poemas por
Consuelo Arriagada Saavedra

 

No hay ritos que sostengan
la carne fría de la ausencia
ni manos para endilgar
los austeros fogones del mañana.

No hay guijarros que contengan
la clamorosa sed del agua
ni redes que rediman
la sustancia del vacío.

No hay vacío que habite
lejos de sí mismo
ni frontera que no sea
marginal.

Hay
solo hay
un soplo arcano

silencio
y el hueco atravesado por la luz.

 

Si el agua es simple y el pan es bueno, mi corazón es pan y agua

A Pablo de Rokha

Mendrugo bajo la lluvia
corazón de poeta verborreico,

profanaste los inefables descampados
y corriste asustado a casa como un niño
con el cadáver colgando de tus huesos.

Aulló el crepúsculo tras tus pasos
y el océano arquetípico te abrazó bajo la niebla.

Estrellas metálicas anidaron en tu pecho.

Te sedujo la escarpada geometría del despeñadero
los cuervos que bebían en el pozo de tu angustia
el estupor de la tormenta que cabalgaba en tus pupilas
la infatigable epopeya humana dolorida.

Las palabras que con voz de trueno conjuraste
conspiraron en tu contra.
Traicioneras
emigran
hacia otras oceanías

Capitán de los naufragios
un gemido colosal sacude la tierra
un animal herido muere de espanto
un dios primitivo es liberado.

 

Poema sin título 

Desmonta el escenario del silencio
sorda la esfera reluciente
no existe el lenguaje
solo la iconografía.

 

Primer trimestre

Sordo el cansancio.

Reacios los ojos de la noche
de la noche.

Del cielo caen
vestigios milenarios
milenarios.

Bajo la niebla
la materia se aliena
se aliena.

Contaminada de lo oscuro
la llama se crispa
se crispa.

¿Quién vendrá a revelar nuestra hora
en nuestra hora?

Enmudecen
los ásperos espacios
conquistados con las grietas de mi carne.

¿Quién fundará en la sombra
el principio de la claridad?

 

Aproximación a un cuadro de Paul Delvaux

Danza extasiado el silencio
bajo la mirada atenta de las estrellas
acaricia el cuerpo de los árboles
envueltos en el halo
que espira la noche.

De todas las mujeres
soy la que va desnuda
no sé si existo
o solo sueño
un sueño
dentro de un sueño.

Si miras atento
podrás verme
antes que la niebla
me desaparezca.

Los despojos
de nuestros fantasmas
se reflejan en los espejos.

Ascienden en espiral
las proezas del tiempo.

Sacuden sus hojas
los otoños
que olvidamos.

Y todas las palabras
como los hombres
son arrojadas
al viento.

A tientas
aguardamos
en los laberintos de la noche.

Vagamos en el fondo de nuestras pupilas
como en una ciudad extraña.

Por última vez
mi mentón se esconde
en tu hombro derecho.

Llega la hora de las aves.

Seremos poblados de luz.

Jardines humanos
seguirán nuestros pasos.

Mi oscuridad vuelve la cabeza
y te sonríe.

poemas Guerra cotidiana

Consuelo Arriagada Saavedra
Consuelo Arriagada Saavedra (Santiago de Chile, 1983). Estudió Filosofía en la Universidad de Santiago  y en la Universidad Católica de Valparaíso (2002-2004). Estudió Derecho en la Universidad Andrés Bello, Viña del Mar (2005-2010). Se titula de Abogado (2013), profesión que ejerce durante dos años antes de emigrar a Francia por motivos familiares. Forma parte del taller internacional de poesía «Helecho poético», impartido por el poeta Samuel Trigueros Espino. Actualmente se encuentra trabajando en su primer poemario.
📩 Contactar con la autora: consueloarriagada0[at]gmail.com

 

Ilustración poemas: Fotografía por Pedro M. Martínez ©

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