ALMIAR

Margen Cero

 
 


 



Nunca se olvida
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José Luis
Suelves Naya
 

 

«Aunque ya nada nos pueda devolver el tiempo del
esplendor en la hierba y la gloria de las flores,
no debemos afligirnos pues hemos de estar seguros
de que la belleza persistirá siempre en el recuerdo».

William Wordsworth

 

I
 

Te miro mientras duermes.

Nunca tuve mayor placer que contemplar tu sonrisa mientras duermes.

Quizá sea éste el momento en que los sueños te invaden. O quizá es un sueño inquieto que hará que despiertes enseguida. No lo sé. Nunca me has dejado entrar en tus sueños. Y tampoco quiero entrar ahora, cuando sé que no me buscarás cuando despiertes.

Por eso desearía que no despertases. Por eso te he arropado con la colcha, para que no te desvele el frío de esta madrugada lluviosa de otoño. Y por eso no me atrevo a acariciar tus labios con los míos por última vez y me conformo mirando los rizos de tus cabellos que te ocultan a medias el rostro y los ojos, quien sabe si perdidos en un sueño azul.

Te miro mientras duermes y sé que lo hago por última vez. Como sé que, cuando despiertes, te vestirás y te irás para siempre. Es la última vez que has querido estar conmigo. Y te agradezco que hayas atendido mi ruego. Tanto como lamento que hoy haya ganado el silencio entre los dos. Esta noche ha sido tu silencio quien ha hablado y el mensaje ha llegado hasta mi corazón, formando una imagen en mi interior que nunca podré borrar. Sé que te has cansado de mi y que quieres buscar otros horizontes.

Te miro mientras duermes y me hago el propósito de que, cuando salga el sol, ni una lágrima resbale de mis ojos ni que ninguna noche futura se me oscurezca por tu inminente ausencia. Pero sé que no lo lograré, incluso construyendo unas alas para volar muy lejos, lejos de todo.

Te miro mientras duermes y me acuerdo de cuando me decías, hace tan solo unos días, que aún tienes intactas ilusiones y sueños que quieres cumplir, que aún crees que todo es posible y que necesitas dejarme. Eso es lo que te hace tan especial. Contigo había vuelto a creer en un mundo en el que la felicidad podía ser protagonista. Donde, con un poco de esfuerzo, se podían convertir los sueños en realidad. Habías hecho florecer de nuevo en mí aquel joven soñador e ilusionado que fui un día. Y yo me había aferrado a la idea de que, quizá a tu lado, podría encontrar aquello que siempre había ansiado, lo que realmente buscaba. Ahora sé que no podrá ser.

Tu rostro se ilumina mientras duermes y yo no puedo dejar de mirarte. Y es que cuando duermes me dejas ver la verdad. Querría repetirte aquellas dos palabras que tanto te he dicho. Aquellas que tu nunca me has dicho. Me acerco a ti de nuevo y tu olor me envuelve. Emanas fragancia de flores y menta. Cuando despiertes yo estaré a tu lado, como querría estarlo toda la vida. Una vida que me cambiaste justo hace un año, cuando me creí que a tu lado podría comerme el mundo. Y ahora, después de ese año, comprendo que eres tu quien se ha comido mi mundo. ¿Qué puedo hacer? Volver a atrás es imposible, luchar no lleva a ningún lado... ¿Odiar? No lo mereces.

Te miro mientras duermes y comprendo que son los últimos momentos que pasamos juntos. Ya nada nos devolverá el tiempo del esplendor en la hierba ni la gloria de las flores. Pero no estoy nada seguro de que la belleza persista siempre en el recuerdo.


II

 

Me miras mientras duermo.

No puedo verte pero te siento muy cerca. Nunca he olvidado la fragancia de tu cuerpo y la suavidad de tus cabellos del color del trigo en junio. Te siento a mi lado como percibo la lluvia que cae fuera.

Sé que me miras mientras duermo y sé como te gustaría que despertara. Me ves inmóvil, respirando suave, pero sabes que no me invaden los sueños ni tengo un sueño inquieto.

Como también sabes que despertar, ahora mismo, es improbable. Como yo sé que la anarquía de las horas embruja tus latentes intuiciones. Como siempre he sabido de tantas cosas como te nacen de las semillas de la noche, tras la sombra de un latido.

No sabes cuánto me gustaría despertarme mientras me miras. Sin ese horrible dolor de cabeza, con la dulzura neblinosa de los pensamientos, y decirte todo aquello que nunca me atreví a decirte. ¡Habría querido decirte tantas cosas todavía! ¡Yo que pensaba que tenía tanto para darte! ¡Y sólo tenía mis manos vacías! Por eso te fuiste. Sé que has viajado por el mundo. Que has aprendido a no suplicar por una caricia, a no darlo todo por un amor, a no mendigar por un beso, a no perdonar por una sonrisa, a no rogar por unas palabras... Ahora, cuando me miras mientras duermo, sólo espero que no hayas aprendido a odiar.

Y también querría que no te entristecieras por tener que verme en esta blanca, fría y aséptica sala de hospital. Me llega el momento de dejar este mundo, las agujas del reloj y la luna me indican que debo irme pronto. Muy pronto. También a ti te quedaban cosas por decirme. Quizá aquellas dos palabras que nunca me dijiste.

Quizá es porque ahora ya no tienes tantos sueños, quizá es porque ahora ya sabes lo que yo aprendí contigo. Que, a veces, el amor puede ser eterno.

Mírame mientras duermo, quédate conmigo hasta el último momento. Aunque yo no te vea, te siento. Y quizá me enseñes a soñar de nuevo. No fuera a ser que, cuando traspase la delgada línea que me separe de la vida, se me olvidara como amarte.
 

 

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JOSÉ LUIS SUELVES NAYA, periodista, 56 años. Divorciado, con 2 hijos. Trabaja en la Televisió de Catalunya (TV3) como editor de fin de semana en el Canal 3/24 (información 24 horas).
Publicó su primera novela en 2004 con el título El olor del tremoncillo.
 

@ sustituida jlsuelves.j[at]tv3.cat
 

ILUSTRACIÓN RELATO: Sueño dorado, By Elenamm85 (Own work) [CC-BY-SA-3.0 (http://creativecommons.org/licenses/by-sa/3.0)], via Wikimedia Commons.
 

 

 

Relatos y enlaces en esta publicación:

- Eduardo Jauralde: Cuento Cruel

- Juan C. Garrido del Pozo - Cómo erigir un altar en una nevera vacía

- Cecilia Facal - Los dioses

- José L. Suelves Naya - Nunca se olvida

- José J. Luque González - Llueve

- Rubis M. Camacho Velásquez - De plumas malditas

- Entrevista a los autores premiados

- Página de inicio del Certamen




Revista Almiar - n.º 46 - mayo/junio de 2009 - ISSN 1695-4807
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