más, el sueño de una bruja se haya hecho realidad.

 


 

Sarah Respall Rojas

 

Hola, soy Sarah Respall Rojas, tengo 19 años, estudio Inglés y Artesanía Integral. Me gusta escribir, ver películas, series anime, los videojuegos y dibujar escuchando música. He publicado cuentos, poemas y dibujos en revistas, antologías y blogs de Cuba, Argentina y España. Este cuento está basado en hechos reales, nuestro gato Blue hace diez años que vive con nosotras. La ilustración que acompaña al texto es mía.

 Contactar con la autora:
kodama [ en ] cubarte.cult.cu

 

 

 Ilustración relato: Dibujo por Sarah Respall Rojas ©
Este relato se publicó, hace algunos años, en la antología Perros y gatos de la Casa Editora Abril.

 

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