reseña del poemario
por Lucía Couto Cancela

 

B

rindis y desesperación (Brinde e desespero) es la última obra de Miguel Sande, en la que abre una puerta a la cotidianidad, donde vemos episodios del día a día de diversos protagonistas: ancianos a quienes les pesan los años, jóvenes sufriendo los cambios de la madurez, adultos melancólicos que recuerdan tiempos pasados… Se recogen fragmentos de toda una vida que mezclan momentos emocionalmente desgarradores, con la otra cara de la moneda, la reconciliación con uno mismo.

La obra es un viaje por el tiempo que recorre las edades del ser humano. Nos acerca al presente con historias contemporáneas y costumbristas del día a día; viajamos al mañana mediante la reflexión sobre la tecnología y su uso en un futuro desconocido; damos marcha atrás y alcanzamos el pasado con reflexiones melancólicas sobre el paso del tiempo y la vejez. Finalmente, aterrizamos en el Londres actual, donde se ve la variedad de sus gentes, sus costumbres, y sus diversas culturas que llegaron, se mantienen y seguirán.

En este viaje se narran escenas plagadas de incertidumbre, esperanza, nostalgia y reconocimiento, todas ellas en dos idiomas: gallego y castellano. Esta dualidad lingüística presente en cada texto no busca evocar diferentes sensaciones o interpretaciones, algo de lo que se ocupó el autor, Miguel Sande, al realizar las traducciones él mismo. No obstante, sí que reconoce que todas estas pequeñas escenas crean una conexión con los lectores mediante posibles vinculaciones con sus experiencias vitales; y una vez que se conecta con el poema, este puede acabar resultando adictivo. Cada poema guarda algo especial para cada tipo de lector, como comenta el poeta: «El poema, como el yogur, según qué tipo, puede tener distintos ingredientes: autenticidad (imprescindible), subjetivismo (cuando más grados, mejor), verdad, experiencia, mirada (el mirar tiene edad), sentimiento…». De todas estas combinaciones salen a la luz infinitas vivencias únicas de cada uno, con las que se puede identificar en sus versos.

Si le quitase el desvarío, quedaría la poesía desnuda, con frío. La locura, que se abre y se cierra en función de la luz, como esas flores raras del jardín.

La visión de estas escenas es tan cotidiana que no cuesta hacerse una idea de lo que sienten los personajes ni de lo que describen. Desde una cena navideña, a una visita al médico, una cita incómoda, el enfrentamiento de un alumno con su tutora, el alcoholismo… todo forma parte del ser humano y de lo que significa vivir en el entorno que nos rodea. Los versos recogen experiencias reales, vivencias del día a día, que se pueden percibir desde los infinitos puntos de vista que puede tener cada uno de los viandantes de una acera. «Nada es inventado, de haber ficción no sería poesía sino prosa, narrativa», esta fiabilidad de la realidad acerca al lector diferentes versiones de una misma escena tan cotidiana que no resulta extraña. Este hallazgo de una nueva visión, o de un mundo nuevo, se asemeja a un tesoro que abre la mente y llena de fascinación a quien lo lee.

pero déjame que te diga, las ardillas viven mejor que los pobres de Chinatown, las ardillas de Hyde Park, Green Park, entiéndeme, a ver si nos entendemos, detrás de Kensington Palace, Lady Di y Peter Pan y todas esas payasadas.

Sus descripciones permiten visualizar los escenarios en los que se encuentran los personajes, pero son los sentimientos descritos los que nos transportan a ese instante en el que se narran las situaciones. Esos sentimientos fuertes y profundos, no desconocidos, que llevan a la reflexión, a la crítica, a la denuncia. Pueden provocar tantas interpretaciones como lectores, tantas sensaciones como experiencias, y todas estas posibilidades llevan al autor a pensar: «Que alguien, una sola persona, se identifique con un poema que has escrito sin conocerle de nada no deja de ser un misterio». Independientemente de lo que se sienta al ojear los párrafos y leer una frase, eso en sí mismo, ya es una reacción concreta que acompaña a un sentimiento especial.

Mamá no quiere que le regale nada por Navidad, tampoco por Reyes, solo tiempo. Mamá quiere que salga de los paisajes tristes, robotizados, de las pantallas azules y que vaya a visitarlos.

Esta gran variedad de situaciones plasma distintas realidades, diversos espacios, edades, culturas, religiones, situaciones emocionales y estados físicos. Toda esta heterogeneidad se corresponde con la sociedad actual, lo que permite que quienquiera que decida escoger este libro y leer alguna de sus páginas pueda sentirse reflejado con lo que lee, sea cual sea su situación personal, por muy particular que la considere. El enfoque común de estos versos no es lo que nos hace diferentes y diferenciables, sino aquello que compartimos y que nos une. «Hay poemas sobre las personas mayores, cada vez más olvidadas, pero hay poemas dirigidos a los jóvenes también», concluye el poeta: «Hay poemas al padre, a la madre, a los abuelos/as, todos tenemos familia. Todos/as vivimos situaciones del día a día». Escribe estos versos para quien busca, con interés y curiosidad, entre las páginas y acaba sintiéndose identificado con lo que se plasman en ellas, eso ya es suficiente para en autor.

Una flor rara que envenena y narcotiza, imposibilita y deja frío de los atardeceres en la piel,
la indiferencia.

Brindis y desesperación (Brinde e desespero) retrata tu vida, la de tu profesora, la de tu madre, la de tu abuelo; retrata lo bueno del día a día, lo malo, lo incómodo, lo surrealista. Todas esas situaciones complejas y emociones contradictorias, que parecen lejanas en palabras de otros pero que, en carne propia, no suenan extrañas. Todo recogido en unos versos que se deslizan entre el brindis de una cena y la desesperación por llegar a tiempo.

 


 

Miguel Sande

Miguel Sande. Poeta, novelista y dramaturgo; también periodista.
Como poeta recibió el Premio de Poesía Afundación, del Pen Club de Escritores en Galicia, con Los filósofos ya no brindan con cicuta (editado por el Centro Pen Galicia en gallego y en castellano por Cuadernos del Laberinto). También es autor de los Poemas del desierto (gallego). Con Brindis y desesperación ganó la xxv edición de uno de los premios de poesía decanos en Galicia: el Johán Carballeira

Como dramaturgo fue premiado en el certamen Calderón de la Barca, del Ministerio de Cultura, con Al alba pide conmigo vivir (Xunta de Galicia). Con Nadie lloró por nosotros ganó el Premio Rafael Dieste de Teatro de la Diputación de A Coruña. Su volumen Ellas, qué dicen fue seleccionado por el Premio Nacional de Literatura Dramática. Con La enterradora obtuvo el Premio Nueva Dramaturgia en Galicia.

Como novelista logró el Premio Repsol-Xunta, en gallego, con Si algún día esta mujer muerta (Edit. Galaxia), adaptada al teatro por Librescena. Con La candidata ganó el Premio de Novela García Barros (Galaxia). Y con El negociador fue finalista del prestigioso Premio Xerais de Novela (Edic. Xerais).

Toda su producción literaria está escrita originalmente en gallego. Un poeta y un autor poco convencional que sorprende y explora nuevas alternativas.

Tapa de Brindis y desesperación

Brindis y desesperación (Brinde e desespero)
Colección Anaquel de Poesía, n.º 137 (Cuadernos del Laberinto, 2024) • XXV Premio Johán Carballeira • Edición bilingüe castellano/gallego • I.S.B.N.: 978-84-18997-98-3 • 98 págs. • Ilustraciones artículo: Portada del libro y fotografía, con autorización para su uso y publicación en esta entrevista; © de sus autores.

ℹ️ Más información:
cuadernosdelaberinto.com/Poesia/Brindis_y_desesperacion_Miguel_Sande.html

Brindis y desesperación (Brinde e desespero)

Reseñas en Margen Cero

Revista Almiar · n.º 139 / marzo-abril de 2025 · 👨‍💻 PmmC · MARGEN CERO™

Lecturas de esta página: 125

Siguiente publicación
Crónicas por Barcelona «es una cruda exposición de la ciudad…