Espejismos
Libro
V – Las Interesantes Aventuras del
Ingenioso e Intrépido Jonatan Sin Miedo *
Levi
Dawer López
Con mis propios ojos
nunca he visto aquel lugar, ni siquiera en fotografías. Sin embargo,
me puedo imaginar a aquel chavo, sentado a la orilla del muelle observando
los buques que entraban y salían de aquel muelle. Él es mediano de
estatura, su piel es morena, oscurecida por el sol que bañó las espaldas
de sus antepasados al lado del río Ganges, en Bombay o en Cochin o
en los campos de Austria. Y sentado allí, aquel muchacho se quedaba
esperando y pensando. Hace no mucho tiempo su padre solía bajar hasta
el mismo muelle en busca de comida que los ingleses tan bondadosamente
regalaban a los necesitados, aunque estuviera enlamada y llena de
gusanos.
Toda historia, toda
empresa, toda campaña empieza como una idea; una luz que se enciende
en la mente de una persona y por más que trate no puede extinguirse,
tanto así que llega a determinar el pensar y el obrar de la misma.
Sentado en aquel muelle
de Haifa, viendo los buques que entraban y salían del puerto, en su
mente aquel chavo era transportado a otros lugares desconocidos y
extraños para él, lugares que nadie en su familia sabía que existían.
Aquel chavo ignoraba a dónde iban los buques, tampoco cómo era la
gente en aquellos lugares. ¿Serían gigantescos ogros que habitan en
cuevas esperando el tributo que les llevaban los navíos? Tal vez eran
gente sabia y dedicada al estudio de la ciencia y de la religión;
o tal vez eran paganos que adoraban a la diosa Ishtar o a un pino
de invierno. No, él no sabía nada de eso, pero precisamente eso era
lo que le intrigaba, el no saber qué había más allá, en la distancia.
Aquel día se hizo la promesa de que uno de aquellos buques zarparía
con un pasajero más. Ese día se prometió que los acompañaría a ver
qué veía, a ver qué había.
Como todo héroe, el
origen de Jonatan es incierto y misterioso, al parecer para todos
excepto para él mismo. Sus padres salieron o de la India o de Austria
para llegar al puerto de Haifa; cuando, cómo y a qué horas son preguntas
sin respuestas. Pue’ también que haya nacido en Hidalgo, en Veracruz,
o en Guerrero.
¿Cuál es el lugar
de nacimiento del hombre? ¿Dónde salió de la matriz? ¿Dónde primero
se reinventó? ¿Dónde por primera vez alguien le reconoció como persona?
¿O acaso en el lugar donde por primera vez se dijo su nombre?
Tal vez sus progenitores
fueron curtidores de piel en un shetl en Austria o mercaderes en la
India. Tal vez..., lo importante es que algún día llegó a ser, si
no ésta historia no sería sobre él. Tal vez...
Jonatan creció entre
la violencia: la violencia de un padre estricto; la violencia del
despojo; la violencia de las masacres; la violencia de ignorar el
sufrimiento de un ser humano; la violencia de las balas y de los fusiles.
Y entre el hambre. Creciendo entre la violencia, Jonatan creció siendo
violento, queriendo enfrentar la vida agresivamente sin titubear,
Sin Miedo.
Después del renacimiento
de la nación judía, a los judíos nativos de ese lugar se les dio el
apodo de sabra, el nombre del fruto de un cactus que crece
en esa región del mundo. Por fuera, ésta fruta es dura, pero por dentro
es dulce y jugosa. Jonatan, un hombre Sin Miedo, es un verdadero
sabra.
Sus padres, para calmar
su deseo de viajar, lo mandaron a vivir con primos lejanos en el Sudán
por un periodo de tiempo. No fue mucho, pero lo único que hizo fue
aumentar su deseo de conocer tierras lejanas: Bolivia, España, Argentina
y México.
Finalmente un día
Jonatan zarpó de aquel puerto de Haifa, donde sentado al pie del muelle
había imaginado en tantas ocasiones ese preciso momento. Se subió
en un buque y dejo su tierra, su familia, sus amigos. Los dejó a todos
yéndose Sin Miedo.
Después de algún tiempo
sus padres y sus hermanos lo alcanzaron en España.
Continuando sus aventuras,
Jonatan emprendió el viaje al otro lado del mar, a otras tierras.
Eventualmente, su familia le siguió.
Jonatan llego un día
a un lugar donde nunca he estado, pero que me puedo imaginar. El puerto
de Veracruz tendido frente de él, uno de tantos inmigrantes que arriban
a aquella antigua ciudad. Jonatan llego allí sin dinero, sin conocer
el lenguaje, con poca ropa, con pocos amigos; pero eso sí, Sin Miedo.
Un puerto lo había
despedido, otro le recibió.
Jonatan durmió en
un catre, en el rincón oscuro y sucio de la casa de un señor que le
aceptó. A luz de vela estudió y aprendió el lenguaje de Cervantes
y de Pito Pérez. Sus aventuras lo llevaron por toda la república,
yendo de ciudad en ciudad, de pueblo en pueblo, vendiendo ropa, ofreciendo
sabiduría, llevando luz a miles de gente.
Jonatan siempre luchó
y lo hizo siempre Sin Miedo. En ocasiones luchó con una pistola Ruger
o una 45, protegiendo la vida del señor Kaplan con su pareja, una
hermosa judía de piel de oliva llamada Judith. En otras ocasiones
lo hizo sobre un cuadrilátero, en máscara y con el nombre de Chanoc.
Siempre luchó contra demonios y otros seres espirituales. Y siempre
lo ha hecho Sin Miedo.
En varias ocasiones
estuvo a punto de morir, pero de todas ha salido vivo. En algunas
pudo haber matado, pero creo no lo hizo. Y en cada una de ellas se
mantuvo Sin Miedo. Perdonó al hombre que causo la muerte de su padre;
JaShem quiera y me perdone a mí.
Entre todas las personas
que he conocido, él es el único que sabe cuál es su propósito en esta
vida y que vive de acuerdo a tal, Sin Miedo.
En realidad necesitaría
todo un libro para contarles sus aventuras. Pero sirva éste pequeño
relato para que sepan que existe un hombre que vive y que lo hace
Sin Miedo. Ya que sí no hubiera un Jonatan Sin Miedo, ésta historia
no existiría y su narrador no sería yo.
El día que terminé
de escribir ésta historia estaba soleado y el viento se sentía hasta
los huesos. Entre las cosas que encontré al escribirla estaba una
máscara de luchador. Tomé aquella mascara de Chanoc y la guardé
en mi bolsillo junto al Siddur que me obsequió el cadáver, junto
a los chicles que le compré a aquel anciano y junto a mi futuro.
Ajusté, pues, mi chamarra y retomé mi camino.
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*«Esta
obra inédita es mi máximo intento a un prestigioso futuro literario,
pero más que nada surge de la necesidad de expresar una bola de ideas
que andan dando vueltas en mi cabeza. El estilo es algo vulgar. El
titulo se debe a que la mayoría de lo que sabemos (o creemos saber
de otras personas) son imágenes de lo que en realidad son; y de cómo
muy pocas personas se toman el tiempo para llegar a conocer a fondo
a los que le rodean. Este es mi intento personal a dejarme conocer
a quien lea esto».
Levi
Dawer López,
vive en México.
capacesproject[at]yahoo.com
ILUSTRACIÓN
RELATO: Fotografía por
Pedro M. Martínez ©
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