Maneras de vivir
por Carlos Díaz


Entrevista a Joan Antón Rechi


El director Joan Antón Rechi nos ayuda a vivir las obras de teatro clásico como si fueran contemporáneas. Convierte el clásico El Avaro, de Moliére, en el contemporáneo El Senyor Perramón, de Josep María de Sagarra. Quien no la haya visto en el Teatro Romea, de Barcelona, aún está a tiempo porque está de gira por Catalunya a partir de enero de 2008.

—Joan Antón ¿por qué la versión libre de Sagarra y no el original de Molière?

—Hacía tiempo que hablaba con Calixto Bieito de dirigir algo en el teatro Romea y de hacer un clásico en catalán. Y la productora Focus tenía la idea de hacer El Senyor Perramón con Boris Ruiz. Es decir, que nunca se planteó hacer el original de Molière. Para nosotros la gracia estaba en utilizar este lenguaje tan particular de Sagarra. Y además me apetecía jugar con esta fama de agarrados que tienen los catalanes.

—¿Los cambios son mínimos por falta de atrevimiento a la respuesta del público o porqué sería un insulto hacia el autor?

—Todo hubiera sido válido. De hecho yo que me he formado con Calixto Bieito, pienso que es posible cambiar la obra de arriba a abajo porque si mantienes el espíritu sigue siendo la misma obra. Pero yo creía que la gracia estaba en trasladarla al espectador actual sin cambiar el texto.

—Teniendo en cuenta que hoy en día se da mucha importancia a la puesta en escena ¿es un hándicap, una obra donde no cambia el escenario?

—La verdad es que no. Actualmente tendemos a estas obras con espacio único para darle un aire más minimalista. Hemos hecho un cambio respecto a la obra original: hemos situado el espacio en un casino de pueblo donde de golpe y porrazo el espacio nos proporcionaba mucha más sorpresa porque era un lugar público.

—Hay una función especial para los colegios, de niño ¿cuál fue la primera función que viste?

Antaviana, de Dagoll Dagom. Era un montaje muy mágico basado en cuentos de Pere Calders. Luego lo repusieron en el año 90-92 y recuerdo que lo fui a ver con una cierta nostalgia e intentaba recuperar esas cosas que había sentido la primera vez que había ido al teatro.

—¿Uno puede volver a sentir las cosas como la primera vez?

—Uno siente cosas diferentes pero sí puede sentir cosas muy, muy especiales. Me gusta cuando voy a ver un clásico o una ópera y el director le ha dado un enfoque diferente y es una obra que conoces, y te da la sensación que la ves por primera vez.

—Diriges también ópera. ¿De qué manera influye a la hora de dirigir?

—Influye mucho el ritmo. En una ópera la música te marca el ritmo: las partes más rápidas, donde tiene que haber pausas, respiraciones… Eres más consciente del ritmo. Estoy realmente fascinado por la ópera, es un espectáculo muy completo.

—La intención de Josep Maria de Sagarra era que el público se riera de las vidas y miserias de los personajes que se ven sobre el escenario y por ende de ellos mismos. ¿Por qué crees que nos cuesta reírnos de nosotros mismos?

—A veces nos tomamos demasiado en serio a nosotros mismos y nos cuesta tener una visión más irónica. Justamente el otro día veía con un amigo el programa —Polònia— en TV3 y decíamos que es sanísimo que en la sociedad catalana haya un programa como ese, que no deja títere con cabeza, que se ría de toda la clase política e incluso del Papa, de una forma tan sana e irónica y que la gente lo acepte.

Me da rabia que hay cosas de las que parece que uno no puede reírse y creo que podemos y debemos reírnos absolutamente de todo.

—¿Tenías dudas de que el tipo de humor del siglo XVII no hiciera gracia en el siglo XXI?

—Sí. De hecho un amigo mío de profesión me comentó que había visto en Francia muchas veces El Avaro, la versión de Molière, y que nunca había encontrado que fuera una comedia y que allí nadie se ríe. Además yo quería hacerlo como una comedia italiana de los años ‘60 de Sofía Loren, Marcelo Mastroiani, donde las familias gritan y parece que van a matarse y al momento siguiente se abrazan y no ha pasado nada. Un punto muy mediterráneo que no tiene nada que ver con el rollo catalán que es un poco más cerebral y comedido.

Yo vengo de una familia por parte de madre catalana y por parte de padre andaluza. Y recuerdo que en la familia de mi madre las cosas se hablaban en la mesa muy tranquilamente y en la familia de mi padre tú llegabas y todo era gritos porque se alegraban de verte. O en los funerales por parte de mi madre todo era muy comedido y sobrio y por parte de mi padre era como una película de Fellini.

—¿Qué le hace reír a Joan Antón Rechi?

—No soy fácil para el humor cinematográfico tipo Virgen a los cuarenta o American Pie. No me río de lo habitual. Me gusta el humor inteligente y de situación.

—¿Y llorar?

—Muchísimas cosas. Lloro mucho viendo películas como Las horas. Me toca mucho la fibra.

—¿En qué eres avaro?

—En puntualidad. En lo demás soy bastante poco avaro, no le doy mucha importancia al dinero. Aunque me gusta tenerlo lógicamente. Pero no soy de la virgen del puño.

—¿Qué pondrías en una caja fuerte si no fuera dinero, un reloj?

—Pondría fotos. Siempre pienso que si se quemara mi casa lo que más daño me haría perder serían las fotos, porque son los recuerdos.

—Y si tuvieras un cheque en blanco ¿qué es lo primero qué harías?

—Viajar, un viaje largo. Viajaría un año.

—¿Crees en los bancos?

—Sí, creo porque los he visto. Los grandes señores Parramón son ahora los bancos, que hacen negocio contigo, juegan con tu dinero y te cobran 0,50 céntimos por moverte un papel. Los bancos son los grandes avaros hoy en día.

—¿Crees en los bancos porque los has visto y entonces no crees en Dios porque no lo has visto?

—Es verdad que no lo he visto. Ahí no sabría qué contestarte. Tengo un amigo que dice que hay que creer porque es el racionamiento de San Agustín. Si te mueres y Dios no existe y has creído, pues has creído en algo que no existe y no pasa nada, pero si te mueres, no crees y sí que existe, estás realmente en un aprieto. Tengo momentos de todo. Hay momentos en que no creo y hay momentos en los que sí creo, sobretodo cuando estás apunto de estrenar te aseguro que crees muchísimo, incluso le pides que te ayude.

—¿Sería posible un mundo sin dinero o sería aún más caótico?

—Sería mucho más caótico de lo que es ahora. Es difícil dar una vuelta atrás. Hemos creado una especie de gran sociedad de consumo. Dímelo a mí que además vivo en Andorra, que es como un gran supermercado.

—Ya se sabe lo que dicen de los catalanes, de la pela es la pela. ¿Es un tópico, o tú como andorrano lo notas cuando vas a Catalunya?

—He visto agarrados en Catalunya, en Andalucía, en el País Vasco y también en Alemania. Es un poco un tópico. Pero sí es cierto que la sociedad catalana es muy trabajadora y le da valor al dinero en la medida en que supone un esfuerzo ganarlo.

Tengo una amiga sevillana que me cuenta que allí la gente pide un préstamo de tres mil euros para gastárselos durante la feria: hacerse los trajes, no cocinar durante la semana de la feria, ir de copas… y van pagando el crédito durante todo el año. Eso es impensable para la sociedad catalana. No es cuestión de que el catalán sea poco generoso gastando sino que es especial en las circunstancias en que lo gasta.

Gracias Joan Antón por tu manera de vivir el teatro.


Carlos DíazCARLOS DÍAZ, fue finalista como mejor actor en el Premio Espectador de la Revista Teatre Bcn por el personaje de Sra. Lucia en la obra Una Noche de Ópera, de La Cubana y Premio Ondas por el programa Tarde de Todos, en Onda Rambla. Ha trabajado en numerosas obras de teatro: Grupo de teatro La Cubana: Una Noche de Ópera (Dir. Jordi Milán); Las Tres Hermanas, de Anton Chejov (Dir. Jordi Oliver); Pigmalión, de Bernard Shaw (Dir. Nancy Tuñón); Romeo y Julieta, de William Shakespeare (Dir. Nancy Tuñón); cine: Va a ser que nadie es perfecto (Dir. Joaquín Oristrell); Agujeros (Dir. Jan Latussek); Impedimentos (Dir. Doménech Gibert); televisión: Serie El Show de Cándido, en La Sexta; serie Hospital Central, en Tele 5 y serie Lobos, en Antena 3 Televisión, entre otros títulos. Dirigiendo y presentando el programa Contigo en la Tarde fue líder de audiencia en la programación de SomosRadio.

WEB DEL AUTOR: http://carlosdiazactor.es/

Artículo publicado en el n.º 37 (diciembre 2007 - enero de 2008) de la Revista Almiar. Reedición en abril de 2018.



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