Microcuentos por
Nicole M. Justiniano
Esperanzada se marchó a la enorme ciudad. ¿Triunfó? Sí, el dinero sobre la humanidad. ¿Regresó? Ya no podía dar marcha atrás.
El amor
La amistad está llena de sonrisas, buenos momentos y largas conversaciones, pero, el amor… ¿Lo has llegado a sentir?
Huida
Tomó el auto. Su corazón palpita acelerado, sudan sus manos y comienza a desvariar. Llega a su destino y huye.
Sin él
Me susurra, me acaricia, me seduce y me envuelve. Me grita, me asusta y me golpea en el rostro. Aún así, no puedo vivir sin él.
Senderos
Como todos los días, tengo que tomar un carro público para llegar a mi trabajo y regresar a casa. A las 7:00 a.m. nunca hay problemas, pero montarme en uno después de las 11:00 a.m. es peor que una película de terror. Lo menos malo es tener que sentarme en un carro público en la parte trasera donde caben tres personas y montan cinco. Lo peor es cuando el chófer toma unas rutas extrañas, oscuras y solitarias y siento el pecho a punto de explotar, las manos sudadas y mirando los seguros de las puertas trancados, deseando poder abrirlos con los ojos. La respiración se me acorta, me siento desvariar hasta que por fin llego a mi destino y salgo corriendo como alma que lleva el diablo.
Él
Salgo a la calle, a los montes, al mar, a los valles en busca de él. Murmura en mis oídos con dulzura y con furia, pero no lo veo. Puedo sentir su presencia, me causa calor, otras veces frío y en otras tantas escalofríos. Siempre está conmigo. Me seduce, me envuelve, me acaricia tan sutilmente. A veces me asusta, se vuelve intenso, fuerte, bravío y me grita al oído con rabia. Pero aún así, lo necesito en mi vida para poder vivir.
Rutina
Son las 5 de la mañana. Me levanto, me lavo los dientes y espero esté listo el café. Tomo una ducha y disfruto del aroma celestial que me envuelve y se impregna en mis fosas nasales. Tomo un sorbo del tazón y despiertan mis neuronas. Abro la puerta como todos los días, tomo la misma ruta para tomar la guagua para llegar a mi trabajo e intercambio palabras con la anciana de siempre. Llega la tarde y vuelvo a estar atrapado entre las paredes de la ciudadela que ahogan mis días y mi vida.
Nicole M. Justiniano Valle, nació en Mayagüez (Puerto Rico) el 20 de septiembre de 1988. Graduada de Bachillerato de la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Mayagüez de la Facultad de Artes y Ciencias con concentración en Estudios Hispánicos. Es amante de la literatura, por ello en su tiempo libre se dedica a escribir cuentos, microrrelatos, ensayos y poemas.
✉ Contactar con la autora: nicole.justiniano[at]gmail [dot] com
Ilustración: Fotografía por Pedro M. Martínez ©
Revista Almiar – n.º 72 – enero-febrero de 2014 – MARGEN CERO™
Comentarios recientes