poemas por
Olga Beltrán Filarski

Ayer hicimos el amor el mar y yo.
Acaricié su lomo transparente y ondulado.
Me llenó la boca su sabor salino.
Me dejé envolver por su cuerpo caprichoso e infinito.
Susurró en mi oído sus secretos,
su rumor de caracolas sinuosas,
cantos de sirenas vagabundas.
Intuí sus regalos de amante generoso:
esqueletos de navíos derrotados
que duermen en su vientre
sueños remotos de conquistas imposibles,
ánforas, mascarones de proas marineras
que surcaron sus senderos bajo las estrellas y bajo el sol,
corales, monedas, danzas de delfines plateados.
Y yo, indefensa y diminuta,
me confié a su voluntad incierta de corrientes
y mareas cómplices de la luna.

Caballos salvajes

Por los inciertos caminos de la tierra
vagan quienes no tienen dueño,
tiritando a veces de frío sin un refugio,
pero libres,
sin más amo que la cúpula del cielo
y sus pasos 
atravesando fértiles valles y desiertos,
sintiendo bajo las plantas de los pies 
la caricia de la arena a las orillas de un mar plácido
o la aspereza de las rocas rasgando la carne
en los acantilados más abruptos.

En otros tiempos ardieron en hogueras.

A veces creo ser una de ellos,
otras, sucumbo a la molicie del plato y el lecho cálido del amo,
para después rebelarme y regresar a mis orígenes,
para viajar en el tiempo al día en que nací 
sin las rudas ataduras que luego, poco a poco, 
fueron anudando en mi mente
para domesticarla como a un potrillo al que se ata a un muro
para aplacar su naturaleza salvaje de caballos ancestrales
que corrieron libres por las más verdes praderas
y que aún galopan por su sangre.

Deseo correr como ellos y que no vuelvan a alcanzarme,
pero cuando lo intento con el corazón desbocado,
hambrienta de libertad,
siento el terror del esclavo fugitivo perseguido por los perros.

¡Corre, corre!, ¡que no te atrapen!
¡Corre lejos 
y no vuelvas!

Hace frío esta noche

Hace frío esta noche.
El Universo se estremece a oscuras y el viento sopla fuera.
Un techo me cobija y una lámpara me alumbra,
pero yo deambulo siempre entre las sombras
de la mujer que anda sola por el mundo.

Hazme un hueco
en el calor blando de tu lecho,
tan solo por esta noche,
y déjame un rescoldo 
del fuego que tú guardas.

El Universo se estremece a oscuras.
Dime cosas dulces,
y aunque sea una ilusión
hazme sentir frágil,
protegida entre tus brazos,
poseída por la fuerza que aparentas;
quisiera tener dios,
hogar, raíces,
tierra y destino,
en vez de vagar
perdida entre la gente
que como yo viene y va,
y busca y no encuentra,
       y halla y pierde,
       y anda y lucha,
            y cae…
                    y llora…
                              y se vuelve a levantar...

¿Por qué?

¿Por qué?
Dos monosílabos que unidos dentro de su sinuoso caparazón interrogante
son impertinentes, punzantes y temidos.
Revolotean como pichones indefensos 
ante las escopetas de los cazadores,
cazadores de respuestas,
fabricantes de silencio y resignación.

¿Por qué?
Dos monosílabos que son hoces segando la maleza,
azadones escarbando en la tierra más dura 
en busca de raíces,
de orígenes,
viajeros en el tiempo,
buzos sumergiéndose en las aguas más profundas,
pescadores extendiendo sus redes 
en el mar de la confusión 
donde se ahogaron los motivos olvidados,
las razones, las semillas, los principios.

Dos monosílabos insaciables que se hunden en el infinito,
porque tras cada respuesta existe una nueva pregunta:
¿por qué?

El diablo que me habita

El diablo que me habita
tiene garras poderosas,
colmillos afilados
y lengua venenosa
y su presa favorita,
su carnaza preferida,
soy yo.

Vive en mi cabeza,
siempre al acecho,
agarrado a mis pensamientos
con sus sucias pezuñas manchadas de lodo,
acosándome, juzgándome,
frenándome...

Tiene un armario donde guarda cadenas,
cuerdas para amarrar
y una colección de máscaras,
porque adora disfrazarse:
de prudencia,
de sensatez,
de razón,
de timidez,
de peligros,
de culpa...
Hasta adopta caras de personas que conozco o conocí.
Sabe de mis recuerdos dolorosos,
de mis miedos más profundos
y los usa como armas arrojadizas
de puntas emponzoñadas,
disparando con ellas directo al centro de mi ser.
Siembra mi camino de cristales rotos cuando ve que voy descalza,
y puede enturbiar mi felicidad
con solo inocularme el miedo a perderla.

Un día voy a destruirte,
maldito diablo,
el día en que sea capaz de aniquilar mis temores,
el miedo a equivocarme,
el espanto a la muerte,
el día en que sea capaz de creer de verdad
que yo no soy solo la frágil persona que veo en el espejo,
sino una parte inmortal del Universo,
y que antes fui estrella, fui mar,
fui un olmo, un roble, y un pájaro que sabía volar,
y también mota de polvo, una diminuta mota de polvo,
y un reo condenado a muerte,
y hoja seca en el bosque,
fui la tierra que pisan mis pies,
y lo volveré a ser
y ella me transformará
arrojándome de nuevo a otra existencia efímera y pasajera,

Te destruiré, miserable diablo,
el día en que sea capaz de creer de verdad
que dentro de mí,
también habitan
Ángeles y Diosas.

Inventario de animales de la ciudad-jungla

Buitres merodean en las azoteas de los rascacielos,
acechando a la ciudad
en busca de presas sobre las que abalanzarse.
Abajo, perros abandonados improvisan un cobijo para la noche
que se cierne sobre las calles ateridas.
En el subsuelo ejércitos de hormigas recorren las entrañas de la urbe;
terminó su jornada de esfuerzos para alimentar a la reina.
Pronto los búhos saldrán de sus escondrijos,
a cazar entre las sombras.

Antes de que amanezca, las mulas de carga
emprenderán su tarea cuando empiece un nuevo día.
Y por las grandes avenidas
pasearán horas después entre tiendas lujosas
los caballos ganadores,
y las jirafas mirando desde arriba a los demás.

Los hurones cazarán para sus amos,
mientras los cachorros en los parques
olisquean con fruición las mañanas de primavera
como mariposas revoloteando frente al horizonte de sus vidas,
ignorantes todavía de los senderos que andarán,
sin preguntarse aún
si se convertirán en presas o en depredadores
que pelean por el territorio,
en líderes o en uno más de la manada,
si acaso su destino será el de un insecto
que cae atrapado en las telas que tejen las arañas
en rincones inesperados,
o si tal vez alzarán el vuelo,
libres como las golondrinas
sobre los tejados de la metrópoli,
donde corre el aire y se ve nacer el sol
para viajar más allá de los confines
del laberinto de la ciudad-jungla.

Realidad

¡Ríndete!
Toca de pies en el suelo,
sé práctico,
reniega de ti mismo,
de tus principios,
de tus ideales,
arráncate las entrañas,
sé realista,
acepta la realidad.

Realidad.
¡Qué palabra tan odiosa!
La realidad anda siempre pegada a nuestros talones,
echando paladas de tierra sobre los sueños
como un sepulturero macabro 
vestido de gris.

La realidad lleva un fósforo en la mano 
y un bidón de gasolina.
Tiene rostro de verdugo,
dientes de ogro
y hocico ensangrentado
de corazones despedazados.

La realidad está hecha de plumas de ángeles caídos,
de pétalos de flores marchitas,
de pedazos de arco iris desteñidos,
de cenizas de viejos poemas calcinados,
de eslabones de cadenas,
de amores desterrados,
del sabor amargo de la cicuta.

La realidad te pone zapatos de plomo,
te impide alzar el vuelo,
te obliga a arrastrar los pies 
sobre un suelo de asfalto ardiente
por el que transitan cargamentos 
de desengaño y sumisión.

¡Escuchad!: las campanas tocan a muerto;
otra víctima de la realidad ha caído.

Escaparé muy lejos de aquí,
me embarcaré en mi Arca
cargada de utopías, 
sueños, magia,
esperanza y libertad...
para salvarlos del diluvio
que anega almas, voluntades y fortalezas.
Surcaré todos los mares
en busca de tierras vírgenes.
Izaré todas las velas
para que no me alcancen
sus tentáculos mortíferos, 
para que no hinque en mi yugular
su veneno maligno.

Los hijos de la noche,
las hijas de la luna,
los poetas,
los bohemios,
los artistas, 
los rebeldes,
los soñadores,
huimos de ti, realidad bastarda 
de útero estéril que solo engendra abortos.

 


 

Olga Beltrán Filarski

Olga Beltrán Filarski. «Nací en Barcelona en 1968, donde Estudié Técnicas en Empresas y Actividades Turísticas, si bien he vivido en diversos lugares: Palma de Mallorca, Valencia y Berlín entre otros. Actualmente resido en la provincia de Jaén. Soy autora de dos novelas: El Universo Prohibido e Historias de Amor Cautivo y de numerosos relatos y poesías, con algunos de los cuales he colaborado con las revistas literarias El Coloquio de los Perros, de Sur a Sur (España), y Monolito (Méjico). Soy participante habitual del Poetry Slam, de la ciudad de Jaén, y he participado eventualmente en recitales de poesía organizados por la asociación cultural y artística Anduxar, de la ciudad de Andújar. Escribo además letras de canciones, y sostengo el blog que lleva mi nombre: https://olga-beltran-filarski.blogspot.com/, así como la página facebook.com/rebelde.concausa.731, donde publico algunos de mis escritos».

N. del E: Se ha procurado que la edición de los poemas aquí publicados guarden la anchura de las líneas y las sangrías tal y como los escribió su autora. Para leerlos en los dispositivos móviles aconsejamos que el aparato se sitúe en posición horizontal.

Ilustración poemas: Fotografía, por Pedro Martínez ©

mar de poesías Olga Beltrán

Poemas en Margen Cero

Revista Almiar (Margen Cero)  n.º 125 noviembre-diciembre de 2022

 

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