poemas por
Rubén Romero Sánchez
el último hombre en la tierra
no encontró un bar abierto en el que emborracharse
el último hombre en la tierra era un perdedor
el último hombre en la tierra predicaba el amor a sí mismo
el último hombre en la tierra no siempre fue el último hombre en la tierra
una vez tuvo una casa y una lavadora dentro
una vez tuvo una madre y tuvo un padre
una vez soñó que era el último hombre en la tierra
y el sueño le pareció estúpido y el estúpido era él
el último hombre en la tierra no tenía plan el fin de semana
el último hombre en la tierra no gastaba en teléfono
el último hombre en la tierra no guardaba cola en el mercado
una vez creyó y una vez dejó de creer
una vez viajó hacia el mar y vio que era hermoso
una vez juró que daría la vida por su amor verdadero
una vez fue un niño e iba al dentista
el último hombre en la tierra se aburría mucho en la tierra
el último hombre en la tierra escribió una carta a dios
el último hombre en la tierra esperó viendo la lluvia
el último hombre en la tierra no obtuvo respuesta
una vez viajó hacia el desierto sin salir de su calle
una vez grabó el nombre de una chica en la corteza de un árbol
una vez se sacó el corazón y vio que aún latía
el último hombre en la tierra era de pocos amigos
el último hombre en la tierra recordaba su vida antigua
el último hombre en la tierra no tenía que cumplir normas
una vez soñó que era el último hombre en la tierra
y el sueño le pareció estúpido y el estúpido era él
el último hombre en la tierra paseaba por las tardes sin camisa
el último hombre en la tierra esperaba paciente
el último hombre en la tierra conocía los nombres de los niños perdidos
los niños que como él vivieron sus estúpidas vidas
sin temer convertirse en el último hombre en la tierra
2
a aquella mujer que quise tanto
le diré que no fue fácil,
que restañé mis heridas
con la sal olvidada por el mar
que construí estrellas con el agua
de mis párpados secos,
que mentí a la noche y fui feliz
entre otras piernas,
que el mundo era bello sobre las rocas heladas,
que crecieron crisantemos blancos
en mis brazos enjutos e inútiles,
que el cazador encontró el miedo de los niños
y estos comenzaron a sonreír a sus madres,
que no todo era en vano, ni todo importante.
a aquella mujer que quise tanto
le diré que no fue fácil,
y que al menos lo intenté,
y que aún existo.
Rubén Romero Sánchez (1978, Madrid). Es Licenciado en Teoría de la Literatura y Literatura Comparada (Univ. Complutense, 2002) y Licenciado en Humanidades (Univ. Carlos III, 2000). Está cursando el Doctorado en Literatura Española (Uned).
* Poemarios:
– La Luna lleva tu nombre tatuado, Madrid, Huerga y Fierro Editores, 2001.
– Lo que importa, Cuadernillos La Fumarola, noviembre 2002.
* Revistas:
– Cuadernos del Matemático, La Fumarola, Qi, El Coloquio de los Perros, Paralelo Sur, Almiar, Alwah.
* Antologías:
– Vigilia Poética. Solsticio de Verano. Centro de Poesía José Hierro. Madrid, 2003
– Breviario de Relatos. Toledo, Publicaciones Acumán, 2006.
– Antología del beso. Poesía última española. Málaga, Mitad Doble Ediciones, 2009.
– Ida y vuelta. Granada, Editorial Fin de viaje, 2011.
* Premios:
– Finalista Premio Paralelo Sur de Poesía de Barcelona 2007.
– Finalista XVI Certamen de Narrativa Corta Ciudad de Villa del Río 2005.
– Premio de Poesía en el Certamen Ciudad de Getafe 2001, 2000, 1999.
– Premio Villa de Leganés Local 2001 de Poesía.
– Premio Nacional de Poesía del Ayuntamiento de Los Molinos de Madrid 2000. – Premio de Relato Corto en el Certamen Ciudad de Getafe 2000.
Contactar con el autor: rromerosanchez [at] hotmail.com
Ilustración poemas: Fotografía por floede, en Pixabay.
Revista Almiar – n.º 64 / mayo-junio de 2012 – MARGEN CERO™
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