articulo por
Adolfo Vásquez Rocca

Consultado Peter Sloterdijk acerca de ¿qué obras recomendaría?, responde: En primer lugar, El nacimiento de la tragedia, de Nietzsche, una teoría del arte. En segundo lugar, a Andy Warhol, con su libro: The philosophy of Andy Warhol. From A to B and back again (‘Mi Filosofía de A a B y de B a A’). Este originalísimo libro constituye no sólo una crónica de la vanguardia artística de New York y su particular fauna, sino a través de un repertorio de frases y agudas observaciones Warhol nos ofrece lo que es fundamentalmente una crónica del american way of life, de su glamour y decadencia. Entre sus frases memorables no se puede dejar de citar entre otras: «Shopping is much more american than thinking» (‘comprar es mucho más americano que pensar’). O «Nunca me molesto en arreglarme o en tratar de ser atractivo porque simplemente no quiero que nadie se comprometa conmigo; descuido mis buenos atributos y destaco los malos, de modo que tengo un aspecto espantoso y llevo los pantalones equivocados y los zapatos equivocados y llego en el momento equivocado con amigos equivocados y hablo con la gente equivocada, y si aún así, alguien se interesa por mí huyo y me pregunto. ¿En qué me equivoqué?… El asunto es que conocer a una persona más me resulta simplemente demasiado difícil, porque cada nueva persona ocupa más tiempo y espacio…» [1].

Pues bien, tenemos a Warhol instalado en terreno filosófico mediante esta canonización operada por Sloterdijk.

Warhol dictó a Patt Hackett dos libros Mi Filosofía de A a B y de B a A, y Diarios en los que el artista se retrata con una fina ironía y un cinismo mordaz.

Todas las vidas, según se ha sentenciado, tienen una novela. Sin embargo, pocas vidas soportan bien un diario que interese a todo el mundo sólo por la gente que aparece en él. En el caso de Andy Warhol, el diario de su vida es la noticia de primera mano del mundo más atrevido del arte de los años sesenta, setenta y ochenta.

Andy Warhol; la entrevista como obra de arte

La figura de Andy Warhol quedará siempre asociada al Pop art y a sus series miméticas e infinitas de retratos en color, lo mismo que a sus películas, su fotografía, a Interview, la revista que fundó y a sus fiestas underground con los sonidos de Lou Reed y la Velvet. Y también a sus libros, en los que plasmó todo este mundo.

Hay dos publicados en España de los tres que escribió el artista urbano. En realidad, Warhol no escribió ninguno de ellos ya que este trabajo lo realizó su inseparable secretaria Pat Hackett que pacientemente grababa o tomaba nota de las ocurrencias del autor y de su vida diaria, para darle después forma, ordenarlo todo, y pasarlo a materia de libro.

Los dos textos publicados tienen distinta fecha y muy diferente contenido. Uno muestra, a grandes rasgos, el pensamiento, y el ideario del artista y el otro es un documental en prosa sobre la vida de Warhol contada con el detalle del día a día. En uno, asoma el Warhol de dentro y en otro, el de fuera.

El primero de los libros es el más íntimo, un reflejo del mundo interior del artista: Mi Filosofía de A a B y de B a A (Tusquets), fue publicado en 1975 y es una recopilación, elaborada por Hackett, de las reflexiones más interesantes del autor acerca de innumerables temas, acompañado de episodios biográficos importantes como el referido a la creación de la Factory o al intento de asesinato que sufrió por parte de una mujer en 1968 y que casi acaba con su vida. Siempre con el ambiente de la época de fondo, Warhol establece un diálogo consigo mismo sobre el amor, el arte, la belleza, el sexo, la soledad, el dinero, la fama y la muerte. Todas las ideas del autor sobre los grandes temas desfilan a través de una prosa desenfadada y llena de humor que descubre a un observador perspicaz y solitario, amante de la televisión, el consumo y la vida americana. «Puedes estar mirando la televisión y ver una coca cola, y puedes saber que el presidente bebe coca cola, Liz Taylor bebe coca cola, y piénsalo, tú también puedes beber coca cola. (…) Ninguna cantidad de dinero puede brindarte una mejor coca cola que la que está bebiendo el mendigo de la esquina». Este libro mezcla el gusto por la anécdota, con lecciones de ensayo de filosofía pop.

Diarios (Anagrama) [2] es el otro libro, publicado en 1989 y escrito también por la secretaria Hackett. Junto a otro diario que abarca al Warhol de los años sesenta y que no salió en España, titulado Popism, este libro es un registro minucioso de la vida del artista entre los años 1976 y 1987. El libro recoge al detalle las idas y venidas del artista, las fiestas, sus negocios, el círculo amplio de amistades, e incluso el dinero que gasta al día en taxis o comidas. Cada mañana Warhol telefoneaba a su secretaria y daba buena cuenta de sus actividades del día anterior.

Este libro tiene mucho de memoria de todos los famosos del cine, la literatura, la música, y el arte de la época ya que todo el que era famoso se acercaba a Warhol, o bien nadie era famoso si no se acercaba a él. Lennon y Yoko Ono, Keroauc, Ginsberg, Bourroughs, Cassady, Liz Taylor, Truman Capote, Mick Jagger, Dennis Hopper, Madonna, Jack Nicholson y toda la familia numerosa de la Factory forman el círculo de amistades de Warhol, y dan luz y glamour a una vida que despierta interés por sí sola.

Marylin Monroe

Buscando a gente guapa

Curiosamente toda la vida social de Andy Warhol, representaba así una curiosa parodia, una farsa teatral muy efectiva. Se rodeó de una tribu de gentes de procedencia diversa: artistas de exóticas tendencias, músicos inadaptados, niñas ricas buscando el vértigo de lo prohibido. Todos ellos se alistaron en una legión descontrolada por las drogas, las poses extremas, los dogmas desenfrenados. Vivían en común en un taller forrado de papel de plata llamado The Factory. Ejercían de fervorosos feligreses, consciente de materializar un rito donde los iniciados se impregnan de la máxima dádiva: la fama. Veneraban a Andy Warhol como un tótem instigador de las mayores extravagancias, donde la jet society neoyorquina compartía la celebridad con drogadictos y marginales de todo tipo.

Este caótico taller tuvo una actividad artística desenfrenada y a veces excéntrica. Se realizaron proyectos artísticos de todo tipo, incluso se impulsó la actividad musical de grupos de rock como los de la Velvet Underground. Se filmaron más de quinientas películas, algunas de ellas de una duración de horas, en las cuales tan sólo se veía a individuos que hablaban o dormían. Parecían experimentos de dudosa credibilidad que en realidad eran actos corrientes pero tocados del divino sello de lo real según Andy Warhol. También se realizaban docudramas de finales imprevisibles, donde los actores se agredían llevados por el calor de realizar actos reverenciales; en el centro de las ceremonias, observando todo, santificándolo, estaba Andy Warhol.

Warhol —hiperactivo en cámara lenta, dictador amable, seductor de zombies obedientes— dijo aquello de que en el futuro todos serán famosos por quince minutos, entendiendo por fama aquello que «se consigue estando en el sito correcto o en el incorrecto, en el momento exacto o en la peor situación posible». Por eso, para Warhol, la entrevista ideal —record— no podía durar más de quince minutos. Una mezcla perfecta de lo efímero y lo trascendente. Contestar rápido y corto a las dudas de extraños. Después de eso, stop. Y después de stop, rewind. Y después play. Y después, una vez procesada la conversación, por supuesto, erase, grabando otra cosa encima. Y así todo el tiempo.

Warhol tenía un don especial para aglutinar a la gente más chic del momento. Era tan consciente de lo que ello representaba que se obsesionó con grabar y fotografiar todos los eventos. Sabía que aquellos momentos intrépidos y aparentemente superficiales se iban a convertir en historia. Las paredes plateadas de la Factory fueron testigos de muchas de las conversaciones y performances que fueron objeto de diversos registros. Para ello Warhol creo su propia revista, Interview, cuya premisa era crear celebridades y reproducir las grabaciones «crudas», esto es, incluyendo estupideces, lapsus y vacilaciones. Andy Warhol así no sólo cambiaba las reglas del arte contemporáneo; también revolucionaba el género periodístico de la entrevista, esa ficción de arena pública donde la gente —se supone— dice lo que piensa (aun cuando él se quedaba callado. Contestaba con monosílabos, genialidades lacónicas o largas digresiones sonámbulas). Decía que sí y que no a cualquier cosa. Jamás perdía la calma. Leía reportajes ajenos para robar respuestas ingeniosas.

«Te presento a mi mujer» o «Ésta es Sony, mi esposa», solía decir Andy Warhol. Y luego señalaba su grabadora portátil japonesa, que siempre estaba a su lado. Grabar, se sabe, era una de las pasiones de Warhol. Su novela A (1968) no es otra cosa que la transcripción textual de horas y horas de cintas donde conversa la fauna de The Factory. Sus dos libros: LA filosofía de Andy Warhol (De la A a la B) —nótense las rotundas mayúsculas del LA en el título de este tratado iniciático del «modo de ser americano», con formato de autoentrevista— y POPism: The Warhol Sixties, así como esa gran novela Americana secreta que son los Diarios, que fueron construidos sobre la base de conversaciones y grabaciones telefónicas con su asistente todo-terreno Pat Hackett. La obra de teatro Andy Warhol’s Pork, producida por La Mama Theatre, es —por su parte— un destilado de charlas telefónicas muy privadas que se hicieron públicas, ninguno de estos personajes sabían  que estaban siendo grabados en nombre del arte y «el artificio de la naturalidad».

Ahora, por fin, I’ll Be your Mirror: The Selected Andy Warhol Interviews (‘Seré tu espejo: entrevistas selectas a Andy Warhol’, Carroll and Graf Publishers, Nueva York) reúne y ordena las mejores entrevistas, varias de ellas inéditas o rescatadas de las páginas de extintas revistas under.

El libro toma prestado el título de una de las canciones de The Velvet Underground —mítica banda «gestionada» en sus comienzos por Warhol—, donde se oye aquello de «Seré tu espejo / Reflejaré lo que eres, en caso de que tú no lo sepas… Deja de cubrirte con las manos, porque yo te veo». En el prólogo, Reva Wolf se pregunta si una entrevista puede ser una obra de arte. En el caso de Warhol, la respuesta es sencillamente warholiana: sí. Y es que la voz —el sonido de Warhol, sus wow y sus gee— es parte integral e inseparable del asunto. Tan importante como las pinturas y las serigrafías y las meadas de óxido de Warhol, y tan definitoria como una peluca blanca y un pecho cruzado por cicatrices. Porque Warhol, consciente o inconscientemente, revoluciona y crea un nuevo «discurso de artista», a la vez que deforma el concepto de entrevista. En los tiempos en que el periodismo sufría y disfrutaba una de sus más fértiles y creativas transformaciones —el new journalism, cuya estrella era el periodista—, Warhol contraatacaba con algo que puede ser definido como zombie journalism: ese lugar donde se desarma al entrevistador por medio de la sinceridad absoluta, o la repetición de los más célebres slogan del momento, o la manipulación de dictums ajenos (de Marcel Duchamp a Greta Garbo) y frases hechas y obtusas de los políticos, o el hermetismo total, o la síntesis monosilábica y sincera y envasada al vacío. En sus entrevistas, Warhol desaparece hasta que, invisible, ha invadido todo el espacio disponible. Warhol dice poco o nada. Y sin embargo es una de las personas más citadas del siglo XX. Baste como ejemplo la celebre afirmación: «Un  artista  es  una  persona que  produce  cosas  que  la  gente  no  necesita,  pero  que —por  alguna razón— piensa que está bien proporcionárselas a los demás».

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Entrevistar a Warhol era participar de un happening, una puesta en escena del genio mediático, ante el cual los periodistas se veían en la  necesidad más extrema de arrancarle un par de buenas declaraciones. Warhol disfrutaba de eso y siempre entendió que «la entrevista es el producto en colaboración del entrevistado y el entrevistador… —una obra de arte— no puede ser algo espontáneo, aunque debe parecerlo. La entrevista es una de las formas de la retórica distinguida por su origen de colaboración». Así, cabe pensar que Warhol —con sus respuestas en apariencia banales— funcionaba como una suerte de inspirador del entrevistado, obligándolo a refinar su arte y a tomar nuevas direcciones. En realidad, más que contar, a Warhol le gustaba que le contaran, y abundan los momentos en que los roles se confunden y es Warhol —adicto confeso a cualquier chisme— quien empieza a preguntar o en los que pone en juego su radical elogio a la banalidad: «estoy resfriado y no pensar en nada. Sería tan agradable si usted me dijera las respuestas para que yo las repita después de las preguntas. Eso sería lo mejor; porque yo siempre estoy tan vacío que no tengo nada que decir».

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NOTAS:
[1] WARHOL, Andy. The Andy Warhol Diaries,  Editado por Pat Hackett. 839 pp. New York: Warmer Books, 1989.
[2] WARHOL, Andy,  Mi Filosofía de A a B y de B a A, Tusquets Editores, Barcelona 1998, p. 124 – 125.

BIBLIOGRAFÍA:
– SMITH, Patrick S. Warhol. Conversations About the Artist. 384 pp. Ann Arbor, Michigan: UMI Press, 1997.
– WARHOL, Andy. a: a novel. 458 pp. New York: Grove Press, 1998. Se publicó originalmente en 1968.
– WARHOL, Andy. America. Sin paginar. New York: Harper & Row, 1985.
– WARHOL, Andy. The Andy Warhol Diaries. Editado por Pat Hackett. 839 pp. New York: Warmer Books, 1989.
– WARHOL, Andy. Andy Warhol’s Exposures. 255 pp. New York: Andy Warhol Books / Grosset & Dunlap, 1979.
– WARHOL, Andy and Pat Hackett. Andy Warhol’s Party Book. 159 pp. New York: Crown, 1988.
– WARHOL, Andy. The Philosohpy of Andy Warhol (from A to B & Back Again). New York.- Harcourt Brace Jovanovich, 1975.
– WARHOL, Andy y Pat Hackett. POPism. The Warhol 60s. 310 pp. New York: Harcourt Brace Jovanovich, 1990.
– Who Is Andy Warhol? Editado por Cohn MacCabe, Mark Francis y Peter Wollen. 162 pp. London: British Film Institute and Pittsburgh: The Andy Warhol Museum, 1997.
– Andy Warhol: A Retrospective. Cuatro ensayos, cronología. 478 pp. The Museum of Modern Art, New York y The Hayward Gallery, Londres, 1989.

IMÁGENES – (Inicio): Andy Warhol at the Jewish Museum, Bernard Gotfryd, Public domain, via Wikimedia Commons. (En el cuerpo del artículo): Marylin vista por Leandro Navarro (Captura de pantalla en vídeo de YouTube) | Campbells; licencia Creative Commons Genérica de Atribución Compartir-Igual 3.0; vía Wikimedia Commons.

 

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Adolfo Vásquez Rocca. Doctor en Filosofía por la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso; Postgrado Universidad Complutense de Madrid, Departamento de Filosofía IV. Profesor de Postgrado del Instituto de Filosofía de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso; Profesor de Antropología y Estética en el Departamento de Artes y Humanidades de la Universidad Andrés Bello UNAB. – En octubre de 2006 y 2007 es invitado por la ‘Fundación Hombre y Mundo’ y la UNAM a dictar un Ciclo de Conferencias en México. – Miembro del Consejo Editorial Internacional de la ‘Fundación Ética Mundial’ de México. Director del Consejo Consultivo Internacional de Konvergencias, Revista de Filosofía y Culturas en Diálogo, Argentina. Director de Revista Observaciones Filosóficas. Profesor visitante en la Maestría en Filosofía de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla y Profesor Asociado al Grupo Theoria –Proyecto europeo de Investigaciones de Postgrado– UCM. Académico Investigador de la Vicerrectoría de Investigación y Postgrado, Universidad Andrés Bello. Artista conceptual. Ha publicado recientemente el libro: «Peter Sloterdijk; Esferas, helada cósmica y políticas de climatización» (Colección Novatores, N.º 28, Editorial de la Institución Alfons el Magnànim -IAM-/ Valencia, España, 2008).

 

📌 Otros artículos del autor (en Revista Almiar):
Joseph Beuys «Cada hombre, un artista». Los Documenta de Kassel o el Arte abandona la galería · Poética del ajedrez. Composición y escritos tácticos · Pina Bausch; Danza Abstracta y Psicodrama Analítico · Lo monstruoso en el arte · Georges Perèc o la literatura como arte combinatoria (Instrucciones de uso) · Coleccionismo y genealogía de la intimidad · Baudrillard; cultura, narcisismo y régimen de mortandad en el sistema de los objetos · Rostros y lugares del anonimato en la sobremodernidad ·  Richard Rorty; el pragmatismo y la filosofía como género literario

 

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Artículo publicado en Revista Almiarn.º 36
octubre/noviembre de 2007Margen Cero™ (2007)

 

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