Jude Law, el hombre más
guapo del mundo

por Guillermo Ortiz López




Es difícil encontrar una agenda de trabajo como la de Jude Law en los últimos dos años. Quizás su nombre no les diga nada, pero aquí están algunas de las películas que ha estrenado en estos 24 meses: Cold Mountain, Sky Captains, El Aviador, Lemony Snicket, Closer y, la última, Alfie. ¿Lo empiezan a situar ya? Las últimas cinco películas han sido grandes éxitos en los últimos seis meses, la anterior le valió su segunda nominación a los Oscars. La primera fue por El talento de Mister Ripley, en 2000.

Law es un inglés que ha hecho carrera de ser inglés —a los americanos les encantan los británicos, sus poses, su fingida elegancia...—. Con tan sólo 32 años ha trabajado con los mejores directores y actores de los Estados Unidos y se ha ganado una reputación de seductor con malas pulgas. Cuando no recibió el Oscar a mejor actor secundario por El talento de Mister Ripley no se puede decir que se lo tomara con cortesía británica. Su cara cuando le dieron el premio a Michael Caine era todo un poema. Años después tendría la oportunidad de «vengarse», versionando uno de los primeros éxitos de Caine: la vida del seductor Alfie.

Estamos hablando de un tipo muy guapo, tan guapo que incluso para un heterosexual convencido como yo resulta evidente. Si es verdad lo que dicen, puede tratarse del hombre más guapo del mundo del cine. Pero su belleza, a veces, es una condena. Es una belleza fría, distante, de gestos calculados, con una sonrisa perenne que le permite olvidarse de actuar en muchas ocasiones. Sabe que con enseñar los dientes el auditorio estará cautivado. Y eso no es necesariamente algo bueno.

Vamos a analizar a Jude Law en sus últimas dos películas: Closer y Alfie, aún en cartel. De Closer he hablado suficientemente y mi fervor me impide ser demasiado objetivo. Con todo, posiblemente el personaje más flojo sea el de Law, por lo menos si se le compara con Clive Owen. No creo que sea culpa suya. Como he dicho antes, a veces el propio director o los guionistas no se preocupan en enriquecer sus personajes. Si Owen quiere seducir a Julia Roberts o a Natalie Portman tiene que «currárselo», para deleite del espectador. A Jude Law le basta con «estar ahí» y ya irán cayendo.

Eso, en la vida, es una bendición; en la pantalla resulta un poco aburrido. Pero, insisto, no es del todo culpa suya.

Alfie es una película aburrida. No está mal hecha, no está mal interpretada, el chico hace lo que puede... pero es aburrida, qué se le va a hacer. Es una sucesión de ligoteos y de mujeres de toda condición que van pasando por las manos de Jude Law sin aparente esfuerzo. Una sonrisa y a la cama. Eso, a la quinta vez ya aburre. Uno se espera a un seductor con sus trucos, sus recetas, vamos, que espera salir del cine y creer que ha aprendido algo (algo que a los cinco minutos salta a la vista que no va a poder utilizar jamás, pero bueno...). Sin embargo, en Alfie no hay demasiado talento, no hay demasiada maldad, sólo es un chico muy guapo que liga con mucha facilidad. Lo dicho: una bendición en la vida, un aburrimiento en la pantalla.

Ya se sabe que algo tendrá el agua cuando la bendicen. Con lo joven que es Jude Law tiene una carrera impresionante a sus espaldas. Eso nos da una idea de lo que puede venir por delante. En Cold Mountain estaba soberbio, en El talento de Mr. Ripley al menos estaba mejor que sus compañeros de reparto, los sosísimos Matt Damon y Gwyneth Paltrow. Su gran papel está aún por llegar. Quizás algún día él reciba un Oscar mientras otro joven inglés se desespera en su asiento.

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ILUSTRACIÓN: Jude Law TIFF 2006, Por Tony Shek (Jude Law) [CC-BY-SA-2.0 (http://creativecommons.org/licenses/by-sa/2.0)], undefined, via Wikimedia Commons





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