La literatura mexicana inicia este siglo XXI en un lugar preeminente en la literatura universal al otorgársele, el pasado mes de noviembre, el Premio de Literatura Latinoamericana y del Caribe Juan Rulfo 2001 al notable escritor Juan García Ponce. Hablar sobre este escritor mexicano es siempre una hermosa tarea. No sé quien es más grande, si el escritor, el crítico de arte y literatura o la gentileza y el afecto que emanan de su personalidad: honesto, valiente, muy generoso, entregado y fiel a lo que hace y con un sentido del humor extraordinario. Siempre amable y siempre admirable. Es verdad, «uno nunca es digno de los autores que ama; sin embargo eso no anula el placer de expresar ese amor, con la máxima claridad que se puede alcanzar», como dice nuestro escritor yucateco al comentar sobre uno de sus escritores más admirados, Robert Musil. Juan García Ponce es indiscutiblemente un pensador. Su incansable trabajo toca la historia no solamente del pensamiento hispano-americano, también del pensamiento europeo, particularmente del pensamiento alemán. Además de introductor y difusor en México de pensadores y artistas contemporáneos, la riqueza extraordinaria de sus traducciones lo colocan como uno de los más profundos conocedores de esta época del pensamiento. Su quehacer en esta área es significativo. Con todo, su actividad no se agota allí. Su estudio sobre los universales (el ser, la muerte, el absoluto, el tiempo, el lenguaje), le ha permitido entablar un diálogo abierto y permanente con el arte, la literatura y la filosofía de fines del siglo XIX y la del siglo XX y transmitirnos sus lúcidas reflexiones. Sin lugar a dudas, sus trascendentales fundamentos han desembocado en sus propuestas hermenéuticas; por ejemplo, el carácter sagrado del arte. El arte para él es el único que nos puede llevar al conocimiento y comprensión del absoluto, escribe en Las Huellas de la voz:
«[...] el arte es siempre
un espejo de la libertad en la cual se Así, concluye que «la realidad es devorada por la obra, por la imagen, para que ésta nos la muestre como otra vida». Desde sus primeros escritos siempre ha estado presente una tarea principal: mostrar la facultad del arte como el horizonte posible de toda comprensión del ser. Es decir, el sentido del arte es el ser, ya sea que se llegue a él a través del erotismo, de la vida, del tiempo, del amor, de la soledad o de la escritura: esa errancia sin fin que provoca la aparición de lo invisible. Agradezco mucho a Juan García Ponce esta entrevista, un escritor cuya persona y obra quiero y admiro profundamente.
M.D.: Sabemos que su obra
ha sido premiada y distinguida en múltiples ocasiones, ¿puede hablarme de
la experiencia de sentirse nuevamente reconocido internacionalmente, ahora
por el XI Premio de Literatura Latinoamericana y del Caribe Juan Rulfo 2001?
Y hablando de su particular
entrega a la escritura: ¿cuándo decide ser escritor?, ¿cómo se inicia su formación,
su gusto por la literatura y por la pintura?
Usted ha dicho que la literatura
es tan grande que no cree haberla tocado siquiera ¿ello, aún cuando ha escrito
tantos y tan notables libros?
Sus «fantasmas inevitables»,
como usted llama a las imágenes que le obsesionan y que aparecen constantemente
en su obra ¿cómo surgieron?
Su primer volumen de cuentos,
Imagen primera, fue publicado precisamente en la editorial de la Universidad
Veracruzana. ¿Cómo se dio su relación con Sergio Galindo?
Si existe para usted un lector
ideal ¿cuál es?
¿Considera a Crónica de
la intervención su obra más importante y su más grande homenaje a Robert
Musil?
La fijeza de la mirada, el
tercero involucrado en la experiencia erótica, la mujer como centro de la
vida, el amor, los sentidos y sinsentidos, la locura, la soledad, la muerte,
la identidad, la trasgresión al orden establecido, el desenfreno que provocan
las pasiones, ¿cómo llegó a toda esa gama de significaciones fascinantes que
transitan en su universo literario?
En su libro De viejos y nuevos
amores manifiesta que el propósito de la buena literatura es hacer posible
lo imposible a través de «las palabras y lo que éstas hacen aparecer convirtiendo
la ficción en realidad, dándole realidad a la ficción»,
¿esta intención se extiende a toda obra de arte en general?
Si bien en su obra predomina
la narrativa, su trabajo con el lenguaje y la forma particular en la creación
de atmósferas y situaciones le otorga un halo poético; no obstante, al igual
que Musil usted sólo ha escrito un poema, Réquiem y elegía, ¿por
qué no ha escrito más poemas?
¿Es verdad que solamente le
ha sido fiel a la literatura?
¿Percibe la gran admiración
y el cariño de sus lectores?
Y por último, ¿cuáles son
ahora sus proyectos de escritura? ¿Es verdad que tiene deseos de volver al
periodismo? *
¿Hay algo que jamás le han
preguntado y que a usted le gustaría decir? ¡Cuántas preguntas más quedan por hacerse!, con Juan García Ponce nada se agota; por el contrario, todo nace y renace continuamente, su obra es una aventura permanente que siempre nos atrapa.
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Esta entrevista fue publicada originalmente en:
(LA REVISTA ALMIAR AGRADECEMOS EL PERMISO DE LA AUTORA PARA SU REPRODUCCIÓN).
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