artículo por
Adolfo Vásquez Rocca
Conjeturas sobre el animal que topa
consigo, se propone lo grande,
a menudo no avanza un paso y,
a veces, está harto de todo.
1.- El arte en la edad del silicio
El presente escrito, de algún modo legendario, ha sido reproducido múltiples veces y ha circulado en la web como una suerte de Manifiesto Blogger. El artículo se escribió y se rescribió (y seguramente seguirá escribiéndose) tal como queda definido en su programa original: «Un Blog como forma de experimentación, como bitácora, como crónica, como diario, croquis, crónica y registro de los disturbios en el Parque Humano» [1].
Cuando el año 2013 —y replicando la iniciativa el 2014— ARCO [2] (Madrid) desarrolla una primera experiencia editorial participativa online concebida como performance de Net-Art, y coordinada por Roberta Bosco* y Stefano Caldana* [3] quienes describen los alcances del proyecto en un escrito de circunstancias denominado El arte en la edad del silicio, [4] consideré oportuno fijar un texto oficial y publicarlo en una Revista como Almiar, Margen Cero [5], Fundadora de la Asociación de Revistas Digitales de España (A.R.D.E.).
2.- Producción cultural: el cultivo de lo humano
La cultura es el mundo propio del hombre, el que él mismo ha cultivado, en oposición al mundo natural, que existiría igualmente aun sin él. La cultura se produce —culturas mitológicas, humanístico-letradas, post-literarias, post-epistolográficas y post-humanísticas—. Existe un conjunto de actividades a las que podemos denominar «producción cultural»; trátese de teorías científicas, desarrollos tecnológicos, bienales de arte, exposiciones universales, juegos olímpicos y otras tantas configuraciones del mundo. De modo que el horizonte que constituye el espacio de nuestra actuación plantea la necesidad de una «nueva estructura del cultivo» de lo humano.
Los mitos, los relatos ancestrales y los cuentos tradicionales (populares) son «literatura» oral —y un documento antropológico de primer orden— en la comprensión de las sociedades ágrafas. Como ha quedado claro desde Lévi-Strauss no hay civilización «primitiva» ni civilización «evolucionada», no hay más que respuestas diferentes a problemas fundamentales e idénticos. No solamente los salvajes «piensan», sino que el «pensamiento salvaje» no es inferior al nuestro, y es muy complejo [6]. Simplemente, no funciona como el nuestro. La tradición oral no se limita a relatos míticos. La tradición oral es una escuela de vida conformadora de una cosmovisión: es religión, historia del juego, estructura de los parentescos. Mucho de su sabiduría permanece en la memoria y se ha expresado en mitos, cuentos y cantos o narraciones épicas. La antropología trata de dar la palabra a quienes no tienen voz para rescatar del pasado la experiencia de mayorías silenciosas o silenciadas [7].
3.- Ciencia zoológica y ciencia pneumática; entre el animal y el superhombre
Como animales hemos fracasado y como hombres somos una existencia tensada, estamos entre la naturaleza y los monstruos —prodigios [8]—. Las ciencias naturales estudian la naturaleza, luego está la monstruología, de la que la teología es una rama [9]. Nuestra incertidumbre de animal acrobático [10] —prodigioso— nos fuerza a pensar en la domesticación humana, la de nuestros sistemas educativos, económicos y legislativos para proyectarnos en un horizonte más amplio, uno eco-bio-político.
En Nietzsche el hombre aparece no solo como un ser que se encuentra inacabado —sin una determinación ontológica definida— sino como una elevación maníaca semidepresiva, como un punto de inflexión entre el animal y el superhombre. «El hombre es una cuerda tendida entre el animal y el superhombre, una cuerda sobre un abismo […] La grandeza del hombre está en ser un puente y no una meta: lo que en el hombre se puede amar es que es un tránsito y un ocaso» [11]. Esta tensión está en el centro de los problemas que plantea la biopolítica, de allí la actualidad de Nietzsche. La filosofía de Nietzsche intenta redefinir no solo los conceptos de vida, política y poder, también los límites difusos entre «hombre» y «animal». La filosofía de Nietzsche se configura así a partir de la reflexión en torno al problema de la humanidad y la animalidad, es decir, se articula como un intento de ir más allá del humanismo entendido como un esfuerzo de domesticación del hombre en el que se pretende desinhibir su condición animal (fracasando en el proceso). De allí la importancia de la discusión en torno al estatuto biopolítico del hombre, debate en el que se insertan autores como Peter Sloterdijk y Giorgio Agamben.
4.- Y si el animal respondiese
Ahora bien en el discurso filosófico de Occidente, el animal aparece como aquello a lo que hay que someter, observar, taxonomizar y domesticar. La denominación animal funciona como un modo de encerrar a diferentes seres bajo un solo nombre que se opone a otro (lo humano, en el más retrogrado dualismo maniqueo). El hombre ha tomado al animal como un objeto de estudio, sin lenguaje, ni capacidad de autobiografarse, dice Derrida [12]. En esta posición, el animal es pensado como aquello sin rostro, un Otro del hombre. El animal carece de lenguaje, es una ofuscación muda [13]. Su mutismo niega la posibilidad de respuesta y la capacidad de nombrarse [14]. Derrida tematiza este problema en la Conferencia L’animal autobiographique [15].
Entre hombre y animal, por tanto, no hay un gran salto cualitativo y una diferencia estable e inmodificable. Pero tampoco hay una linealidad evolutiva, sino limitrofía [16], fronteras precarias y complejas. «Por lo tanto, no he creído nunca en ninguna continuidad homogénea entre lo que se llama el hombre y lo que él denomina el animal», dice Derrida.
En la filosofía de Sloterdijk, por su parte, encontramos múltiples escenificaciones en las que intervienen los actores por excelencia de la historia: el hombre, la divinidad, los animales, las fuerzas de la naturaleza, los artefactos tecnológicos; todo en escenarios tan dispares como virus, microorganismos, hordas, polis, burbujas, globos, espumas, cosmos; en estados de cosas tan disímiles como el sueño, la vigilia, la subjetividad, el estado narcótico, el líquido amniótico, el jardín del Edén, etc. Ante esto se pueden distinguir dos grandes líneas narrativas que en su filosofía se articulan para dar cuenta de la caducidad del humanismo —la última gran filosofía de la historia— y del advenimiento de una nueva era posthumanista [17], desestructurando los supuestos fundamentales del humanismo, a saber: la estricta distinción entre naturaleza y cultura; y la dicotomía sujeto y objeto, animal-ser humano, diversificando los planteamientos y unidades de sentido histórico. Para esto, Sloterdijk realiza una suerte de historia natural de la especie junto a una historia espiritual de la criatura, relatos que se fundamentan en la tesis nietzscheana según la cual el hombre es un efecto de programaciones y adiestramientos. Así, ciencia zoológica y ciencia pneumática se constituyen en la historia de los procesos antropotécnicos capaz de introducir en la escena de la teoría aquello con lo que el hombre convive —y ha convivido— cotidianamente, a saber: signos, señales, símbolos, máquinas, herramientas, animales, plantas, virus, bacterias, textos, obras de arte, museos, prótesis, intervenciones quirúrgicas, fármacos; a esto se debe sumar la irrupción de los artefactos tecnológicos en la determinación de la vida humana. La historia de esta cohabitación con elementos cuyo estatuto ontológico no ha sido suficientemente aclarado es el desafío de la filosofía de Sloterdijk. Bajo esta perspectiva, el mismo estatuto ontológico del hombre no está claro; en este sentido, Sloterdijk entiende al hombre como una deriva biotecnológica asubjetiva que vive hoy un momento decisivo en términos de política de la especie [18].
5.- Memorias de ciego, la autobiografía y otras ruinas
Ahora bien, y volviendo sobre la Conferencia L’animal autobiographique, Derrida reconocerá un interés temprano por los diarios, autobiografías y confesiones en un contexto adolescente que lleva la impronta de Sartre (esto es, y en sus propias palabras, «un nuevo contacto entre la filosofía y la literatura» que Sartre permitió en el escenario de la posguerra francesa). Un interés que tardíamente —en 1992— se ha complicado, pero que persiste sin perder su carácter de enigma inicial: Por eso Derrida une la literatura con el secreto y con la responsabilidad sin límites, sin ataduras ni fronteras. Es la irrestricta o hiperbólica responsabilidad de la literatura que nace, paradójicamente, de su irresponsabilidad, de su posible no responder, no solo ante los poderes que le exigen la responsable respuesta (y este es uno de los rasgos políticos más deseables de su relación con la democracia), sino también ante el secreto (que no es el misticismo de lo escondido, lo sustraído, lo desviado, lo no develado).
Se trata, según Derrida, «del secreto ejemplar de la literatura: una posibilidad de decirlo todo sin tocar el secreto», de dejarlo tal cual, es decir, como lo siempre radicalmente otro, lo que siempre está en la inminencia de un por venir.
La apertura combinatoria que Derrida le imprime al género «autobiografía» le permite, reinventándolo, suspender las certezas ingenuas de quien lee. Sorprenderlo, desbaratarlo, pero —como en la literatura— sin tocar el secreto, porque el yo de la autobiografía nunca será la certeza de una identidad o la continuidad fantasmática que se reconoce en la filiación o en la sangre, sino el núcleo móvil de una ceguera constitutiva que se traslada al ritmo de cuanto se escribe.
Tal vez, en el mismo movimiento de autoafectación que quiere dar cuenta de lo propio, se cuela lo otro, el otro, a quien verdaderamente la autobiografía llama, incita, solicita. En la autobiografía lo otro actúa ineluctable, certero y eficaz, pero sin nombre, no tiene nombre, aunque podría llamársele, invocársele con el nombre de muerte. La teoría derridiana de la escritura la nombra «tanatografía», y con un giro de complicación, auto-heterotanato-grafía. Nomenclatura que no se confunde jamás con eso mismo que roe por dentro la autobiografía.
La autobiografía suele ser un ejercicio táctico de justificación, frente a tribunales imaginarios, eso es inevitable; no es sino la necesidad de una gran justificación ante una gran condena [19] —quizá la culpa sea inseparable de la escritura autobiográfica—. Probablemente sea esto lo que calla la zoopoética de Kafka, cuando invierte el proceso del devenir animal por la humanización gradual de un simio de circo. En el relato kafkiano Informe para una Academia, un simio, convertido no mucho tiempo atrás a la civilización, da cuenta, ante un público de formación burguesa, de la historia de su hominización [20]. Mirando atrás, a su libre «simiedad» en su vida animalesca, el animal humanizado se hace consciente de lo que ha perdido y ganado en la jaula de reclusión, en el trayecto de la selva africana a las ciudades europeas. Como un espejo parlante, un mensajero del lado animal, el mono refiere a su público la nueva, la verdadera determinación del hombre: «el hombre es el animal que no puede irse». Lo que llamamos el hombre es, en verdad, la forma de vida aporética, sin salida. Es el ser que tiene que hacer algo consigo para soportar su falta de salida. La misma humanización es solo ininteligible como la salida que el animal sin salida se procura en su huida hacia adelante vástagos de la metáfora, de la metamorfosis. En tanto, para hallar una salida, se empeñan en todo tipo de esfuerzos para ser otros, mantienen en marcha la historia de la especie como trabajo para salir adelante.
A su vez la teoría derridiana de la escritura es nombrada como «tanatografía», y con un giro de complicación, auto-hetero-tanato-grafía. Nomenclatura que no se confunde jamás con eso mismo que roe por dentro la autobiografía. Derrida suele también figurarse irónicamente a sí mismo como escatológico: «Siempre he sido escatológico […] hasta el extremo, soy el último de los escatologistas» [21].
Para Derrida toda biografía, pero también toda la literatura, toda la filosofía, y los textos en general, son desde antes o desde siempre los heraldos de un muerto. Según su neologismo, autobiografía es tanatografía.
La autobiografía como acto ejemplar pone de manifiesto la economía fúnebre de toda escritura, una economía o trabajo textual del duelo. Pero la ejemplaridad también se refiere al prefijo “auto” de la biografía: una estructura narcisista como la del duelo a la que hay que concebir sin interioridad, como un repliegue de lo externo, como un bolsillo de exterioridad en su borde […] [22]. En esta «lógica paradójica», la ceremonia del duelo escriturario está abierta y no consiste en un encierro. La lógica paradójica de la literatura (o del texto en general) quiere que la memoria autobiográfica sea ya memoria de ultratumba, el nombre propio es ya el nombre de un muerto [23].
Hay una ceguera constitutiva en la autobiografía que Derrida teoriza en Memorias de ciego: el autorretrato y otras ruinas [24]. El sujeto de la autobiografía, impelido hacia el futuro, no se identifica con su pasado, con la multiplicidad de incidentes puntuales que constituyen su pasado, ni tampoco puede encontrar la certeza de la identificación en ese ademán de ciego que impulsa la escritura hacia el porvenir, pues se trata del porvenir de una firma, de un acontecimiento ligado al nombre propio [25], al nombre de un muerto. Ese futuro no es ningún porvenir para la identidad del signatario. Esta es la ceguera constitutiva del acto autobiográfico, lo que no puede narrarse y lo que tampoco deja de inscribirse.
6.- El fenómeno blog, la cultura de masas y el modelo amigable de la sociedad literaria
Un Blog, una Revista virtual, como forma de experimentación, como bitácora, como crónica, como diario, croquis y registro de los disturbios en el Parque Humano. El fenómeno blog ha acabado con el monopolio de los grandes medios que deciden cada día qué es noticia y qué no lo es y cómo hay que divulgarla o disimularla. Unos pocos periodistas y directores de grupos mediáticos como The New York Times y CNN ya no determinan la agenda internacional. Otro tanto acontece en los Estados Nación; Argentina, Chile, México y España no son una excepción.
Cada vez más los blogs están en condiciones de cuestionar y evidenciar la manipulación —los elementos distractivos— que generan distorsiones en la conformación de la opinión pública, dando cuenta del tráfico de la desinformación a nivel tanto ideológico, como bajo la forma de encuestas que pretenden validar la opinión de los grupos de interés que las confeccionan, entendiendo que, en los tiempos del marketing, la estadística ha venido a ser nuestra Ciencia Social por excelencia, desperdigando datos preparados en los propios laboratorios comunicacionales de las Fundaciones que a su vez controlan los medios.
Estas prácticas obedecen a las mutaciones que los fenómenos de masas y de comunicación político-ideológica han tenido lugar desde comienzos del siglo recién pasado. Para anudar un vínculo telecomunicativo entre los habitantes de la moderna sociedad de masas ha sido necesario recurrir a prótesis difusivas. Por el establecimiento mediático de la cultura de masas en el Primer Mundo en 1918 con la radio, y tras 1945 con la televisión, y luego extendido a todo el Globo por medio de las revoluciones de redes actuales, la coexistencia de las personas en las sociedades del presente se ha vuelto a establecer sobre nuevas bases. Y no hay que hacer un gran esfuerzo para ver que estas bases son decididamente post-literarias, post-epistolográficas y, consecuentemente, post-humanísticas [26]. Si alguien considera que el sufijo ‘post-’ es demasiado dramático, siempre podemos reemplazarlo por el adverbio ‘marginalmente’, como lo ha sugerido Peter Sloterdijk [27], quedando nuestra tesis formulada así: las síntesis políticas y culturales de las modernas sociedades de masas pueden ser producidas hoy solo marginalmente a través de medios literarios, epistolares, humanísticos. De modo alguno esto quiere decir que la literatura haya llegado a su fin, sino en todo caso que se ha diferenciado como una subcultura sui generis, y que ya han pasado los días de su sobrevaloración como portadora de los genios nacionales.
La síntesis nacional ya no pasa predominantemente —ni siquiera en apariencia— por libros o cartas. Los nuevos medios de la telecomunicación político-cultural, que tomaron la delantera en el intervalo, son los que acorralaron al esquema de la amistad escrituraria y lo llevaron a sus modestas dimensiones actuales. La era del humanismo moderno como modelo escolar y educativo ya ha pasado porque se ha vuelto insostenible la ilusión de que masivas estructuras políticas y económicas pueden ser ya organizadas siguiendo el modelo amigable de la sociedad literaria [28].
Y aquí hay que tomar en consideración el hecho inquietante de que el salvajismo, hoy como siempre, suele aparecer precisamente en los momentos de mayor despliegue de poder, ya sea como tosquedad directamente guerrera e imperial, o como bestialización cotidiana de los seres humanos en los medios de entretenimiento desinhibitorio. De ambos tipos suministraron los romanos modelos que perdurarían en la Europa posterior: del uno con su omnipresente militarismo, del otro por medio de su premonitoria industria del entretenimiento basada en el juego sangriento [29].
Así, en el entramado de lo que llamamos cultura se puede encontrar una multiplicidad de representaciones en las que intervienen los protagonistas por antonomasia de la historia: los hombres. Todo en escenarios tan disímiles como la torre de Babel, ejércitos, polis, sectas, enjambres, estaciones orbitales, bases antárticas, comunidades científicas, claustros académicos y organizaciones mafiosas (estas últimas por lo general se confunden); en estados anímicos tan disímiles como el éxtasis, el letargo, el asombro, la revolución, el pánico o la abulia.
7.- La constitución Hipercomunicativa del espacio social, la jauría del espectáculo y el fascismo como metafísica de la inmoderación [30]
Cabe pues —a la hora de esbozar unas notas para el dibujo de aquello que entendemos por ‘hombre’— realizar una suerte de historia cultural de la especie junto a una historia espiritual de la criatura, relatos que se fundamentan en la tesis según la cual el hombre es un efecto de influjos y adiestramientos. Para ello revisaremos los debates en torno a los influjos inhibitorios y los desinhibitorios, los que de acuerdo a los planteamientos de Peter Sloterdijk en Normas para el Parque Humano se corresponden con la Barbarie y el Humanismo respectivamente, siendo el fascismo una mezcla paradójica de ambas tendencias [31].
El fascismo bailaba en la cuerda floja, porque dejaba ver más abiertamente que sus adversarios su desprecio por los valores moderados de la paz y la formación cultural. En realidad, el fascismo es la metafísica de la inmoderación, y quizás también una forma inmoderada de la metafísica. Para Heidegger, el fascismo era la síntesis del humanismo y del bestialismo, es decir, la coincidencia paradojal de inhibición y desinhibición.
Frente a tan enormes condenas e inversiones ronda de nuevo la pregunta por el fundamento de la domesticación y la educación humana, y si los ontológicos juegos pastoriles de Heidegger —que ya en su tiempo sonaron raros y chocantes— parecen hoy algo del todo anacrónico, conservan al menos el mérito, a pesar de su precariedad y su torpe carácter inusitado, de haber articulado la pregunta de la época: ¿qué puede domesticar aún hoy al hombre, si el humanismo naufraga en tanto que escuela domesticadora humana? ¿Qué puede aún domesticar al hombre, si hasta el día de hoy sus esfuerzos de automoderación lo han llevado en gran medida precisamente a su toma del poder sobre todo ente? ¿Qué puede domesticar al hombre si hasta aquí en todos los experimentos de educación de la especie humana quedó poco claro hacia quién o hacia qué educaban los educadores? ¿O no habrá que dejar de lado definitivamente la idea de una formulación competente de la pregunta sobre el cuidado y formación del hombre en el marco de la mera domesticación?
8.- Disturbios en el Parque Humano
En opinión de Sloterdijk, la constitución del hombre es determinada por la influencia de dos tipos de fuerza —influjos inhibitorios y desinhibitorios— que ejercen movimientos contradictorios, los que hacia la época de Cicerón eran todavía poderes fáciles de identificar, pues cada uno poseía su propio medio característico. En lo que toca a los influjos de bestialización, los romanos tenían establecida, con sus anfiteatros, sus cacerías, sus juegos y luchas mortales, los espectáculos de sus ejecuciones, la red mass-mediática más exitosa de todo el orbe. En estadios rugientes en torno al mar Mediterráneo surgió a sus expensas el desatado homo inhumanus como pocas veces se había visto antes y raramente se vería después. Durante el Imperio, la provisión de fascinaciones bestiales para las masas romanas se convirtió en una técnica de dominio indispensable y rutinaria, que se ha mantenido en la memoria hasta el día de hoy gracias a la fórmula juvenaliana del «pan y circo». Solo se puede entender el humanismo antiguo si se le concibe como toma de partido en un conflicto mediático, es decir, como resistencia de los libros contra el anfiteatro, y como oposición de las lecturas humanizadoras, proclives a la resignación, instauradoras de la memoria, contra la resaca de ebriedad y sensaciones deshumanizadoras, arrebatadas de impaciencia, de los estadios. Lo que los romanos educados llamaban humanitas, sería impensable sin la demanda de abstinencia de la cultura de masas en los teatros de la ferocidad. Si el humanista se extravía alguna vez entre la multitud bramante, es solo para constatar que también él es un hombre y como tal puede también él ser contaminado por esa tendencia a la bestialidad. Luego vuelve del teatro a su casa, avergonzado por su involuntaria participación en sensaciones infecciosas, y de pronto se ve obligado a aceptar que nada de lo humano le es ajeno. Pero con ello también queda dicho que la naturaleza humana consiste en elegir los medios domesticadores para el desarrollo de la propia naturaleza, y renunciar a los desinhibidores. El sentido de esta elección de medios reside en perder la costumbre de la propia bestialidad posible, y poner distancia entre sí y la escalada deshumanizadora de la rugiente jauría del espectáculo [32]. Así pues los influjos desinhibitorios se manifiestan bajo la forma de estímulos promotores de la bestialización y la banalización del ser humano.
En nuestra época es posible establecer una analogía con la función de los mass media, la red mediática y telecomunicativa global; la televisión, Internet y el cine —el Entertainment— que tiene como principal función proporcionar recreo en tiempos de ocio, forjando públicos cautivos —una «masa»– a la que según el distingo introducido por Sloterdijk [33] cabe —más precisamente— llamar audiencia.
El propio Sloterdijk da cuenta, en su obra El desprecio de las masas, de la repercusión social que generan los diversos medios de comunicación masiva, modificando la forma en que la masa se agrupa e incluso promoviendo un anquilosamiento del nivel intelectual general, un decaimiento del tipo general humano, como diría Nietzsche.
La sociedad vertebrada por la red mediática vibra en una situación en la que millones de personas han dejado de hacer aparición como una totalidad reunida ante un acontecimiento contemporáneo, como una esencia viva colectiva conspiradora, repleta de gente, densa, violenta, tendente a confluir y a estallar. Hoy, muy al contrario, la masa en cuanto tal ya sólo se experimenta a sí misma bajo el signo de lo particular, desde la perspectiva de individuos que, como diminutas partículas elementales de una vulgaridad invisible, se abandonan precisamente a aquellos programas generales en los que ya se presupone de antemano su condición masiva y vulgar [34].
Por otra parte, y como hemos visto, también existen algunos espectáculos masivos como el boxeo o la tauromaquia, donde el sentimiento que produce en los espectadores contemporáneos ver a los contendores batirse a golpes, o contemplar al torero clavarle la estaca al toro, es asimilable a la emoción que suscitaba en los romanos observar las ejecuciones, las cacerías o las luchas.
En segundo lugar, desde la perspectiva de Sloterdijk, también existen influjos inhibitorios, cuyo propósito es moderar el comportamiento, modelando tanto el pensamiento como la conducta del hombre mediante el efecto humanizador que produce la lectura de los clásicos universales. Bajo el supuesto o credo humanista que «la lectura correcta domestica». En esto radica el sentido de todo el proyecto humanista, en la confianza que deposita en la lecto-escritura como modelo efectivo de transmisión cultural de los valores humanos.
9.- El concepto de «opinión pública»
El concepto de «opinión pública» nos remite a una distinción fundamental, aquella existente entre multitudes y públicos. Una vez que la psicología de masas ha quedado establecida debe elaborarse una psicología de los públicos y, si se quiere, de la audiencia, concebida esta última como una colectividad puramente espiritual, como una diseminación de individuos físicamente separados cuya cohesión es completamente mental [35]. El público, en este sentido era desconocido en la Antigüedad y en la Edad Media, y la precondición para su surgimiento fue la invención de la imprenta en el siglo XV. Este público de lectores, sin embargo, era limitado y solo comenzó un proceso de generalización y fragmentación en el siglo XVIII, proceso que se profundizaría y consolidaría con el advenimiento del periodismo político durante la Revolución Francesa. No obstante, en ese momento, el público revolucionario era principalmente parisino; fue necesario esperar hasta el siglo XX, al desarrollo de medios veloces de transporte y comunicación, para ver el surgimiento de verdaderos públicos nacionales e, incluso, internacionales. En el análisis epistémico de los fenómenos comunicacionales resulta fundamental la distinción aquí introducida entre multitudes y públicos, y como se ha agregado, entre públicos y audiencias.
10.- Multitudes, públicos y audiencias; el político como escenógrafo
En el análisis epistémico de los fenómenos comunicacionales resulta fundamental la distinción aquí introducida entre multitudes y públicos, y como se ha agregado, entre públicos y audiencias.
Hitler, por ejemplo, que tenía veleidades de pintor y arquitecto, abordó la política siempre con referencia a imágenes, sus planes, pese a su mediocridad como artista, siempre tuvieron una dimensión estética e iconográfica. En esto, en su concepción del político como escenógrafo, fue muy sistemático. Puede decirse que su política era insustancial en términos de contenidos programáticos, pero era particularmente densa en la convocatoria mediante las imágenes. El ingrediente visual y artístico de su política fue un aspecto esencial de su éxito. En este sentido es que su política era profundamente antiliberal: despreciaba y procuraba sumir al individuo en la comunidad. Lo importante era la unidad y la fuerza de la nación no las opiniones o la libertad de cada individuo. La política de Hitler era, en definitiva, como la música de Richard Wagner, desmesuradamente emotiva, dominada por climas sugestivos para el oyente más por ideas musicales originales o sustanciosas. Sus discursos no delineaban un programa ni hacían promesas, reclamaban un compromiso. Para él, la política era un juego de movilización de voluntades, lo que suponía anular las individualidades. El oyente le rendía su voluntad a él, el líder, que se la devolvía fortalecida. Como él mismo lo explicó: «El hombre que se incorpora a ese mitin dudando y vacilando, lo abandona reforzado: se ha convertido en un eslabón de la comunidad». Y para ello apeló a una meticulosa escenografía en sus actos políticos. Fue el primer político que apreció el real poder de la amplificación y el efecto emocional de los focos, lo que aplicó de forma sistemática en sus masivos mítines nocturnos. Ahora bien, no tiene nada de disparatado la comparación entre los públicos de rock and roll y los actos de masas de los nazis. Cualquier cosa que pueda congregar a ese número de personas es política —diría William Burroughs [36]—. Por otra parte, en su carácter de estrella de esas óperas políticas que eran sus actos, ensayaba hasta el detalle. Siempre estudiaba la acústica de las salas donde hablaba, practicaba frente a un espejo y encargaba a un fotógrafo del partido que lo tomara en todos los detalles para luego poder estudiar las tomas. La estética wagneriana de la política sirvió a Hitler para seducir a los alemanes, el pueblo más instruido de Europa en ese tiempo [37].
11.- Tics y sistemas de vigilancia
Muchos de los usuarios de Internet, por su campo de especialización, pueden saber más sobre un tema en particular que los periodistas autores que los han redactado y publicar en un blog sus opiniones y valoraciones. Los medios de comunicación están así bajo vigilancia, de modo tal que ejercer el periodismo constituye hoy un desafío ante la posibilidad más que eventual de ser refutado públicamente con el consiguiente desprestigio profesional y los costos que esto significa para su credibilidad y su aura de comunicador.
Internet ha producido una explosión de datos disponibles [38] al público a todos los niveles, poniendo información en manos de millones de ciudadanos, periodistas, políticos, académicos, expertos, que tienen los conocimientos para comprender esa información. Los miembros de un Gobierno ya no pueden controlar la forma de medir el éxito o el fracaso de su política. Por ejemplo, en los Estados Unidos a través de Internet puede saberse el gasto público en educación, obtener información sobre impuestos, cuidados sanitarios, etc. etc. Conforme el público sea más consciente de la utilidad y accesibilidad de estos datos la demanda crecerá exigiendo mayor acceso y más datos. Y empezará a presionar al gobierno para que publique más información sobre procesos internos gubernamentales en Internet. Será un punto importante en el avance de la perentoria necesidad de transparencia, aquella que como ciudadanos demandamos de nuestros gobiernos, aquí y ahora, en el cono sur de América, casos como el del caso Riggs [39] en Chile, sumados a casos de corrupción en la política Argentina como Las bóvedas suizas del kirchnerismo [40], son solo ejemplos emblemáticos de un foco de corrupción que no puede ya ser escondido bajo la alfombra de la desinformación ciudadana.
La pregunta que cabe aquí es: ¿Cuánto tardarán las enormes masas de ciudadanos y especialistas usuarios de Internet en aplicar la misma inmensa capacidad de comprobar la veracidad de datos a su gobierno de la misma forma que hacen actualmente los blogers con los grandes medios de comunicación?
Cuando esto ocurra la Ley sobre la Libertad de Información tendrá verdadera fuerza [41]. Seguramente la mayoría de los políticos actuales comprendan lo que es un blog. Podrán hacer uno, pero ignoran lo que supone como movimiento, renovación y filosofía de comunicación. Si un político hace un blog, lo hace por cuestiones de «imagen», hace un blog como sonríe ante las cámaras. Eso, junto a los tic de estos señores, parafraseando a Nicanor Parra, nos preocupa.
LA SONRISA DEL PAPA NOS PREOCUPA [42]
(Nicanor Parra)
nadie tiene derecho a sonreír
en un mundo podrido como éste
salvo que tenga pacto con el Diablo
S.S. debiera llorar a mares
y mesarse los pelos que le quedan
ante las cámaras de televisión
en vez de sonreír a diestra y siniestra
como si en Chile no ocurriera nada
¡Sospechoso señoras y señores!
S.S. debiera condenar
al Dictador en vez de hacer la vista gorda
S.S. debiera preguntar
x sus ovejas desaparecidas
S.S. debiera pensar un poquito
fue para eso que los Cardenales
lo coronaron Rey de los Judíos
no para andar de farra con el lobo
que se ría de la Santa Madre si le parece
pero que no se burle de nosotros
que puede ser una cuestión todavía mucho más grave.
12.- La habitabilidad de los mundos venideros hipercomplejos
El Humanismo como palabra y proyecto tiene siempre un opuesto, la Barbarie. Es fácil de entender que precisamente aquellas épocas que han hecho sus principales experiencias a partir de un potencial de barbarie liberado excesivamente en las relaciones interhumanas, sean asimismo aquellas en las que el llamado al Humanismo suele sonar más alto y perentorio. Quien hoy se pregunta por el futuro del humanitarismo y de los medios de humanización, quiere saber en el fondo si quedan esperanzas de dominar las tendencias actuales que apuntan a la caída en el salvajismo [Verwilderung] del hombre.
La habitabilidad de los mundos venideros hipercomplejos no está pues demostrada y lo que aparece en nuestro horizonte de horas extraordinarias, en la era del individualismo burgués, es la creación de distancias entre los sujetos.
A fuerza de investigación y toma de conciencia, el ser humano se ha convertido en el idiota del cosmos; se ha condenado él mismo al exilio y se ha expatriado en lo sin-sentido, en lo que no le concierne, en lo que le ahuyenta de sí, perdiendo su inmemorial cobijo en las burbujas de ilusión entretejidas por él mismo. Con ayuda de su inteligencia incansablemente indagadora, el animal abierto derribó el tejado de su vieja casa desde dentro [43]. Tomar parte de la Modernidad significa poner en riesgo sistemas de inmunidad desarrollados evolutivamente. Los ciudadanos de la época moderna hubieron de acomodarse a una situación en la que, con la ilusión de la posición central de su patria en el universo, desapareció también la imagen consoladora de que la tierra estaba envuelta por bóvedas esféricas a modo de cálidos abrigos celestes. Desde entonces los seres humanos de la época tuvieron que aprender a arreglárselas para existir sin las viejas protecciones, sin los sistemas de inmunidad desarrollados psicológica y evolutivamente, expuestos a la helada cósmica. Helada y descentramiento de los cuales ya en el siglo XVI se acusan los primeros vértigos.
Frente a un momento de cavilaciones en torno al estatuto de lo humano, a una zozobra ontológico-moral planteada en términos de política de la especie, a la falta de transparencia de la información mediática y al ya argumentado potencial de los blogs, es que he iniciado este blog —que habrá de funcionar como bitácora de los acontecimientos y disturbios tenidos lugar en el Parque Humano, como cuaderno de apuntes y notas, como una contabilidad ética de las promesas escatológicas y desfalcos fiscales, como un borrador de impresiones, a veces con tesis de largo aliento, otras a quemarropa, impelidos por las exigencias de alguna flagrante injusticia, todo lo cual espero confluya en una Revista de Crítica Cultural, Arte y Filosofía, bajo el título de Revista Observaciones Filosóficas—, donde la crítica y la participación ronden y cerquen la pregunta ya no solo por el fundamento de la domesticación, la forja y la educación humana, sino también y de modo principal, por la deriva de los proyectos políticos latinoamericanos, las crisis ambientales, entendiendo estas crisis en términos de ecología espiritual. Como políticas de climatización donde la helada del afuera hoy recorre y congela nuestros sueños de reorganizar la convivencia y afianzar la fragilidad de nuestros vínculos. Donde nuestras posibilidades de reinventarnos sean más amplias y diversas que las unidimensionales formas de la sociedad liberal industrial, donde este modelo no sea el único posible, aunque legítimamente, para muchos, pueda constituir el único deseable.
En la zoología política existen metáforas y endemismos raros y curiosos, hoy en una fase terminal y larvaria a la vez —como proyecto de sociedad—, una hora crepuscular de hombres sin perfiles, en una sociedad sin ideologías, de un modelo civilizatorio único, globalizado, universal, que hace innecesaria la política, en la medida en que ya no hay alternativas posibles a ese modo de vida, existe en ciertos invernaderos un ser, una especie en peligro de extinción, un animal político, que en ocasiones puede ser peligroso para la ciudadanía no avisada, pero sobre el cual recaen aún nuestras esperanzas, sobre él hemos querido esbozar aquí unas noticias iniciales para una investigación más amplia y un espacio de discusión más participativo, se trata de ese extraño ser, creado a imagen y semejanza de Dios, que hoy nos convoca y en cierto sentido nos interpela, ‘el hombre’, un embutido de ángel y de bestia.
«El imprevisible universo de la creatividad basada en tecnologías digitales: net.art, media art, telepresencia, realidad virtual. En las sociedades del siglo XXI, el arte no se expondrá. Se difundirá» [La Société Anonyme].
[6] SORMAN, GUY, Los verdaderos pensadores de nuestro tiempo. Seix Barral. Barcelona, 1991, pp. 90 – 91.
[7] WALTER J. ONG. Oralidad y escritura. Tecnologías de la palabra. Primera edición en inglés, 1982. Título original: Orality and Literacy. The Technologizing of the word.
[9] AMELA, Víctor M., Entrevista a Peter Sloterdijk: El Estado nación se afirma mediante unitarismos histéricos, La Vanguardia, 22 de noviembre de 2007, Madrid.
[10] VÁSQUEZ ROCCA, Adolfo, Peter Sloterdijk: El animal acrobático, prácticas antropotécnicas y diseño de lo humano, En NÓMADAS, Revista Crítica de Ciencias Sociales y Jurídicas – UNIVERSIDAD COMPLUTENSE DE MADRID, NÓMADAS. N.º 39 | Julio-Diciembre, 2013 (I) pp. 100-125.
[13] DERRIDA, Jacques, Seminario. La bestia y el soberano. Volumen I [Séminaire. La bête et le souverain. Volume I (2001-2002)]. Paris, Galilée, 2008.
[20] VÁSQUEZ ROCCA, Adolfo, Conferencia (inédita) Kafka: La vida cercada o el hombre como el animal que no puede irse, II Seminario «De la Filosofía a la Literatura», Departamento de Artes y Humanidades, Universidad Andrés Bello, 2008.
[24] DERRIDA, Jacques, Memorias de ciego: el autorretrato y otras ruinas, en Quimera, 1991.
[29] ESCUDÉ, Carlos, El Fracaso del Proyecto Argentino: Educación e Ideología, Tesis-Norma, – Education, Buenos Aires, 1990.
[36] VÁSQUEZ ROCCA, Adolfo, William Burroughs: Literatura ectoplasmoide y mutaciones antropológicas. Del virus del lenguaje a la psicotopografía del texto, En NÓMADAS, Revista Crítica de Ciencias Sociales y Jurídicas – Universidad Complutense de Madrid, NÓMADAS. 26 | Enero-Junio.2010 (II), pp. 251-265.
La idea, presentada por Berners en 1994, e impulsada con el lenguaje XML desde el W3C en el MIT ha alcanzado, 10 años más tarde, los estándares que permiten a los ordenadores intercambiar web con información semántica. En su opinión el éxito de la web semántica se logrará al alcanzar una masa crítica suficiente que permita al usuario identificar sus enormes ventajas. Será un paso decisivo para hacer los ordenadores más «inteligentes».
El esfuerzo de la web semántica estriba en que hay mucha información en la web (financiera, meteorológica, corporativa, etc.) en bases de datos, hojas de cálculo que se puede leer pero no podemos trabajar con ellas. Aunque esta información existe, las computadoras no saben cómo interrelacionarla entre sí. Tampoco se pueden diseñar programas para utilizarla más eficientemente. Tim Berners asegura que cuando exista una web semántica con una masa crítica relevante y con datos interesantes semánticos globales, entonces se podrá combinar la información conocida con otra información que no se conoce, y mejorar sustancialmente las prestaciones de nuestros ordenadores, y por ende, nuestra calidad de vida.
[41] TAPSCOTT, Mark, periodista y Director del Center for Media and Public Policy de The Heritage Foundation, en Artículo se ha publicado en Townhall.com.
Zoología Política; Disturbios en el Parque Humano. Multitudes, públicos y audiencias; El fenómeno Blog y el modelo amigable de la sociedad literaria, fue publicado originalmente en Escáner Cultural. http://revista.escaner.cl/node/89 Escáner Cultural, Revista de arte contemporáneo y nuevas Tendencias, N.º 84, junio 2006, Santiago.
Otras versiones:
· Multitudes, públicos y audiencias; El fenómeno blog y el modelo amigable de la sociedad literaria.
· Sloterdijk: Del modelo ‘amigable’ de la sociedad literaria a las culturas post-epistolográficas y post-humanísticas.
ILUSTRACIONES:
(Encabezamiento) La Tienda de Equipajes (Homenaje a Bradbury), Obra de Adolfo Vásquez Rocca ©. En Galería ArteLista | (En el cuerpo del artículo) Obra: Informe para una Academia; la vida cercada o el hombre como el animal que no puede irse, Adolfo Vásquez Rocca, en ArteLista | Foto: Artefacto de Nicanor Parra La sonrisa del Papa. Fotografía por Adolfo Vasquez Rocca ©, 2012.
Adolfo Vásquez Rocca. Doctor en Filosofía por la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso; Postgrado Universidad Complutense de Madrid, Departamento de Filosofía IV, mención Filosofía Contemporánea y Estética. Profesor de Postgrado del Instituto de Filosofía de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso; Profesor de Antropología y Estética en el Departamento de Artes y Humanidades de la Universidad Andrés Bello UNAB. Profesor de la Escuela de Periodismo, Profesor Adjunto Escuela de Psicología y de la Facultad de Arquitectura UNAB Santiago. –Miembro del Consejo Editorial Internacional de la Fundación Ética Mundial, de México. Director del Consejo Consultivo Internacional de Konvergencias, Revista de Filosofía y Culturas en Diálogo, Argentina. Miembro del Consejo Editorial Internacional de Revista Praxis –Facultad de Filosofía y Letras, Universidad Nacional UNA, Costa Rica. Miembro del Conselho Editorial da Humanidades em Revista, Universidade Regional do Noroeste do Estado do Rio Grande do Sul, Brasil y del Cuerpo Editorial de Sophia –Revista de Filosofía de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador–. –Secretario Ejecutivo de Revista Philosophica PUCV. –Asesor Consultivo de Enfocarte –Revista de Arte y Literatura– Cataluña / Gijón, Asturias, España. –Miembro del Consejo Editorial Internacional de Reflexiones Marginales, Revista de la Facultad de Filosofía y Letras UNAM. –Miembro del Comité Editorial de International Journal of Safety and Security in Tourism and Hospitality, publicación científica de la Universidad de Palermo. –Miembro Titular del Consejo Editorial Internacional de Errancia, Revista de Psicoanálisis, Teoría Crítica y Cultura –UNAM– Universidad Nacional Autónoma de México. –Miembro de la Federación Internacional de Archivos Fílmicos (FIAF) con sede en Bruselas, Bélgica. Director de Revista Observaciones Filosóficas. Profesor visitante en la Maestría en Filosofía de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla. – Profesor visitante Florida Christian University USA y Profesor Asociado al Grupo Theoria – Proyecto europeo de Investigaciones de Postgrado –UCM. Eastern Mediterranean University – Academia.edu. Académico Investigador de la Vicerrectoría de Investigación y Postgrado, Universidad Andrés Bello. –Investigador Asociado y Profesor adjunto de la Escuela Matríztica de Santiago –dirigida por el Dr. Humberto Maturana. Consultor Experto del Consejo Nacional de Innovación para la Competitividad (CNIC)– Artista conceptual. Crítico de Arte. Ha publicado el Libro: Peter Sloterdijk; Esferas, helada cósmica y políticas de climatización, Colección Novatores, N.º 28, Editorial de la Institución Alfons el Magnànim (IAM), Valencia, España, 2008. Invitado especial a la International Conference de la Trienal de Arquitectura de Lisboa | Lisbon Architecture Triennale 2011. Traducido al Francés – Publicado en la sección Architecture de la Anthologie: Le Néant Dans la Pensée Contemporaine. Publications du Centre Français d’Iconologie Comparée CFIC, Bès Editions, París, © 2012.
🔗 Web del Autor: www.danoex.net/adolfovasquezrocca.html
E-mail → adolfovrocca [at] gmail.com
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Revista Almiar – n.º 73 | marzo-abril de 2014 – MARGEN CERO™
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