artículo por
M.ª Catalina Jiménez
L
ucy Christopher diría que el desierto australiano es un lugar para desaparecer, para perderse y para encontrarse: «It´s a place for disappearing, you´d said, a place for getting lost… and for getting found». John Green diría que primero hay que perdernos antes de encontrarnos a nosotros mismos: «You have to get lost before you find yourself», y creo que podría seguir encontrando ejemplos porque la idea de perderse y encontrarse no es nada original. Pero si es bonita y si nos detenemos a pensar sobre ella es bastante cierta. No es fácil encontrarse a uno mismo en una ciudad de cemento o en una habitación saturada de palabras.
Pero en este momento no me interesa encontrarme a mí misma como persona, aún no quiero enfrentarme con mis sentimientos más profundos y oscuros, por ahora solo quiero encontrarme como escritora. Quiero saber qué clase de escritora soy o si puedo siquiera adjuntarme el título de escritora.
Cuando uno quiera ser dedicar su vida a las palabras solo sabe una cosa: quiere escribir. Pero es que hay demasiadas personas que escriben en este mundo y tantos libros que ya han sido escritos que las historias que aún nadie ha contado están en peligro de extinción. Así que si queremos triunfar y lograr que nuestras palabras vuelen alto y lleguen a lugares lejanos, que alguien se tome la molestia de traducir nuestras palabras y otro en leerlas en voz alta, tenemos que ser originales, únicos, tenemos que ser nosotros mismos.
Y para eso hay que encontrarse con uno mismo, pero primero hay que perderse. Hay que perderse en todos esos libros que ya han sido escritos y leídos, hay que explorar todos los géneros e idiomas. Tenemos que saludar a la mayor cantidad de autores posible, conocidos y amateurs. Tenemos que leernos todos los libros que haya en nuestra biblioteca. Y recién luego tenemos que empezar a escribir, palabra tras palabra. Nos inventamos historias y las prendemos fuego, las volvemos a escribir. Nos volvemos promiscuos y nos acostamos con todos los géneros. Nos vestimos de detective y nos desafiamos a escribir la mejor historia de amor de todos los tiempos.
Quizás si somos suertudos en ese largo y difícil proceso descubramos que hemos llegado, que finalmente nos hemos encontrado. Hemos sido capaces de responder a la pregunta más temida. ¿Qué es lo que queremos escribir? Escribir por escribir es sencillo pero escribir algo que realmente valga la pena, algo que sintamos realmente sincero y real es la verdadera tarea.
Si somos los suficientemente testarudos y continuamos peleándonos con nosotros mismos y poniéndolo todo en papel, logremos perdernos, ahogarnos en ese mar de tinta y justo antes de que al aire se acabe algún sustantivo pase surcando esas tumultuosas aguas y nos rescate. Nos lleve a tierra firme y finalmente seamos capaces de empezar a escribir lo que realmente queremos escribir.
Puede que esté equivocada y solo sea una idea bonita que siempre aparece en la literatura y el cine, pero quizás tenga razón y sea necesario alejarnos de todo, internarnos en el bosque y no frenar hasta que seamos capaces de enfrentarnos al espejo y no apartar la vista. Y si el bosque no es lo suficientemente silencioso como para escuchar nuestros pensamientos tendremos que seguir el consejo de Lucy Christopher y perdernos en el desierto australiano. Y finalmente encontrarnos.
María Catalina Jiménez. Es estudiante de Trabajo Social y escritora aficionada. Colabora con la revista online Huellas de Tinta y fue administradora de un blog, en su mayoría literario, por más de dos años. También ha publicado en la revista Glup-Glup.
Contactar con la autora: mariacatalinajimenez [at] gmail [dot] com
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Ilustración artículo: SamCurry / Pixabay [dominio público].
Revista Almiar – n.º 85 / marzo-abril de 2016 – MARGEN CERO™
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