poemas por
Omar Balladares
Quiero hablar de esa poesía recostada,
de aquella letra que duerme y que se arrima en las cálidas esquinas del amor…
Pero no el mezquino amor del hombre;
hablo de esa poesía que respira entre las hojas y se arremolina excitada cuando una mano la toca
Y se despierta ella violenta;
exaltada,
Como tirada de un hilo que enciende la máquina;
ese artificio que en todos duerme
y no nos corresponde ponerle un nombre;
Porque es verdad que todo empezó primero en el sueño,
Pero nos imaginamos despiertos
escogidos por un ajeno afán
pretendiendo ser dueños de la tinta que todo lo nombra y lo define
Y sabemos que estamos vivos
solo en el momento en que somos leídos.
Mi padre me contó de los secretos instantes
en que las aves afirman sus pies en los troncos de los árboles
en una absurda pretensión por hacerlos volar
colmando de plumas sus brazos
aligerándolos con la eliminación de sus frutos
solicitando a los vientos que también hagan su parte.
Mi padre me dijo que la misma tierra en un acto de incoherente fe
cederá ante el pedido de sus hijos volantes,
…pero todo esto resultará en vano
si uno de esos árboles no se quiere elevar.
Mi padre lo supo siempre
y por eso yace ahí
en la pendular espera del árbol
que se anime para ayudarlo a volar.
Empacaré mis miedos para tenerlos a la mano
vestiré de ellos cuando ya se conozca todos mis atuendos;
porque ahí no faltará quien señale
que estos fueron mis mejores ropajes.
Acompañante temporal, aleje sus trazos de mi cuerpo
manténgame a la deriva
no me nombre
ya no escriba sobre esta humanidad
ni me tenga como excusa.
Sepa usted que si lo increpo y lo contradigo
Es para saber qué quieren sus letras de mí...
Y cómo quedo yo en el último verso...
Le di paso a un nuevo verso
Y lo dejé ahí
Esperando
Manteniéndolo a prudente distancia para su estudio
Y saber qué palabras se le acercaban buscando su compañía
Conjugué otras ideas,
pero ninguna quiso juntarse con él
Algo en ellos no funcionaba
Pese al tiempo que les di para que lo conocieran
Tal vez aquel verso necesitaba confianza
Armarse de valor para dirigirse a los otros
Pero siguió allí,
Incólume
Desconectado
Ausente sobre la blanca planicie de 75 gramos
Y él no era un verso malo,
Tenía potencial de buen poema
(Incluso siendo más atrevidos)
hasta pudo titular uno que otro libro
Pero no, él no quiso dar más
Y yo tampoco quise insistir,
algo en él alimentó mi desprecio.
Abandoné la pretensión de quien escribe para ser leído
Ahora no importa si la palabra trasciende los papeles
Lo que importa es no dejar espacio entre las líneas,
para que un verso tenga la valentía
de dejar a quien le dio la vida...
Sabía Ulises lo que había hecho
condenándose a la sal del tiempo.
Ahora yo pretendo ser digno de mi reino
y busco no ser olvidado por mi prole
pero los minutos empujan las olas que rompen sobre mis pieles
amenazando este navío con el que me atrevo
a batallar contra las Horas.
Omar Balladares. Formó parte del Taller Literario El Manglar dirigido por el escritor Marcelo Báez Meza. Su obra poética ha sido reconocida en dos ocasiones al obtener una mención de honor en el Concurso de Poesía Muy Ilustre Municipalidad de Guayaquil (2003) con su libro Masturversos (inédito) y al integrar el grupo de ganadores del Concurso de Poesía El Retorno y formar parte del poemario Trayecto Cero (2009) publicado por el Taller Cultural Retorno. En narrativa publicó en el año 2000 el texto Infernario. En el año 2006 fue coguionista del Cortometraje ganador Gracias por su basura (basado en uno de sus cuentos) del concurso de Cortos organizado por la Universidad Santa María.
En el 2012 publicó su primer libro de poemas titulado El Designio de la Espuma.
📧 obragamer [at] gmail [dot] com
📸 Ilustración poemas: Fotografía por DreamyArt / Pixabay [dominio público]
Revista Almiar – n.º 109 / marzo-abril de 2020 – MARGEN CERO™