por
Gabriela Ruiz Agila
La frontera. Año nuevo, 1953 [1]
1953 es el año que está pariendo
Me parió, casi a los 22 años.
Cada lunes, desde hace tres meses, sucede…
Las piezas del olvido aparecen
cartas, fotografías, discos,
creí leer mi nombre en el perfume del mar
le había pedido que atravesara el continente
como si se tratara de cruzar una avenida.
Me llamo Carmen. Canto. No lloro. No puedo matar.
En un mundo paralelo me llamo Carmen.
Llegará ese día: Yo estaré. Tú serás.
Nos besaremos los ojos lejos de la rabia.
Sin miedo a la caída,
estoy en un trance agotador sin sueño,
sin el deseo de comer, sin el deseo del agua.
Pensando en esa separación de los hemisferios,
de los continentes, de los mares,
rezo para que siga haciendo calor
pero en esta frontera soy Madame Ho
transito con el corazón lleno de dudas.
1969 [2]
Mi nombre es región en este viaje…
El tiempo perfuma las sombras entre las montañas.
Los nogales se reclinan a beber en el río Bravo.
Desde el vértigo
mi nombre es región en este viaje…
Es hora de bañarse bajo la lluvia,
nos tomaremos de las manos
desde las orillas.
Mi nombre es región en este viaje…
Vuelvo a mi vicio favorito, el calor.
Ungida por la tierra
como la tagete inmortal al finalizar el invierno.
Transparente.
19 de agosto…
el abanico dando vueltas sobre el ambiente húmedo de lo que
un día sería algo parecido a ¥ietnam
el sudor violento invadiéndolo todo
el agotamiento
desde esta habitación
puedo escuchar al mar mecerse frente a la costa nororiental
el Pacífico se desplaza por debajo del horizonte
durante el sismo de este latido,
sin embargo, prevalece la serenidad de la tarde y la puesta de sol,
es un evento devastador… al menos a la distancia de un deseo
la trayectoria de la tristeza y el ritmo de la lluvia:
hemos presenciado ese estremecimiento antes
pienso en esa maldición de «quedarse y luchar»
sobre los escombros de lo que fue esta ciudad
la gente busca sobrevivientes y encuentre sólo cadáveres
las sombras de los años transcurridos, tendidas en el suelo…
un ropero, una cama de soldado, y el calor.
nadie está a salvo, ɇs una idea que me provoca llanto
por eso me iré
aunque los trenes lleven a ningún lugar
en mi ciudad natal, todos quieren irse pero,
los que se fueron, añoran regresar
es difícil sobrellevar el desarraigo del agua, del suelo, del aire,
de los rayos solares y las fechas
desde luego, miedo-lo que no se han dicho
lo que menos importa es el gobierno
el caos posterior a la segunda guerra mundial
quizá ocurra otra explosión…
tú y yo, inesperados; Ħiroshima y Пagasaki, la suma de las estaciones. la nuestra es la réplica de ése sismo hace calor —soy tuyo, Ħiroshima— las nubes arden en llamas desde hace un mes atrás cuando empezó el verano, cuando en el trópico de capricorniÖ se estrenaba en la noche.
[1] «Extraño sabor metálico en el aire» pruebas atómicas en Utah y Nevada, EE.UU. Hallazgos relevantes para descubrir la estructura del ADN.
[2]La explosión de las minas carboneras 2 y 3 «Guadalupe» el 31 de marzo de 1969. Coahuila se convirtió en un pueblo de viudas y madres sin hijos.
[3] Hiroshima fue bombardeada el 6 de agosto y Nagasaki, el 9 de agosto de 1945.
🖥️ Web de la autora: http://anamartine.tumblr.com / www.facebook.com/MadameH0/ | @GabyRuizmx
ⓘ Los poemas aquí publicados pertenecen al poemario Inventario – Escritura de viaje, que puede leerse entero en: eluniverso.com (http://www.eluniverso.com/sites/default/files/archivos/
2016/09/%20segundo_premio.pdf)
🖼️ Ilustración poemas: Fotografía por SeppH / Pixabay [CCO].
Revista Almiar – n.º 89 | noviembre-diciembre de 2016 – MARGEN CERO™