poemas por
Diego Alejandro Cáceres
Palabras resbaladas frente al plato
me abrazó con los brazos
de sus náufragos recuerdos,
sus retazos, los de aquel tiempo,
aturden aturden aturden…
¡silencio!,
un gélido ángel pasa,
me persuade con sus
grises y germinadas yemas,
acrobáticos llamados hago
ante la muralla de su tierna inocencia,
se me da imposible
no recordar sus pupilas
observando la delgada y
desnutrida tarde,
estresados dedos, los de mis poros,
la buscan entre la plasticidad
de alguna trascendencia,
la zumbada tarde y
sus decaídos soles
se me contagian triturados
ante el último paseo
de sus membranas,
frente al plato las palabras
se me resbalan,
un silencio descalzo
se zambulle entre el castaño atardecer,
me abraza y sus desanimadas alas
emigran hacia otros otoños…
¡un ángel pasa!
tacitas de carmines moldeados
desde la pureza infantil
de sus piernas embriagadoras
al inocente grito
de sus pieles seductoras,
entre el pulso de su mirada morada y lágrimas de parras,
en la impávida tacita de té
una a una, violáceas palabras se suicidan
en los poros y paros de su carminesencia,
entre el vago y divagante suavignon
acaricia la fórmula cuadrática de su ausencia,
arrulla la química analítica de su distancia,
introvertido sentir de carmines labios
ciegos,
sordos,
mudos,
sólo, dulceabundamente, queda
el letárgico adiós de sus taninos moldeados
en el pretérito imperfecto del predestinado amanecer
de un sur (ser) olvido y olvidado.
entre la merienda y los anteojos
pero las reglas fueron simples,
de repente, todo se llenó de dudas y mudas,
¡chiquilla!
perdiste la palabra
(re) buscaste una vez y un par de veces más debajo del mantel,
en el hondo fondo de la tetera que compraste en oferta,
creíste que se escondía en el pulular de las tristes pelusas,
en los remolinos laberínticos de tus rulos, entre los deshilachados almohadones,
en el mutante vientre del ropero en las huellas del anhelado futón,
en tus apuntes de mattelart, entre los medios y la mediación,
en tus anteojos de alambre azul que ya no te dejaban ver el sonrojado atardecer,
en el vegetal almanaque de días descontados que terminaron atrapándote,
en todos tus rincones (re) buscaste
menos en tu mirada… ¡tu mirada!
en la ordinaria merienda entendí cuál era ese (mi) lugar
entre los valles de tu ausencia
¡chiquilla!
DIEGO ALEJANDRO CÁCERES (Santa María, Catamarca, Argentina, 1978). Profesor en Lengua y Literatura y Técnico en Sonorizaciones. Actualmente vive en los Valles Calchaquíes, noroeste argentino. Es innegable que sus vivencias, tanto en el noroeste, como su vida en la Patagonia argentina, el contacto con esos pasajes mezcla de frialdad y magia, y su trabajo de docente, le han marcado una manera, se dirá, particular de ver y percibir la realidad, sus sensaciones e imágenes; experiencias en las que ha (re) encontrado sentidos en las palabras que nos cuentan y catan el día a día de nuestros días. Escribidor (como le gusta decir) desde sus 14 años, con sus anteojos y su libreta, con una literatura que juega a presentar emociones que buscan respuestas. Con su mirada castaña siempre en la búsqueda de (re) nombrar ese mundo que (re) conoce y explora en sus viajes, lo hace suyo y toma prestado pequeños fragmentos de ese mundo.
Contactar con el autor: dondiyoyangelgris [at] hotmail [dot] com
📸 Ilustración poemas: Noman’s Land – Riders of Lost Paths, Imreniyemofficial, CC BY-SA 4.0, via Wikimedia Commons
Revista Almiar – n.º 75 | julio-agosto de 2014 – MARGEN CERO™
Comentarios recientes